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jueves, 22 de septiembre de 2022

Centro Cultural Manuel Beltroy en Barranco

 

El Centro Cultural Manuel Beltroy fue creado gracias a la Ley Barranco, por la Ley No 9866 del 17 de diciembre de 1943, la cual fue una contribución de los residentes y propietarios de terrenos y fincas localizados en el distrito de Barranco, con la finalidad de habilitar parques y campos deportivos para el balneario.

Con los aportes se adquirió el terreno sobre el que se encuentran actualmente el Museo de Arte Contemporáneo (donde se ubicaba la Laguna y el Centro Cultural Beltroy), el antiguo zoologico, el Barranco Tennis Club, el Colegio de Educación Inicial Pedro de Osma, el estadio Luis Gálvez Chipoco, la piscina municipal y el Parque de la Confraternidad Barranquina, dividido por el pasaje Arbocco.

 

En este lugar ya existía una laguna natural, proveniente de los cauces del río Surco, habiendose establecido un camal que eliminaba sus desechos en una de las acequias, de origen prehispánico, vinculada a las actividades agrícolas de la actual Quebrada de Armendáriz.

Es de anotar que en un amplia área del frente, entre la Av. Grau y las calles Medrano Silva y Quebrada de Armendáriz, estaban catalogados como área arqueológica, debido a que se encontraba la Huaca la Viñita.


Con lo recaudado, también se adquirieron los terrenos que hoy ocupan el Estadio Unión, el Colegio Mercedes Indacochea (que desde el año 1964 tiene su local en la avenida Panamericana Sur Nº 386)  y el actual el Parque 14 de enero de 1881.


En un sector del parque se estableció un zoológico (1947-1970), que se trasladó al distrito de San Miguel,  al Parque de Las Leyendas.


Entre el espacio del estadio y el zoologico, se decidió construir una casona, en un ambiente ecológico, rodeada de un espejo de agua, denominado la Laguna. Sin embargo, dicho predio fue alquilado a una empresa que decidió instalar un local comercial, el restaurante “El caballo Negro”, considerado el más moderno y lujoso de Lima. 

Pero por un problema ocurrido en febrero de 1959, se decidió cambiar el uso, como un espacio para exposiciones de artes, de pintores y dibujantes barranquinos, así como una gran muestra de libros.


El 11 de octubre de 1966, y por sugerencia del entonces regidor barranquino, periodista Gonzalo Bulnes se denominó Centro Cultural Manuel Beltroy Vera. 

En el lugar se realizaban diferentes actividades privadas, como fiestas de promoción, ceremonias de bodas y cumpleaños, presentación de títeres, además de las clásicas actividades culturales.


Lamentablemente, mediante R.D.N. No 269 de fecha 30.03.2001 se retira la condición de monumento.

Siendo Alcalde de Lima, Alberto Andrade impuso una Ordenanza que implantó los "Concursos de Proyectos Especiales", ganado por el IAC, obteniendo la concesión de todo el parque, casi 15,000 metros cuadrados, por sesenta años renovables, a cambio de S/. 1,000 al año, con la posibilidad de efectuar cualquier otra actividad comercial sin obligación de pagar ningún derecho adicional a la Municipalidad de Barranco.

  

El contrato fue firmado  por la Alcaldesa de Barranco Josefina Estrada de Capriata, y Frederick Cooper Llosa, Director de IAC y proyectista de la obra. Renovado por otro alcalde, y aumentando la merced conductiva a S/.2,000 anuales.

 

El Centro Cívico y todo el entorno de la Laguna, a pesar de ser considerado patrimonio inmueble del distrito, fueron demolidos el 3 de agosto de año 2002.



jueves, 15 de septiembre de 2022

SJC 1 Mis recuerdos escolares

En pocos meses se cumplirán 50 años los transcurridos desde que culminé mi etapa escolar. 

Los dos primeros años educativos los realicé en la escuela de unas damas de apellido Huesa, en un local ubicado en el pasaje Fidelli en el distrito de Barranco, la misma calle donde nací.

En el año 1963 ingresé al colegio San José de Cluny de Barranco a primero de primaria, integrando un salón con niñas que habían estudiado en transición en el mismo colegio.

Desde aquél primero de primaria hasta el quinto de secundaria, habré compartido el aula con al menos otras 80 niñas y/o adolescentes aunque en promedio nuestro salón casi siempre fue de 48.

Del tiempo en que estuve en primaria recuerdo muy poco, por ello escribiré sólo aquello resaltante.

 

1. Dos horarios distintos: Desde el año 1963 hasta 1968, en primero de primaria hasta primero de secundaria estudié en doble horario, por las mañanas ingresaba a las 8 am hasta medio día, y por la tarde la hora de ingreso era las 2 pm y la salida a las 5 pm. 

Desde el año 1969 nos asignaron un horario corrido que se iniciaba a las 8 a.m. y culminaba a las 2:45 pm.



2. Momentos contrariados: Uno de mis más desconsolados recuerdos se produjo durante la primera kermese. Yo llevé una caja con cuatro docenas de paquetes de galletas de vainilla, entregándosela a una empleada del colegio que recogía los envíos. 


Poco antes del medio día la profesora nos pidió que saliéramos del salón para participar en el evento. Yo opté por acercarme a uno de los quioscos a solicitar uno de los paquetes de galletas que había llevado, pero resultó que debía pagar por recibirlo. 


A mis 6 años ignoraba lo que era dinero, por eso mi reacción fue el llanto y alejarme del lugar. Mi madre llegó a los pocos minutos y me trató de explicar la razón del comportamiento de las personas que me solicitaron el dinero, pero en ése momento no lo comprendí.


3. Llanto de todas las alumnas: Otra situación difícil de entender ocurrió el mes de noviembre de 1963, una vez a la semana todas las estudiantes del colegio formábamos filas en el patio principal, no recuerdo si era para entonar el himno nacional o el himno del colegio, pero ese suceso ocurría durante la primera hora de la mañana de los días lunes. 

Aquel día de noviembre, en algún momento durante el horario de la tarde nos hicieron formar filas en el patio, para informarnos que un presidente extranjero había sido asesinado, siendo la respuesta inmediata del alumnado de secundaria un increíble “llanto”, como si hubiera fallecido algún familiar.



4. Revisión corporal: Otro momento confuso ocurrió mientras cursaba el segundo de primaria; la profesora decidió realizar una revisión total de nuestras prendas íntimas, incluso debíamos sacar las medias para que observara el estado de nuestros pies, entre otras partes del cuerpo, situación que felizmente nunca más se repitió.

 

5. Mi primer encuentro con la religión: En junio de 1964 muchas alumnas de segundo y tercero de primaria estábamos recibiendo una preparación para recibir la “primera comunión”, una de ellas era acudir a la capilla del colegio para “confesarnos”, ante un sacerdote. 

 

Mi encuentro con dicho señor fue bastante confuso, porque dudó de mis palabras, cuando le aseguré que no tenía pecados, él me listó una serie de actos que supuestamente son realizados de manera común entre las personas de mi edad, cuando le aseguré que nunca había actuado de esa manera, el confesor no me creyó, llamándome “mentirosa”, obligándome, como castigo, que repita varias veces el “Ave María”. En ese momento empezaron mis dudas con relación a esa religión.



6. La primera comunión: A los pocos días, el 28 de junio de 1964 fue memorable, yo no tenía idea qué significaba, pero como pocos días en mi vida en ése fui el centro de atracción para toda mi familia. Miles de fotografías evocan aquél momento, lamentablemente ninguna delante de nuestra hermosa capilla.

La misa fue realizada por el Padre Santos Pérez, quien además de desarrollar la ceremonia realizó un breve comentario del significado de ese evento.



7. Mi cámara fotográfica: Por mi octavo cumpleaños, el 30 de junio de 1964, mi padre me regaló una cámara fotográfica, con la cual empecé a generar mis primeros ingresos monetarios, captando a las alumnas en distintos espacios: delante de la gruta, jugando en los jardines, en el patio, en alguna actividad escolar o simplemente como recuerdo. 

   

Las tarifas variaban según la cantidad de tomas, pero me parece que era alrededor de un sol por vista, ingreso significativo porque fueron mis primeras ganancias.

Esos ingresos se convirtieron en mis ahorros, los cuales se fueron incrementando, porque con el tiempo yo ya había aprendido a imprimir las fotográficas gracias al estudio y equipo fotográfico de mi padre.


8. Discriminación en el colegio: Mientras cursaba el cuarto de primaria comencé a distinguir que existían algunas preferencias por determinadas alumnas, independiente de sus notas y comportamientos. 

  

Esa segregación provenía de las mères en los eventos relacionados con las fiestas religiosas y del colegio, días en que se realizaban homenajes a la Virgen María, ya sea mediante diversas representaciones, siendo las alumnas con rasgos nórdicos, de piel blanca/rosada, de cabello amarillo/rubio, y con los ojos azules/verdes, las elegidas para colocarse junto a la homenajeada. 


Esa preferencia también existía en otras actividades como las fiestas patrias, obras teatrales o cualquier otro evento.

Era curioso ver disfrazadas de ángeles sólo a las alumnas con esas características físicas, no teniendo muchas de ellas alguna actitud de tranquilidad y/o serenidad.
 
     


9. Terremoto en 1966: Las instalaciones del colegio eran bastante antiguas, el local fue construido en dos etapas, la primera hacia principios del siglo XX y la segunda alrededor de la década de 1930, aunque el nivel de mantenimiento siempre fue excelente. 

 

El día 17 de octubre de 1966 a las 4:41 pm hubo un terremoto en la ciudad de Lima, de 8.1º de la escala de Richter, el cual sólo duró 45 segundos, tiempo suficiente para dañar gran parte de la edificación escolar, en especial la colindante con la calle San Marcos, derrumbandose el laboratorio y el cuarto de mapas. 


Como sino para el alumnado, ese día fue declarado libre, debido a que el día 16 de Octubre había fallecido Mére Margarita, participando a las alumnas de secundaria como acompañantes del entierro. 

Debido al terremoto se suspendieron las clases durante una semana.


10. Un hermoso jardín oval: Mis recuerdos de los años de primaria también evocan un hermoso jardín oval ubicado en el segundo patio, con variadas plantas y flores durante todo el año, y un singular sendero para llegar al centro. Hermoso jardín que el tiempo se llevó.


Fotografías Derechos Reservados




domingo, 4 de septiembre de 2022

Calle Grau en Miraflores


La zona urbanizada de la ciudad de Miraflores empezó a ampliarse a inicios del siglo XX.


Hasta finales del siglo XIX la población se concentraba alrededor del parque central, pero a raíz de la habilitación de la futura avenida Arequipa, las empresas urbanizadoras lotizaron los terrenos las construcciones de residencias familiares.


La zona de la calle Grau fue durante muchos años un sendero muy tranquilo y solitario, porque fue la vía donde se empezaron a edificar elegantes residencias de más de 400 metros cuadrados, porque contemplaban amplios espacios para las áreas verdes.


Su nombre inicial fue "Batalla de Sangrar", en homenaje al combate de Sángrar o de Sangra acontecido en la hacienda de Sángrar, provincia de Canta, el 26 de junio de 1881, como parte de los eventos bélicos de la Guerra del Pacífico. 


El 26 de junio de 1881 tropas peruanas junto con residentes de la ciudad de Canta se enfrentaron al ejercito chileno. Por ello mediante Ley Nº 28712 del 18 de abril de 2006, se declara al 26 de junio el Día del Combate de Sángrar.


La calle Grau se inicia a la altura de la quinta cuadra de la Alameda Pardo, y es cruzada por la calle Berlín, la calle José Gálvez, seguida por las calles Francia, Madrid e Italia.

Todas estas transversales delimitadas casi en la misma distancia entre sí.


Sin embargo el tamaño de las cuadras a partir de la calle Italia hacia el sur en la calle Trípoli es casi la mitad de las anteriores, para continuar la intersección por el lado derecho con la calle Venecia y culminar en la novena cuadra del Malecón Balta.


Antiguas fotografías muestran la belleza de las residencias construidas a lo largo de esta calle.


Todas con espacio para las áreas verdes, hermosos jardines en la zona del retiro los cuales eran visibles debido a que no existían cercos perimétricos.


En algunos casos algunos pequeños muros de un metro de altura, confeccionados con ladrillo o tablones de madera separaban el predio de la vereda.


Uno de los últimos predios demolidos es el local donde actualmente funciona una clínica, justo en la última cuadra de esta calle, residencia que ocupaba casi el 30% de la manzana, con puertas tanto en la calle Grau como en el Malecón Balta.


Zonas donde se han respetado las bermas para las áreas verdes y árboles, lo que no sucede en las primeras cuadras.


La mayoría de predios construidos a partir de la década de 1930 eran de dos niveles, con detallados adornos en ventanas, puertas, balcones, cornisas inclusive en las paredes.


Como en casi toda la ciudad de Miraflores, en esta calle también predominaron las quintas y viviendas multifamiliares.


Algunos con senderos lisos y otros con múltiples adornos y plantas en la zona de ingreso.


Y en otras viviendas multifamiliares que han sabido adornar la zona de ingreso con algunas macetas.


En la primera cuadra aun permanece un antiguo predio construido en la década de 1940, de un solo nivel mantiene los detalles arquitectónicos originales en la fachada y los adornos en la zona del techo.

Como en todo el distrito de Miraflores, las quintas son frecuentes en todas las calles, algunas con amplios ingresos y otras con angostos pasadizos como la ubicada casi al final de la primera cuadra, 


sin embargo los vecinos han sabido respetar el espacio para las áreas verdes.


Un antiguo predio multifamiliar también es visible en la segunda cuadra, con diversos detalles en las puertas y ventanas, así como en las cornisas.


En la segunda cuadra en medio de dos antiguos predios existe otra pequeña quinta, con un muy angosto sendero para acceder a las casas.


Al lado derecho se encuentra otro grupo de viviendas, pero esta vez con un amplio espacio inclusive para el ingreso de los vehículos.


Así como el retiro correspondiente donde se observan algunas plantas.


La tercera cuadra era una belleza, las hermosas residencias, en especial una de más de 400 metros cuadrados, la cual tenía todos los detalles propios de las antiguas casas miraflorinas: puertas, ventanas, cercos tallados, columnas, arcos en las ventas y puertas, era hermosa.


Dos hermosas residencias ubicadas en la tercera cuadra son utilizadas como negocios, al parecer manteniendo la belleza arquitectónica original.


Así como otra hermosa casa de un solo nivel con plantas, arbustos, flores y árboles, así como un detallado cerco de ladrillos que siempre está muy bien cuidado.


Los detalles en las paredes, muros, puertas, ventas y senderos lo hacen que parezca una casa de cuento de hadas.


En la cuarta cuadra también son visibles algunas residencias, aunque de menor metraje pero que tienen detalles en las ventanas, cercos, puertas, muros y balcones que las hacen inolvidables.


Prácticamente la calle se engalana con el hermoso predio ubicado en esquina con la calle Madrid, al parecer construido hacia la década de 1930, mirándolo podrá retroceder en el tiempo.


En la quinta cuadra nuevamente se encuentran predios multifamiliares con una o dos residencias en la zona al borde de la vereda y varios predios en el interior.


Pero siempre con algunos detalles en las fachadas que procuren un mayor valor agregado a los predios, ya sea por los maceteros, los ladrillos rojos, las tejas, los adornos con piedras o lajas, así como los retoques de colores en distintos espacios de las fachadas.


Prácticamente culminado el paseo por la calle Grau se encuentran tres antiguos predios, que aparentan haber sido construidos también en la década de 1930, 


el más imponente se encuentra en la esquina con la calle Italia.


Las columnas de madera del segundo piso parecieran querer relatar la historia de esta zona de Miraflores.


Un singular edificio se encuentra hacia el lado del frente, con una arquitectura distinta a los que se construyen los últimos años, lo cual lo hace muy vistoso.


Para culminar con un sendero inclinado que llega al malecón Balta y a sus múltiples escaleras antes del Puente Villena.




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