


Además
del que usa mi madre, he notado distintos diseños, algunos un poco recargados o
muy elaborados, con muchas piedras y metal, otros colgantes de variados
colores, con mostacillas, dijes, cristales, piedras, semillas, cadenas de plata 925 y de alambre, aunque
todos dicen que el rostro se luce mejor con un par de sencillos aretes.
El
arete y la personalidad
Las que usan aretes pequeños,
pegados al lóbulo de la oreja, me parece que son personas muy conservadoras,
aquellas que desean pasar desapercibidas y que lo importante en ellas es mostrar su
rostro.

Aquellas que utilizan aretes
con algunas piedras, de diferente valor, pero de múltiples largos, quizá deseen
llamar la atención, por el movimiento mientras habla o camina, sin embargo,
esos aretes tienen un valor adicional, por la labor de orfebrería y las características necesarias para acomodarse a la fisonomía de la persona.

Pero aquellas damas que usan exagerados aretes de argolla, cuyo diámetro supera los 5 centímetros, me llevó
a pensar y obtener una conclusión.
Sin ánimo de ofender, he
descubierto que el tamaño del diámetro tiene mucho que ver con su
disponibilidad, mientras mayor el diámetro, más “disponible”.
