Plaza Berckemeyer en Barranco

Desde su fundación como distrito, la mayoría de autoridades del distrito de Barranco han priorizado las áreas verdes.

Quizá motivados por la cantidad de acequias y canales de agua dulce proveniente del río Surco, que formaba parte de la acequia Talana.

Y es que durante siglos, todas las zonas del balneario fueron irrigadas lo que motivó la importante cantidad de parques.

Inclusive en áreas pequeñas, donde por las dimensiones no es posible adecuar un parque, se sembraron árboles, plantas y flores como parte del paisaje.

Fue así que el 10 de septiembre del año 1990 se colocó una placa en homenaje a don Luis Berckemeyer Pazos en una pequeña zona ubicada a unos metros de la Alameda Saenz Peña.

La actual plaza Berckemeyer hasta finales del siglo XIX formaban parte del Pacayar de Cesáreo Agustín La Torre.

Toda la zona alrededor de la actual Alameda Sáenz Peña empezó a ser urbanizada por ese tiempo, construyendo elegantes residencias de uno y dos niveles tanto en la alameda como en los alrededores.

A principios de la década de 1920 se habían delimitado las manzanas hasta lo que actualmente es la calle Pedro Martinto, sin embargo, como hasta hace pocos años, toda la zona del acantilado se mantenía abandonada.

Sólo el área colindante con el Malecón de los Ingleses y el Malecón Pazos tenía prioridad urbanística, al existir pequeñas áreas verdes, relacionadas con las residencias edificadas por ese tiempo.

Sin embargo, a principios de la década de 1930 la afluencia de nuevos vecinos a la zona de la Alameda Saenz Peña motivó que se habilitara un pequeño sendero de escaleras tanto hacia el final de la Alameda, como a la altura de la la calle Pérez Roca, en especial por la edificación de una importante residencia donde viviría don Luis Berckemeyer Pazos.

La residencia era muy similar a las clásicas mansiones inglesas de principios del siglo XX, siendo posible admirar la decoración interna, así como la calidad del mobiliario.

En la década de 1940, la zona correspondiente a dicha plaza prácticamente cerraba la calle Pérez Roca, debido a que hasta ese año no se había habilitado el Malecón Harris ni el parque Diez Canseco.

Hacia la década de 1960, se acondicionó con ladrillos, piedras y diversos muros un sector entre las pistas para el futuro parque Diez Canseco, recortando la extensión de la zona del que sería en el corto plazo la plaza Berckemeyer.

También se eliminó la parte que obstaculizaba el paso vehicular desde la calle Pérez Roca hacia el malecón Sousa.

Ese sendero, de aproximadamente cien metros era conocido como el Malecón Sáenz Peña, aunque también se le llamaba Malecón Sousa.

A mediados del siglo XX la presencia de la mansión del señor Berckemeyer adornaba esa zona del malecón barranquino.

La actual plaza comenzó a tener hermosas y singulares flores en cada una de las terrazas, acondicionado de forma similar a los antiguos andenes peruanos, además de las distintas especies de árboles, seres vivos que al parecer eran cuidados por los dueños de la elegante mansión.

La belleza natural de la zona era complementada con la hermosa enredadera que cubría totalmente la pared frontal y las laterales de la mansión, siendo usual ver caminar a su propietario justo por el pequeño sector que luego llevaría su nombre.

Es curioso pero por esos años y más o menos hasta finales de la década de 1990 el acantilado frente a este singular espacio (llamado Plaza en muchos documentos), se mantenía siempre con áreas verdes.

La plaza Berckemeyer se encuentra ubicado entre la Glorieta de la Alameda Saenz Peña, el malecón Sousa, y culmina en la intersección del Malecón Harris con la calle Pérez Roca.

Hasta hace unos años existía un grupo de escaleras justo en la intersección con la calle Pérez Roca, vía que conducía a los jardines.

Quizá por esa razón fue eliminada, quedando la zona con un muro de piedras, revestido con cemento.

Ese singular paso de escaleras formaba parte del conjunto de escaleras ubicados sobre el malecón Sousa.

El cual es utilizado como medio para transitar de un lado a otro del malecón.

Antiguas fotografía de la Plaza Berckemeyer.

Navidad en Miraflores 2020

Debido a las circunstancias, el año 2020 la mayoría de festividades relacionadas con su culminación se celebraron de manera diferente.

Mis recuerdos sobre estas fechas me remontan a la década de 1960, las cuales fueron similares hasta mediados de la década de 1970, evocando que cada familia permanecía en su hogar la noche de navidad.

Las fiestas de año nuevo eran distintas para cada grupo poblacional, si tenías menos de 16 años, pocas veces podías pasarla en algún club, regularmente las reuniones se efectuaban en casas particulares, generalmente entre los amigos del barrio.

En el caso particular de la Navidad, recuerdo que cuando éramos niños, nuestros padres nos recomendaban acostarnos a la hora de siempre, para que quien nos “traiga los regalos” pueda dejarlos con tranquilidad, porque aparentemente no acostumbraba hacerlo cuando los niños estaban despiertos.

Esa historia permaneció durante muchos años entre nosotros, considerando tiempos felices porque estábamos juntos.

El tiempo y las nuevas costumbres invadieron a las familias, y por alguna razón esa fecha familiar debía ser compartida con los otros parientes, inclusive parientes políticos, lo cual nunca me agradó, ni acepté.

Yo continúe pasando en mi hogar aquella noche que evoca el nacimiento de un niño.

También eran momentos de compartir con nuestro papá, desde colocar el nacimiento, los adornos correspondientes, hasta armar el pequeño o gran árbol, insertando los adornos y adecuar las luces intermitentes, que a veces causaban un corto circuito.

No recuerdo a mi mamá interviniendo en alguno de esos detalles, pero igual al final del día se sentaba a admirar nuestra gestión.

Por esos años, las casas de los familiares y vecinos del distrito de Barranco también se adornaban de una manera discreta, en los alrededores siempre eran visibles algunos adornos relacionados con esas fiestas, lo que se acentuaba en los comercios, que lucían muy iluminados.

Quizá no era necesario algo adicional en las fachadas y ventanas para que las casas lucieran adornadas e iluminadas, todas las casas del distrito de Barranco eran hermosas como estaban. 

Hasta que llegué al distrito de Miraflores, y descubrí que el estilo era similar, al menos para la mayoría de casas de familia que existían hasta finales de la década de 1980, en que el floreado balneario empezó a despoblarse.

Fueron tiempos en que la energía eléctrica se suspendía en cualquier momento, quizá por ello pocas casas tenían las ventanas iluminadas y adornos en las puertas; a diferencia de una singular calle del distrito de Surco, cuya cantidad de focos encendidos superaba a los de cualquier distrito.

Las luces regresaron a Miraflores a principios del siglo XXI, las avenidas principales, empezaron a ser adornadas con focos de colores superpuestas en diversos motivos relacionados con la fecha.

Observándose a su vez miles de ventanas iluminadas en la mayoría de los nuevos departamentos miraflorinos.

Los arreglos de luces y un impresionante árbol se instalaban en los alrededores del Ovalo Central, y unos adornos de menor proporción en el ovalo de la avenida del Ejército y en el parque Tradiciones, entre otros espacios públicos.

Sin embargo este diciembre del 2020 ha sido singular y único.

La Municipalidad de Miraflores decidió presentar algo diferente, con la finalidad de “transmitir un mensaje de esperanza a la comunidad miraflorina”, organizando la actividad “Navidad en el Mundo Miraflores”.

En distintos espacios miraflorinos se instalaron arreglos de luces y figuras representativas de varios países, como Brasil, El Salvador, Costa Rica, Canadá, Bélgica, México, Corea, Países Bajos, República Checa, Reino Unido, China, Israel, Hungría y Japón.

Los cuales se encuentran instalados en diferentes sectores miraflorinos, en los óvalos de las cuadras 10 y 15 de la Alameda Pardo, en el malecón de la Marina, reuniendo la mayor cantidad de adornos en el parque Miguel Grau.

Todas son especiales, aunque los que más me agradan son la hermosa puerta instalada por los ciudadanos Coreanos.

Así como la representación de los Molinos en honor a los Países Bajos.

Y para aprender que en estas fechas existen otras celebraciones importantes para los ciudadanos del planeta Tierra, las muestras presentadas por Israel y China nos enseñan que la diversidad en las creencias fortalecen nuestra vida.

En mis caminatas por la ciudad he captado fotografías de casi todos esos adornos, espero completarlos en los próximos días, ¡ojalá que los mantenga!, mientras comparto los bellos mensajes de amistad.

Calle Recavarren en Miraflores

La calle Recavarren es uno de los más antiguos senderos en el distrito de Miraflores, en especial porque todas las cuadras tienen árboles, algunos de más de 60 años y otros plantados hacia principios del siglo XXI.

Muchos de sus predios han sido considerados como parte del Patrimonio Monumental de la ciudad.

Este sendero fue hasta principios del siglo XX el límite de la zona urbanizada del balneario.

Desde finales del siglo XIX, la calle Recavarren, anteriormente nominada República,  se iniciaba en la segunda entrada del Callejón de Surquillo, actualmente Alameda Pardo.

Justo en la esquina quedaba un área deportiva, debido a que metros hacia oeste se encontraba el local de la Municipalidad de Miraflores, en la esquina de la calle Municipalidad (actualmente José Gálvez).

Siendo la otra calle transversal “La Salud”, actualmente Revett, para culminar en la calle Víctor Fajardo. 

Por esos años, prácticamente todas la zona del acantilado miraflorino estaba sin construir.

Esta calle modifica en algunos grados su sendero a la altura de la tercera cuadra (calle Berlín) para mantener esa variación hasta llegar al Malecón Balta.

Hasta el año 1907 sólo se había establecido la primera cuadra de la calle Libertad, manteniendo todo el resto de la zona sin parámetros, a excepción de las manzanas de las cuadras 4,5 y 6 las cuales fueron totalmente lotizadas. 

La calle Bellavista es cruzada en la segunda cuadra por la calle Berlín, seguida por la calle José Gálvez.

A continuación la cruza la calle Revet por el lado izquierdo y unos metros hacia el oeste la calle Francia.

Entre la cuarta y quinta cuadra se encuentra la calle Francia por el lado derecho, seguido de la calle Madrid, también en el lado derecho.

Se une por el lado izquierdo con las calles Bellavista y Víctor Fajardo en la cuadra 6, para continuar con la calle Italia sólo por el lado derecho.

Culminando con la calle Trípoli por el lado derecho y con la Plazuela Balta y el Malecón Balta hacia el izquierdo.

La variedad en los diseños de los predios demuestra la procedencia de muchos de sus residentes, en especial por lo pintoresca en la construcción de las primeras quintas miraflorinas, siempre dejando un espacio para las áreas verdes.

En la primera cuadra aún permanecen un par de predios con acabados de madera e inclusive con techos en el estilo a dos aguas.

Un antiguo predio de un nivel, con antiguas ventanas de madera y techos inclinados permanece hacia el final de la primera cuadra, residencia que estuvo en subasta y que probablemente ya no exista cuando este artículo sea publicado.

En la segunda cuadra existen varias casas con estilos variados, de uno y dos niveles, siempre predominando las estructuras de madera y los techos decorados.

En cada una de las esquinas con la calle José Gálvez existen antiguos predios muy bien conservados convertidos en negocios.

Donde destacan sus ventanas de madera, los decorados balcones y cornisas, habiendo dejado el espacio para las áreas verdes.

Esos inmuebles son visibles perfectamente desde la vía pública.

Sobre la tercera cuadra de la calle Recavarren existe otro grupo de predios algunos construidos al borde de la vereda y los otros dejando un espacio para el retiro donde aún existen plantas, árboles y flores.

La continuación de la cuadra tiene varios edificios de departamentos multifamiliares, edificados hacia las décadas de 1960 y 1970, con espacios para el estacionamiento vehicular, áreas no previstas en la mayoría de predios construidos antes de esos años.

En la esquina de la calle Recavarren con Revet existe un predio que por sus características debe haber sido construido a finales del siglo XIX.

A la altura de la calle Francia existe una pared que casi siempre está pintada de color blanco, donde eventualmente se observan los delicados dibujos realizados por algún artista.

En una oportunidad se observaba a una persona colgada de una tela sujetada, supuestamente de los extremos de dos árboles, y en la otra a un grupo de ciclistas.

Sobre la misma cuarta cuadra existen otros predios que por sus características es posible que hayan sido edificados a finales del siglo XIX o a principios del XX.

Aunque con el transcurrir del tiempo hayan sido modificadas, agregando algún otro nivel o cambiando los diseños de las ventanas, balcones, puertas y cornisas.

Es agradable observar que algunos arquitectos han sabido mantener la armonía en las nuevas edificaciones sobre esta calle.

Lo preocupante es que no todos los predios forman parte del listado patrimonial, y es lamentable que casas como el de la fotografía, el cual se encuentra continuamente a la venta, vaya a ser demolida en algún momento.

Un predio que mantiene el mismo nivel de belleza es el que se encuentra muy cerca a la intersección con la calle Fajardo, y a pocos metros de la calle Bellavista.

Aunque con el tiempo ha variado la fisonomía externa, al parecer para habilitar un área para estacionar.

Una singular casa se encuentra sobre la cuadra quinta, con hermosos árboles de pinos, y bellos adornos de madera como parte de las barandas del primer y segundo nivel.

La fisonomía del predio ubicado sobre la sexta cuadra guarda armonía con el resto de las calle Recavarren, 

pero no en la zona que da a la calle Fajardo, porque pareciera que inclusive parte del segundo piso se encuentra sobre dicha vereda.

Todas las otras viviendas de esta calle fueron construidas a mediados del siglo XX.

Habilitando algunos sectores para pequeñas quintas, pero siempre dejando espacio para los jardines interiores.

Y si bien algunos no tienen mucha belleza arquitectónica, el estado de conservación los hace valiosos para la comunidad.

Culmina el paseo con una imponente residencia ubicada en la esquina de la calle Trípoli, la cual ha sido modificada en algunos aspectos pero mantiene el detalle de los jardines externos que adornan el paisaje.

La calle Recavarren se encuentra con la Plazuela Balta ubicada descendiendo algunas gradas hacia el malecón Balta.