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lunes, 22 de julio de 2019

Calle Enrique Barrón en Barranco



La calle Enrique Barrón, es una de las vías más importantes del distrito de Barranco, se encuentra a unos metros, en forma paralela del más antiguo sendero barranquino, el conocido como el Camino a Armatambo.

El Camino a Armatambo tiene al menos 700 años, empleado por los nativos de la zona, unía los actuales poblados de Miraflores con Chorrillos, muy cerca al canal de agua Comuco.



Ubicada entre la Huaca La Viñita y la intersección de la avenida Piérola con República de Panamá (Armatambo), la calle Enrique Barrón lleva el nombre en homenaje a don Enrique Barrón Jayo, ciudadano peruano que participó en la Batalla de Miraflores, miembro del batallón afincado en el Reducto Nº 1, falleció el el 15 de enero de 1881.



Hacia finales del siglo XVIII, alrededor de esa vía se habían establecido el Pacayar de Monteblanco, sin invadir la Huaca La Viñita.



Desde mediados del siglo XIX, el ferrocarril Lima-Chorrillos empezó a transitar a varios metros de distancia, pero a esa fecha aún no existe información sobre viviendas construidas en la zona.
Tampoco he podido encontrar sobre si en la zona existían alguno de los Molinos característicos del balneario.



Tanto esta calle como la calle ubicada entre la ruta del Ferrocarril (Rosendo Vidaurre), se juntaban a la altura de la Huaca La Viñita y tenían conexión directa con el Paseo de La República de la zona de Miraflores, truncada a raíz de la construcción del Circuito de Playas.



Fue recién a principios del siglo XX, en que la segunda cuadra de esta calle empezó a tener importancia inmobiliaria, construyéndose hermosas residencias con áreas verdes externas e internas. 



Quizá motivada por la cercanía con el nuevo parque deportivo y la habilitación de la Laguna sobre la avenida Grau, el sendero empezó a ser interesante para la construcción de predios para viviendas.

Hacia la década de 1930 ya se habían construidos casas familiares en las calles Tumbes y Fidelli.

En la década de 1940, existían varios predios tanto en la segunda, como en la tercera, sexta y séptima cuadras, como parte de la Urbanización Fundo Tejada o Tejadita. La cual estuvo totalmente ocupada hacia la década de 1960, asignándole el nombre de Urbanización San Ignacio al sector ubicado entre la avenida Piérola y El Sol.



En al año 1943 se instalaron tuberías de agua y desagüe, realizando las infraestructuras para colocar el alumbrado público.



Al final de la década de 1960, con los jóvenes del barrio se formó el Club Deportivo "Enrique Barrón", el cual cumplirá 60 años de actividades.



Lamentablemente ninguno de sus predios se encuentra dentro de la zona monumental del distrito, a pesar de su belleza arquitectónica.
Hasta el año 1992 los predios consignados con los números 241 y 263 eran considerados monumentos inmuebles del distrito.



Esta vía es cruzada en la primera cuadra por la calle Salazar, en la segunda por la avenida El Sol, en la tercera cuadra la calle Enrique de Horne se encuentra de manera perpendicular hacia la calle Rosendo Vidaurre.



Hacia la cuarta cuadra, al lado izquierdo existe un pasaje, algo obstaculizado que conduce a la calle Tumay, en la quinta cuadra también de manera perpendicular y hacia el lado derecho, con la única cuadra de la calle Enrique Del Campo.

Para continuar con las calles Carlos Arrieta, Buenaventura Aguirre, Juan Fanning y Medrano Silva, culminando en un pasaje trunco que limita con la vía Expresa del Paseo de la República, muy cerca a la Plaza de las Flores.



También era una calle donde existían muchos árboles de moras, debido al riego gracias a las acequias al borde de las veredas, comentarios de los vecinos de la zona indican que solían acopiarlas y preparar dulces, pero también era costumbre cogerlas y comerlas sin necesidad de lavarlas.



De los predios de principios del siglo XX, sólo queda el ubicado en la segunda cuadra, varias veces con amenaza de ser demolido, es un típico rancho de un nivel que debería formar parte del patrimonio monumental barranquino.


Existían residencias memorables, como la ubicada en esquina con la avenida El Sol, la cual tenía su nombre grabado en la pared “Villa Mercedes”.

Otra hermosa residencia, pero con un frente reducido es el ubicado a unos metros de la avenida El Sol, otro hermoso predio de un nivel, con un detallado adorno en las cornisas, así como una bella baranda en la azotea, por su estructura pareciera que en la parte interior alberga otras viviendas.



En la cuarta cuadra existen varios antiguos predios de un solo piso, con pintorescos retiros llenos de plantas y árboles, algunos con cercos de madera otros tienen cercos de alambres y/o vivos.



Al frente, en la numeración 420 existen varios predios que por sus estructuras parecieran haber sido edificados hacia la década de 1960.



En la quinta cuadra hay varias residencias de dos niveles, con áreas para estacionamiento vehicular y zonas con áreas verdes externas.



En esa misma cuadra existen algunos predios algo escondidos difíciles de detallar por tener altos muros que lo impiden.



En la sexta cuadra existen algunos edificios de tres niveles, propios de la década de 1960, así como pintorescas casas con detalles en los muros y paredes que las hacen inolvidables.



El predio ubicado en la esquina con la calle Juan Fanning es muy singular, pues ha combinado la edificación original, con algunos detalles del siglo XXI, me refiero a las rejas y cercos de protección, pero felizmente manteniendo una pequeña área verde en la zona de ingreso.


 Hacia la última cuadra de esta calle funciona un local comercial, el cual ha diseñado su inmueble con las características propias del negocio.


La calle Enrique Barrón es una vía por donde sólo caminan sus residentes, sus familiares y amigos, eventualmente se observa algún turista, siendo  una calle con tantos recuerdos para los ciudadanos barranquinos, debería tener una mayor importancia tanto para sus vecinos como para la comuna.


lunes, 15 de julio de 2019

Sismo en las playas




Desde hace años escuchamos a diversas autoridades sobre las reacciones que debemos tener ante un sismo. Entre las recomendaciones que se sugieren está la de no utilizar las escaleras cuando las personas se encuentran en niveles superiores al cuarto piso.


Probablemente porque las escaleras de emergencia han sido diseñadas con un ancho que permite el tránsito de sólo dos personas, teniendo unos pasamanos al lado de la baranda, y normalmente se encuentra una pared lisa al otro lado.



Pero en los instantes del sismo, la actitud de la mayoría de personas es la desesperación por lo tanto sus actos también serán desesperados, agravando el peligro de caerse por las escaleras.



Lo cuestionable en la mayoría de edificios ya sea de viviendas familiares como de negocios, es que justo en los pasillos de las escaleras los residentes acostumbran colocar muchos artículos, se observan tapetes, cuadros, macetas, bolsas de basura, bicicletas, porta cartas, etc.



Además de algunos materiales de construcción en tránsito para el departamento o para desechar, los escalones regularmente son encerados.



O algunas escaleras son prefabricadas sin alguna medida de seguridad, como la de la fotografía que tiene una ventana a un lado y un espacio sin protección al otro lado.



Interrumpiendo inclusive la ventana de escape con el equipo para la ventilación.


Zonas de Emergencia en las Playas de Barranco y Miraflores.

En el caso particular de las escaleras de escape designadas como zona de salida desde las playas barranquinas y miraflorinas es más preocupante. En los tres kilómetros de playas de Barranco y en los cinco kilómetros de Miraflores sólo existen tren senderos de escape seguros y cuatro puentes peatonales, no muy seguros.



Las quebradas son la del Ejército, Armendáriz y Agua Dulce en Chorrillos, por la cercanía para las personas que se encuentren en las playas Los Yuyos y Las Sombrillas.

Subir por las tres quebradas podría ser más fácil, por ser el terreno plano, y luego de unos minutos sería mucho más sencillo ascender las lomas, siempre y cuando los conductores de los vehículos que transitan por la pista de esa vía rápida decidan detenerse.


Porque no se sabe si los tres puentes miraflorinos están construidos para resistir un sismo, por lo tanto de poco serviría que los ciudadanos se dirijan hacia sus escaleras cuando el puente puede caerse o desplomarse.


En las quebradas hacia los parques Reiche y Rabin, debería existir alguna opción de acceso desde la pista, para ingresar a la ladera cerca de las escaleras, actualmente existen cercos de metal que impiden el paso, colocados como medidas de seguridad, pero inútiles porque obstaculizan en paso peatonal si se desea subir cuando alguno de esos puentes se hayan “desplomado”.

Actualmente existe un sendero desde la playa que conduce a la Quebrada Balta, sin necesidad de subir escaleras, prioritarias considerando que en esta zona son dos puentes los que deben cruzarse.



Igual sería necesario habilitar de alguna manera las escaleras que aun existen a la altura del parque Salazar, las cuales debieron estar listas hace más de 10 años.



Por qué no es recomendable utilizar las escaleras en momentos de un sismo

Las autoridades insisten en que no se deben caminar por las escaleras en momentos del sismo, pero pocas personas escuchan aquella advertencia, pero si el sismo ocurre mientras estamos en las playas, tendríamos que ascender, aunque en los nuevos edificios de departamento, los residentes deberán descender hasta el primer sótano, para tener que subir un piso y llegar a la puerta principal.


Al parecer es una moda colocar al vigilante en el primer sótano, sin el peligro que pudieran estar viviendo los residentes, no sólo ante un sismo, sino también ante un incendio que bloquee los accesos desde los sótanos.

¡Es increíble como residen entre cercos y laberintos!


En momentos de un sismo en las playas, no es recomendable usar las escaleras para ascender porque:
  • La gravedad en las subidas requiere más tiempo, que cuando existen senderos de terrenos lisos,
  • Las estructuras fabricadas tienen un movimiento impredecible que impide caminar.
  • Ignoramos si las estructuras están preparadas para resistir un sismo mayor a grado 8.
  • La desesperación aumenta cuando se esta acompañados por niños o ancianos, o personas con dificultades para caminar, que no pueden subir las escaleras o que lo hacen de manera más lenta.
  • Siendo zona de tablistas, estos desearan ascender con sus objetos, en especial su tabla, lo cual reducirá el espacio para los ciudadanos, así como causará mayor obstaculización, y posibles golpes.
  • Los pasamanos de dichas escaleras, inclusive las de los puentes, no son las adecuadas, tienen demasiado diámetro, imposible para la mano de una persona de talla menor a la de 1.7mts, entre las que incluyo a los niños.
  • El puente de madera del distrito de Barranco podría resistir, ya ha soportado a varios terremotos, pero no los inmuebles de la Bajada de los Baños, algunos de los antiguos predios colapsaron y se deslizaron hacia la vereda durante el terremoto de 1940.
  • Es prioritario revisar constantemente las mallas de protección de la costa Verde, porque muchas se encuentran rotas por efectos del tiempo.

Por ello, no tiene coherencia que el personal de Defensa Civil afirme que sólo necesitamos de 5 minutos para llegar a las zonas seguras desde las playas miraflorinas, hubiera sido óptimo que quien lo dijo se hubiera filmado, incluyendo el trayecto para comprobar que realmente son cinco minutos.

Las personas jóvenes y entrenadas utilizan al menos un minuto en ascender una escalera de 15 pasos, que representa a un piso, los puentes peatonales miraflorinos tienen alturas de cinco metros, lo que equivale a casi dos pisos, subir esas gradas le llevará al menos cinco minutos (considerando el movimiento sísmico que continua porque el puente seguirá temblando).

El puente peatonal barranquino permite pasos de hasta 4.5 mts, pero el problema continuará unos metros más arriba.

Por ello creo que no ese están tomando las medidas de seguridad necesarias para salvarse cuando ocurre un sismo y tsunami, y menos ahora que prácticamente se han anulado la vereda de la quebrada de Armendáriz, en el sector de Barranco, sendero por donde transitaban al menos 500 personas diariamente para laborar en los negocios que funcionan en las playas barranquinas.



Rutas del río en el distrito de Barranco
Rutas del río en el distrito de Miraflores
La fragilidad de las laderas Barranquinas y Miraflorinas
Las Playas de Lima
Manantiales en Miraflores
Manantiales en Barranco

jueves, 4 de julio de 2019

Pasajes Sucre y San Martín en Miraflores



En el distrito de Miraflores, existen un par de pasajes muy cercanos uno del otro.


Es difícil comprender la necesidad del momento para habilitarlos, pero seguramente la razón fue la prioridad de construir casas con vista directa a la vereda, en vez de habilitar alguna quinta, frecuentes por aquellos años.


Las vías donde se encuentran ubicados estos pasajes es entre las calles Bolívar y San Martín.


Y de manera paralela con la avenida Reducto y la calle Grimaldo del Solar.


aunque el diseño del pasaje San Martín es totalmente atípico.


Hacia principios del siglo XX, el pasaje Sucre no existía.


Limitando en sus extremos con las calles San Martín y Bolívar,


Una característica singular en este pasaje es que en las esquinas se aprecian dos antiguas residencias de dos niveles.


Es de recordar que hacia la década de 1920, toda la cuadra ubicada sobre la avenida Reducto estaba edificada con predios familiares de uno o dos niveles, siempre con áreas verdes en la parte exterior e interior.


Con los años, se habilitó un pasaje en forma de "L" sobre la avenida Reducto con salida a la calle San Martín, llamado pasaje San Martín, ubicándose a unos metros del actual pasaje Sucre.


Aparentemente toda la zona del actual pasaje Sucre fueron áreas áridas, porque casi no existen áreas verdes.


Los planos miraflorinos de la década de 1930 identifican ambos pasajes dentro de los linderos del Barrio Leuro.


En el pasaje San Martín sólo quedan algunas residencias con belleza arquitectónica, la mayoría ha sido demolida o se mantienen las edificadas a mediados del siglo XX.


Un par de casas, ubicadas justo a la altura al centro, mantienen la belleza de sus orígenes.


Así como los exquisitos detalles del predio que tiene la puerta adornada, adornados maceteros incrustados en las paredes, el cual está ubicado a unos metros de la calle San Martín, 


Para culminar el paseo un admirar un antiguo balcón justo en la esquina, predio que lamentablemente siempre se encuentra a la venta y que no forma parte del patrimonio miraflorino.


La belleza de muchas de las casas del Pasaje Sucre radica en que se conservan casi iguales a cuando fueron construidas.


En la numerada con el 110, se observan sus anchas columnas, sus cercos, puertas y ventanas de madera, y los adornos de fierro torneado .


Otra pintoresca casa ubicada casi al frente de la anterior, mantiene el detalle de los ladrillos rojos con sus separaciones de color blanco, rodeada de plantas y flores, pero con las puertas de fierro.


Otra de las casas tiene un bello adorno de flores sobre el cerco de madera, así como la baranda, también con adornos de madera sobre el techo.


La vista desde la calle Bolívar hacia la calle San Martín, demuestra que a pesar de ser una vía de doble sentido vehicular, es bastante tranquila.


Otra antigua residencia, pero lamentablemente algo descuidada se encuentra entre los predios de este pasaje, manteniendo sus características originales, la cual pareciera estar abandonada.


En el número 144 se mantiene la fachada de una hermosa casa, con columnas en el ingreso, retocados adornos en las puertas y ventanas, así como losetas incrustadas en los extremos de las columnas y en diversas partes de la fachada.


La casa tiene un cerco que impide observar adecuadamente, pero antiguas fotografías obtenidas de la web. permiten mirar la belleza de este predio.

 

Al parecer las fotografías corresponden cuando la casa estaba completa, pues al observarla por cualquiera de sus lados, se notará que la parte interior ha sido totalmente demolida.


Los predios ubicados a continuación, parecieran haber sido edificados hacia mediados del siglo XX. 


Aunque me parece algo curioso en ellos, es que pocos tienen rejas o muros de seguridad, la mayoría mantiene su estructura original, aunque no sus áreas verdes.


Hacia el final del pasaje, aun se observa un predio que parece haber sido edificado hacia 1940, por las características de su construcción, puertas y ventanas, y sobre todo por encontrarse al filo de la vereda, sin haber dejado el correspondiente retiro municipal.


Otro predio, ubicado justo al lado del anterior, aparente haber sido edificado hacia la década de 1960, al igual que el anterior, al borde de la vereda.


Una hermosa residencia se encuentra en la otra vereda, predio de dos niveles, al que se le a construido un tercero, pero que felizmente mantiene sus detalles originales en las puertas, balcones y ventanas, así como un curioso tragaluz en la pared principal.


Los invito a caminar por ambos Pasajes.

  



  

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