La calle Sucre fue durante varias décadas el principal sendero barranquino para acceder a las Playas de Barranco.
Sendero que se inició en algún poblado del distrito de Surco, para continuar por las actuales calles Roosevelt, Salaverry, De la Unión, cruzar la avenida Grau, para llegar a la calle Domeyer y/o a la calle Sucre, con la finalidad de acceder a un amplio terreno que permitía llegar a las playas.
Antes de llegar al sendero conocido como Sucre, existía un pequeño mercado, en la intersección de lo que actualmente es la avenida prolongación San Martín.
La pendiente de la bajada Sucre, era perfecta para los ciudadanos que deseaban obtener los recursos marinos, de las playas de Barranco, especialmente por el menor grado de inclinación.
Eran tiempos en que toda la región era habitada exclusivamente por pobladores nativos, que basaban su alimentación en sus tierras de cultivo y los productos del mar.
Lamentablemente, a pocos años de la invasión, también empezó la invasión de ideologías, lo cual perturbó la vida de los antiguos barranquinos.
Sin embargo, el lugar ya estaba habitado por pescadores y artesanos, que construyeron de manera muy precaria sus viviendas, muchas de las cuales se mantienen en condiciones algo precarias, esa zona es conocida actualmente como la Bajada de los Baños.
Obstaculizando el sendero de la calle Sucre, debido al mito (inventado posiblemente por los mismos sacerdotes), sobre la aparición de una imagen en dichos terrenos.
Esa invasión de territorios, truncó el sendero hacia la playa desde la calle Sucre, desviándose hacia el sendero fabricado al final de la Bajada de los Baños, con ese objetivo hacia la década de 1870, se edificó una pequeña capilla, se colocó una cruz, solicitando una limosna a los nativos peruanos, supuestamente como agradecimiento, de lo que obtendrían del acantilado: el agua dulce y los peces.
Sendero que fue invadido, porque desde hace algunos años ya no es posible acceder al mar. Habiendo sido cercado el pasaje que conduce a la calle Domeyer y a la Estación del Funicular de Barranco.
La numeración de las casas aún se inicia en el acantilado, pero se trunca al lado izquierdo porque conecta con el parque De la Cruz.
Debido a que el sendero al mar ya no existe, se habilitó un pasaje de una cuadra, que conecta con la calle Abregú.
En el cual se edificaron dos residencias, además de mantener un sendero central por el cual transitan vehículos a motor. Aunque se han colocado maceteros para impedir que transiten dentro del pasaje.
La siguiente cuadra, empieza justo en un extremo del pasaje Funicular, que conecta la calle Sucre con la calle Domeyer, a la altura de la estación del Funicular de Barranco.
Las casas siguientes, ubicadas al lado derecho de la primera cuadra de la calle Sucre, han sido modificadas, cambiando la fisonomía del paisaje.
En otros casos, se levantaron muros que impiden observar la arquitectura de las residencias.
En la vivienda ubicada en esquina con la calle Batallón Junín, pareciera que hubieran modificado su estructura.
A diferencia de la ubicada justo en la vereda del frente, la cual mantiene casi todos los detalles originales.
Que corresponde a las residencias cuya numeración se inicia como la tercera cuadra, con frente al parque Villarreal.
Siendo la ubicada en la numeración 317, una de las más hermosas de este sendero.
Continuando con residencias que están siendo utilizadas para fines comerciales.
Cambiando la numeración de la calle, sin que exista alguna vía que lo corte, porque la residencia de color naranja ostenta la numeración 405, la cual mantiene la arquitectura original, distinta a colindante, la cual inclusive ha invadido parte de la vereda en el segundo nivel, lo que demuestra la limitada conciencia cívica de esos propietarios al "malograr" el patrimonio monumental.
Las residencias ubicadas a pocos metros de la prolongación San Martín, cerca al puente de cemento, aun mantienen la calidad arquitectónica, que convierte a la calle Sucre, en un hermoso lugar para pasear y conocer la historia del distrito de Barranco.
Esta antigua fotografía de la intersección de las calles Sucre y Abregú demuestra la pequeña pendiente que existía para acceder al mar, y sobre todo que la zona era de libre acceso para los ciudadanos.
La escultura estaba ubicada justo en el extremo del acantilado de la calle Sucre, zona de peregrinación de los devotos de esa fe. Ignoro el destino de aquella obra.
Una vista de la pendiente de la bajada Sucre, antigua ruta del mar.
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