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sábado, 30 de marzo de 2024

Op Art Verde 51


Op Art Verde 51

Inicié mi obra de Arte Óptico Verde 51 sobre un hexágono, combinando indistinta y armónicamente figuras de tres y cuatro lados en proporciones equidistantes, los cuales van aumentando en tamaño y proporción, manteniendo las figuras triangulares y rectangulares.

La iluminación es con tonos azules y verdes que permite apreciar cierto movimiento de las figuras geométricas, predominando las rectas oblicuas desde el hexágono hacia los bordes.

Me encanta pintar con esos colores.

Iluminado con pinceles # 0 y # 2, al acrílico sobre nordex.


viernes, 22 de marzo de 2024

Obelisco Alameda Sáenz Peña XXI


La Alameda Sáenz Peña, se empezó a habitar hacia principios del siglo XX, según los planos, era ruta de un canal de regadío, y sus áreas siempre lucían plenas de vegetación.


Se encuentra ubicada entre la avenida Grau, y las calles Pérez Roca por el lado norte y Martínez de Pinillos / Carlos Zegarra por el sur, y con la Glorieta del malecón Sousa por el Oeste.

La cual se encuentra a pocos metros de la pista de la avenida Grau.


La razón por la que dicho obelisco se encuentre en el distrito de Barranco tiene una historia. 

Una vez culminado los eventos de la Guerra del Pacífico, el coronel argentino Lorenzo Pérez Roca realizó una donación a nuestra patria para rendir homenaje al Libertador Don José de San Martín.


El obsequio fue efectuado en el año 1905, siendo colocado en la esquina del Paseo 9 de Diciembre y la avenida Grau, en el límite de la avenida Paseo de la Republica, siendo inaugurado en el año 1906.

El obelisco incluía la escultura de San Martin apoyado con la bandera argentina, llevando en la cima otra escultura, la de un ser alado.


La Alameda fue diseñada  con el mismo estilo que el Paseo Colón, del cercado de Lima.

El nombre de la alameda fue asignado por  el general argentino Roque Sáenz Peña, quien participó en la Guerra del Pacífico (1879).


Don Roque Sáenz Peña participó en la batalla de Tarapacá así como en la batalla de Arica estando al mando del batallón Iquique, después de ser herido cayó prisionero por el ejército chileno, siendo prisionero por seis meses.

Por alguna razón, no identificada, en el año 1924 fue trasladado al distrito de Barranco, a la intersección de la avenida Bolognesi y la calle Cajamarca, nominando esa zona como la plazuela del Ángel.

Debido al terremoto de 1940 la escultura del ángel ubicado en la cima del obelisco fue retirada por personal de la municipalidad, así como toda su base.


Tiempo después se colocó el obelisco a Don José de San Martín, en el centro de la Alameda y de la pista de la avenida San Martín, zona donde existen muchos árboles que oscurecen la vía, aunado a ser, hasta finales del siglo XX; una ruta de poco tránsito, debido a que los conductores preferían transitar por la avenida Bolognesi. 


Desde aquellos años, han existido variados accidentes en esa vía producto del obelisco, choques en la intersección, atropellos, y algunos vehículos se han estrellado contra el monumento, varios a tal velocidad, que los carros quedaron de forma vertical.


Con el tiempo, y la mejor iluminación de la zona, los accidentes fueron disminuyendo, convirtiéndose la Alameda Sáenz Peña en uno de los espacios más visitados del balneario.


Yo acostumbraba pasear por la Alameda Roque Sáenz Peña, durante mi niñez y juventud, por ello uno de las estrofas de mi poema titulado "Barranco", evoca aquel hermoso lugar, en especial porque en la zona siempre hay "palomas picoteando la vereda".

 
En esa misma década, se empezó la construcción de un edificio de departamentos hacia el final de la alameda, entre la calle Tacna y el malecón Sousa, construcción que se mantuvo paralizada durante casi 30 años, hasta culminarla, sin ningún detalle similar a la belleza de todas las otras casas vecinas.



Alameda Saenz Peña XX Obelisco

Alameda Saenz Peña XXI Obelisco

Alameda Saenz Peña esculturas

Plazuela del Ángel 





viernes, 15 de marzo de 2024

Quinta Heeren III en Lima

Existen espacios emblemáticos en el centro de Lima, así como en las calles alrededor, como el distrito del Rimac, o la zona conocida como los Barrios Altos. 

Yo nací en el distrito de Barranco, pero mi padre, arequipeño de nacimiento, vino a la ciudad de Lima en la década de 1940, viviendo en la calle Trujillo del distrito del Rimac, siendo su entretenimiento además de su profesión de fotógrafo, captar vistas de los lugares memorables.


Sus primeros años viviendo en la ciudad de Lima, empezó a laborar para un médico dermatólogo, ciudadano chino cuyo local se ubicaba en la cuarta cuadra del jirón Paruro.

Y según recuerdo, ambos también estaban interesados en la arquitectura limeña, por ello, era frecuente que además de realizar sus labores, dedicaran un tiempo en pasear por ese sector de los Barrios Altos para captar fotografías de los espacios con valor histórico.


Entre sus favoritas estaban la Quinta Heeren, y las plazas Bolívar e Italia..

En la década de 1960, varias veces nos llevó a esta singular quinta, así como a otros espacios limeños, sin embargo, yo, con 10 años de edad, me era difícil difícil reconocer el lugar, no sabía si estaba muy lejos del distrito de Barranco donde residíamos

Pero recuerdo que cuando nos hablaba sobre la Quinta Heeren, siempre evocaba a algunas personas, quizá parientes de él, o del médico chino.


En la década de 1970, laborando en la Casa Nacional de Moneda, encontré que casi todo alrededor de mi centro de trabajo tenía mucho valor arquitectónico, por ello durante mi hora de almuerzo o en la salida, acostumbraba caminar por los alrededores de la cuadra 3 de la calle Junín.

Varias veces pasé delante de esa dicha Quinta, pero sólo una vez ingresé, no me pareció algo extraordinario, dado que tanto el distrito de Barranco como todo el centro de Lima tiene residencias similares, además que por ese tiempo ni las áreas verdes ni los senderos estaban muy bien cuidados.


Volví a visitarla en el verano del año 1990, cuando un amigo alemán insistió en ir a verla, porque figuraba en los mapas turísticos como un lugar para visitar; ingresamos sólo a la parte principal, pero como el deterioro era notable, posiblemente por la ley del inquilinato, sugerí retirarnos, sin embargo para el turista alemán el lugar le pareció interesante, evocando a la  Alemania en tiempos de post guerra.

Hace unos meses revisando negativos captados por mi padre, al parecer en la década de 1950 y/o 1960,  descubrí algunas vistas relacionada con los Barrios Altos, identificando varias de este histórico espacio.

Por repararlas y convertirlas en positivo, opté por publicarlo en varios artículos.











lunes, 4 de marzo de 2024

Malecón 28 de Julio en Miraflores XXI


A finales del siglo XIX, casi todo el malecón Balta estaba urbanizado, mientras que en el Malecón 28 de Julio, sólo se había lotizado un par de cuadras, hasta la actual avenida Benavides, con proyección a la actual calle San Martín.

Aunque ya se encontraba delimitado un importante sector de la futura avenida 28 de Julio, inicialmente llamada avenida Miraflores.


Como parte de la historia de Miraflores, es necesario relatar que alrededor de la década de 1870 un grupo de ciudadanos miraflorinos, construyeron  una cancha de tenis en la calle La Esperanza.

Deportistas que deseaban ampliar sus instalaciones en alguna área del mismo distrito.


Hasta principios del siglo XX los frentes delos predios, las bermas y la zona tenía mucha vegetación y árboles, posiblemente por ser residencia de los antiguos nativos miraflorinos.


Las cuales construyeron precarias viviendas en el sector, así como en la ladera, adecuando distintos senderos para acceder al mar.


El auge del distrito de Miraflores, motivó que las autoridades adecuen áreas verdes en las nuevas zonas urbanizadas, siendo una de ellas un hermoso parque llamado Terrazas, construido en el acantilado del Malecón 28 de Julio, en el extremo al oeste.


La presencia de diversos predios en la zona motivó que los miembros del club de practicantes del deporte Tenis, decidieran mudar sus instalaciones a una zona del acantilado del mencionado malecón, 28 de Julio.

En el año 1918, un  área de la ladera de este malecón fue alquilada a una entidad deportiva, cuyos socios deciden habilitar una cancha de tenis,  nombrando a la institución como Club Tenis Las Terrazas Miraflores.

Sobre 2,550 metros cuadrados de propiedad de la Municipalidad de Miraflores.


Respetando la mayoría de senderos habilitados para acceder a la Bajada Balta, y por lo tanto a las playas miraflorinas, adornadas con árboles y plantas, así como románticos senderos.


Pero cuando las instalaciones del Club Terrazas empezaron a ampliarse, a varios metros por debajo de los límites, se empezó a perder algunas áreas verdes de acceso público.


Permaneciendo las áreas verdes en las laderas y las instalaciones del parque Las Terrazas ubicado en un extremo de la quebrada.


Tanto para construir las canchas de tenis, como para el parque, fue necesario mucho trabajo para aplanar esa zona, habilitando terrazas, en medio del canto rodado, por ser una pendiente muy inclinada.

La adecuación de los terrenos fue aún más laborioso para instalar las canchas de tenis, por las características propias del juego.


La mayor cantidad de residentes en el malecón, motivo que se amplié la ruta del ómnibus urbano, que transitaba de sur a norte desde la calle José Gálvez, girando a la derecha, hacia la primera cuadra del malecón Balta, continuar por el malecón 28 de Julio, para girar a la izquierda hacia la avenida 28 de Julio.


Desde mediados de la década de 1920 se empezó a apreciar el auge inmobiliario en este malecón, con singulares residencias de uno y dos niveles desde la tercera cuadra, con detalles arquitectónicos propios a los orígenes de sus futuros habitantes.

Siendo la constante espaciosas áreas verdes en la zona del retiro como en la zona interior.


Ese sector miraflorino ya contaba con los servicios de agua y desagüe, servicios eléctricos, así como una amplia berma entre la vereda de las casas y la amplia pista.

Habiendo instalado un cerco en la zona de la ladera para separarlo del acantilado.


A pesar del auge inmobiliaria de casi todo el malecón, y de las hermosas residencias construidas sobre las primeras cuadras del malecón de la Reserva, hacia finales de la década de 1930 la zona cercana al futuro parque Ferrero aún no estaba urbanizada, y tampoco se había construido el Puente Villena.


A principios de la década de 1940, prácticamente todos los lotes estaban construidos, pintorescas viviendas de uno y dos pisos, siempre con jardines exteriores e interiores, con puertas, ventanas y muros de madera, techos aligerados, románticos balcones, y sobre todo muchas áreas verdes era la característica principal de este sector miraflorino.
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 Con el detalle que cada cuadra tenía sólo entre tres y cinco predios.


Al observar las fotografías de aquella época, es notoria la presencia de hermosos y frondosos árboles, que por su tamaño pareciera tener más de 50 años de antigüedad, los cuales empezaron a desaparecer  hacia la década de 1980. 

 Al igual que casi todas las hermosas residencias.


Inicio del Malecón 28 de Julio. 
Aproximadamente década de 1930.


Dos fotografías de distintas fechas del local del Club Terrazas Miraflores. 


Con vista a la calle José Gonzales. Mediados del siglo XX:


Casas sobre el malecón 28 de Julio cerca de la calle José González, vista de mediados del siglo XX.


Sendero hacia el acantilado del parque Las Terrazas a la altura de la calle Juan Fanning. Década de 1950


Instalaciones del club Terrazas sobre el antiguo Parque Las Terrazas (que ya no existe), en las laderas a la altura de la calle Juan Fanning, bordeado por hermosas residencias construidas sobre el malecón 28 de Julio.


Actualmente aún se observan algunos árboles, pero la mayoría se encuentran sobre propiedad privada.

Todas las antiguas hermosas residencias ahora son edificios de distintos niveles, sin detalles arquitectónicos, los cuales forman una pared de cemento, con pocas áreas verdes.


Existiendo sectores donde no hay ni un sólo árbol, sólo muchos postes en una fría vereda.


Las fotografías son importantes recuerdos de la belleza de las ciudades, ellas nos permiten viajar en el tiempo y a su vez relatan la historia de los lugares históricos.




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