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jueves, 28 de febrero de 2019

Arte Óptico físico en San Isidro



El arte óptico es una rama de la abstracción en Bellas Artes poco practicada por los artistas plásticos, debido a que predomina el uso de las matemáticas y de la geometría. Cursos que pocas veces son dictados en toda su extensión en las escuelas de arte.

Existen muchos condicionantes para que alguna obra sea identificada como Op Art, la simetría, la constante repetición de los dibujos en iguales o diferentes posiciones, la posibilidad de confundir a distintas distancias, pero sobre todo de la perfección en el trazado de las líneas.


Pero encontrar obras de Arte Óptico no es sencillo, así sea en las Galerías de Arte como en cualquier negocio de ventas de objetos curiosos, sin embargo hace un tiempo, caminando por la avenida Javier Prado en el distrito de San Isidro, Lima, Perú, observé que una hermosa residencia, a la que pronto irían a demoler, fue pintada bajo los parámetros del Op Art.


Tal vez hubiera sido sencillo ingresar al terreno para observa detalladamente la composición de líneas y colores, pero decidí captar algunas vistas para incluirla en este artículo que titulé el Arte Óptico en la Vía Publica.


En busca de algunos diseños materiales de Op Art, además de las producidas por la naturaleza,  decidí investigar cuáles obras realizados por la mano del humano podían tener características similares.

Fue así que descubrí algunas obras, la mayoría confeccionada en madera, que pueden ser catalogadas como Op Art, estructuras físicas que parecieran imposibles de ser construidas, porque su diseño, a simple vista es improbable que pueda existir.


Fotografía Derechos Reservados

El cuadrado de madera, a simple vista es una escultura que muestra a una de sus columnas verticales en una posición imposible, sin embargo, gracias al efecto óptico de la geometría, pero mirándola con paciencia se observa que aquella efectivamente se encuentra en la esquina trasera, y que la supuesta columna horizontal que la cruza, en realidad no está completa.


Fotografía Derechos Reservados

Igual situación se observa en esta escultura de color blanco, en un primer plano se encuentran las cuatro columnas de madera, pero en la del lado izquierdo aparenta prolongarse más allá de la del lado derecho, cuando en realidad, una culmina en una posición geométrica milímetros antes que el aparente inicio de la otra. Pero a simple vista pareciera que la atraviesa.


Fotografía Derechos Reservados

Igual sucede con estas esculturas, que tanto en idioma inglés  (yes,no) como francés (oui, non) aparentan las palabras "si" y "no" al mismo tiempo,  simulación que es posible gracias a la posición en que se miren cada una de ellas.

Y continuo en la búsqueda de objetos materiales que tengan ese efecto óptico, similar al Op Art.













viernes, 22 de febrero de 2019

Huaca La Viñita en Barranco



Evocar la historia de nuestra patria, es investigar sobre nuestros antepasados, aquellos que procuraron que los ríos regaran nuestros desiertos y lograran obtener miles de deliciosos productos, gracias a su perseverancia.

Homenajearlos es prioritario, y no pensar que hace casi 200 años logramos la independencia, cuando en realidad son más de 10,000 años que nos alimentamos gracias al ingenio de los primeros pobladores de nuestra patria.

El distrito de Barranco también tuvo sectores con historia pre hispánica, que los invasores trataron de destruir y eliminar, lo que es comprensible, ese es el actuar del extraño, pero que los propios peruanos hayan destrozado el único vestigio prehispánico de nuestro balneario, es algo que hasta ahora no comprendo.



Siendo adolescente solía caminar por todo el distrito, y varias veces pude mirar lo que había en esa zona, ubicada a unos metros de la pista de la calle Medrano Silva, a la altura de la calle Soldado Cabada.

El área empezaba justo sobre la avenida Paseo de la República a milímetros de la última cuadra de la calle Enrique Barrón, y culmina a la altura de la décimo séptima cuadra de la avenida Grau.

El terreno era totalmente irregular en la década de 1960, montículos de tierra, profundas zanjas, áreas verdes, y algunos rastros que por la zona pasaba una acequia porque habían sectores fangosos.

Justo por esos años, existían algunos rumores que el terreno pertenecía al dueño de un canal de televisión, quién pensaba edificar sus instalaciones en el lugar.

Inclusive algunos barranquinos comentaban que se realizaban excavaciones y en el proceso se extraían objetos como mantos y cerámicos, además de huesos humanos.

En la década de 1970 varias veces traté pero nunca pude ingresar a ese terreno, pero aún así era visible las modificaciones en el terreno, se notaban varias inmensas zanjas, como si hubieran sido excavadas.


Un evento curioso sucedió un día de verano a finales de la década de 1970, subíamos en un bus por el Circuito de Playas, y por alguna razón estaba cerrado el paso hacia la avenida Grau pista donde transitaba el bus y daba la vuelta en "U" a la altura de la calle Carlos Arrieta, por ello el vehículo continuó subiendo por la Quebrada de Armendariz y a pocos metros de la zona correspondiente a la Huaca, giró hacia la derecha para ingresar por esos terrenos, los cuales nunca lo había visto por dentro en toda su extensión, mis sospechas sobre que el lugar se encontraba varios metros por debajo de la calle Silva fueron comprobados.

El bus salió por el portón ubicado sobre la calle Cabada que por alguna razón estaba abierto.



El primer intento de edificar sobre los restos arqueológicos

En el año 1985 en un área con acceso a hacia la calle Medrano Silva, a la altura de la calle Enrique Delucchi se construyeron dos módulos de casas de un nivel, con las características propias de los departamentos en condominio, acondicionado con muebles, cortinas  desde el techo hasta el piso de aproximadamente 2.30 mts., con todos los decorados e instalaciones eléctricas para que pareciera una vivienda lista para habitar.

El aviso de publicidad colocado a un lado de ambos módulos figuraba el logotipo de Residencial “Los Delfines”.


Hacia el año 1986 como ya se habían vendido varios de esos predios, atraídos también porque tendrían un área de esparcimiento para los niños y hasta una piscina, los propietarios decidieron contratar personal especializada para que realice las primeras excavaciones en el terreno.

Las excavaciones se realizaron muy cerca de la pista del Circuito de Playas, descubriendo en el proceso muchas piezas arqueológicas pertenecientes a la antigua Huaca, con características similares a las encontradas en la Huaca Pucllana de Miraflores.

Telares, vasijas, restos óseos, así como de productos agrícolas de la zona fueron  recolectados, pero mantenida la información en reserva, aunque los vecinos curiosos pronto descubrieron la verdad.


El personal que realizaba las excavaciones continuó por el lado de la calle Soldado Cabada descubriendo que aquella supuesta loma de tierra, estaba constituido por canto rodado extraído mientras se construía la pista hacia la playa así como restos de maleza de los parques de la zona, pero luego de haber retirado todo ese material, a varios metros por debajo del nivel de la vereda, encontraron restos arqueológicos.

Ante ello, el propietario, en esos años de los terrenos, Genaro Delgado Parker, decidió presentar ante la televisión todos los objetos descubiertos en esos terrenos, por ello se dejó trunco el proyecto y se solicitó al Instituto Nacional de Cultura que envíe al personal responsable para que investigue sobre la razón de esos hallazgos.


Hacia finales del siglo XX, hacia el lado de la calle Silva, se mantenían los módulos de un sólo nivel, habitados por los vigilantes, que seguramente vivían con sus familias, porque también a ese lado, se veían a niños corriendo y ropa tendida.


Muchos años después, mientras las autoridades ediles barranquinas y metropolitanas, insistían en ceder por 60 años a terceros,  las instalaciones del  Centro Cívico y la Laguna de Barranco, se comentaba que en esa zona se podría hacer un parque público, debido a lo variable de su superficie, además al haber sido una antigua ruta de un caudaloso río, era muy posible que aún existieran restos de las acequias que brotan regularmente en varias partes del balneario.

Pero recién a principios del siglo XXI, se empezó a divulgar la información que aquel terreno estaba catalogado como área arqueológica. 

Muchos inmuebles del distrito de Barranco son considerados Patrimonio Arquitectónico, pero era la primera vez que escuchaba sobre un patrimonio Arqueológico.


Después de preguntar, investigar y revisar documentos, descubrí que ese terreno estaba considerado como tal en el libro "Inventario de Monumentos Arqueológicos del Perú: Lima Metropolitana" (Primera Aproximación), publicación compilada y elaborada en el año 1985, por el arqueólogo peruano Roger Ravines, preparado especialmente para el Instituto Nacional de Cultura y la Municipalidad Metropolitana de Lima.



En su investigación, el autor identifica, enumera y describe el patrimonio arqueológico de la ciudad de Lima, siendo uno de los documentos más precisos sobre la construcción pre-colombina.

En ese documento, registra a la Huaca La Viñita con el número 90,  ubicada en la urbanización del mismo nombre, entre el cruce de la bajada de Armendariz y la Vía Expresa, en el distrito de Barranco. 

La descripción textual dice lo siguiente:



"90. La Viñita
Ubicación política: 301406. Lima, Lima, Barranco
Ubicación geográfica: 12°08'20''L.S. y 77°01'43''L.O.
Altitud: 70 m.s.n.m.
Área actual (1984): 5000 m2
Montículo de aproximadamente 3 m. de alto, con estructuras de tapia, ubicado en la urbanización La Viñita, a la altura de la cuadra 53 del Paseo de La República, entre las avenidas José María Eguren, Reducto y Medrado Silva."





El segundo intento de edificar sobre los restos arqueológicos

Así como los terrenos de la Laguna y el Centro Cívico de Barranco, pertenecientes a los vecinos barranquinos fueron cedidos de manera prácticamente gratuita (S/.1,000 al año por 15,000 metros cuadrados), supongo que similares circunstancias sucedieron para ceder los 5,000 metros cuadrados  donde se encontraba la Huaca para construir un edificio, destrozando un lugar cultural para, supuestamente ejercer la docencia.


Los que decidieron dónde estaría ese local y los que lo entregaron, al parecer no les importó conocer la historia del terreno, porque igual construyeron un edificio sin alguna belleza arquitectónica relacionada con el antiguo balneario, además de varios sótanos sobre terrenos arqueológicos.



Por ello pienso que es inútil pensar que pronto tendremos 200 años de independencia, cuando los mismos ciudadanos peruanos omiten que nuestra cultura tiene más de diez mil años.



La belleza de mirar al horizonte en el amanecer me hizo captar a inicios del siglo XX algunas fotografías hacia ese lado, pero la construcción de un inmenso edificio, ahora lo impide.

Nunca más se podrán observar los Andes ni los restos arqueológicos de la Huaca la Viñita.


En un próximo artículo relataré la cantidad de eventos inexplicables que suceden alrededor del terreno que fue la Huaca La Viñita, sucesos extraños que ocurren hasta la altura de la avenida Piérola.

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viernes, 15 de febrero de 2019

Disney Springs Senderos en Disneyworld


Visitar Disney Springs en el complejo de entretenimiento de Disneyworld es como ingresar a un hermoso parque.


Porque además de un incontable número de tiendas donde ofrecen una infinita variedad de productos, desde el ingreso nos reciben diversas bancas, todas en impecables condiciones y con curiosos detalles como los adornos del diseño de Mickey Mouse.


En otros accesos, podemos caminar por bellas glorietas, adecuadas en forma curva y rodeadas de hermosas plantas, que aminorar el calor de la zona.


Y entre los senderos de ingreso, encontrará diversas flores en muy bien cuidados maceteros, que a su vez son utilizados para sentarse.


Por la belleza del lugar cada paraje merece ser admirado, por el estado de conservación, por el buen gusto en la decoración y sobre todo por el efecto tranquilizante de las áreas verdes.


Siempre encontraré una banca disponible para sentarse y admirar el panorama, casi siempre muy cerca a las áreas verdes que mitigará el calor de la ciudad de Orlando.


Y cuando no existan bancas, vera muchos anchos muros que rodean las plantas y flores, donde también podrá descansar.


Y continuará viendo glorietas, adornadas con flores y arbustos, 


El lugar tienen muchos puentes construidos en madera y metal, por el cual puede acceder a las distintas partes del centro comercial, o simplemente detenerse para admirar el canal de agua.


Como este puente por ejemplo, cuyas estructuras denotan una fortaleza para soportar el largo que une dos de los extremos opuestos de Disney Spring.


Hay zonas que están en remodelación, pero la belleza de los faroles en esta fotografía me motivó captarla, cada diseño es diferente, como para marcar las sub zonas.


Las escaleras también forman parte de las instalaciones, ya sea para ingresar a las tiendas o como parte de la decoración, ya que existen una serie de senderos que pequeños grados de inclinación, requeridos para observar esas hermosas glorietas.


O los curiosos techos a dos aguas de los negocios ubicados en este sendero.


Al caminar sobre los puentes también le permitirá observar los diseños de los negocios ubicados con frente al canal de agua o simplemente los hermosos árboles.


Desde cualquier lugar del complejo se verán las distintas instalaciones, con posibilidades de admirar cada detalle por la amplitud de esos senderos.


Aunque también hay algunos románticos puentes, con faroles que encienden con una luz muy tenue, para dirigirse hacia sectores con arquitecturas similares.


Algunos puentes también nos conducen a otras instalaciones del complejo Disney, pero como siempre, todo se encuentra adecuadamente detallado para evitar confusiones.


Otros senderos son lo suficientemente espaciosos para que los diversos grupos musicales se instalen en diferentes horarios.


Teniendo muchos de esos negocios zonas al aire libre para poder disfrutar de ese espectáculos.


Disney Spring ha sido diseñado para que sea caminado, cada uno de los ambientes tiene todas las facilidades para hacer agradable su visita.


Hasta la zona del estacionamiento de los buses que lo regresaran a sus respectivos hoteles, tienen significativos detalles que no sentirá que los está esperando.


Es un hermoso lugar para admirar, en especial a primeras horas de la mañana, como está abierto al público, puede llegar a él apenas amanece.

lunes, 4 de febrero de 2019

Calle Porta en Miraflores


La calle Porta es una de las principales rutas entre el malecón miraflorino y el centro del distrito Miraflores. 


La calle Porta en Miraflores posiblemente lleva ese nombre en recuerdo a don Domenico Porta, un ciudadano italiano cuyos terrenos colindaban con la actual calle, y quien, junto al primer alcalde del distrito (don Guillermo Shell), iniciaron en el año 1857 los esfuerzos para que el barrio sea catalogado como distrito.


Sus tres primeras cuadras fueron urbanizadas hacia finales del siglo XIX. En un antiguo plano miraflorino del año 1898, ya figuraba la inscripción de su primera pero aún extraña limitada vía.


Aparentemente, esa primera cuadra se iniciaba en un pequeño parque, llamado Plaza Porta, en intersección con el pasaje Los Pinos. Teniendo como vías perpendiculares a la avenida Benavides en su primera cuadra.


En un antiguo plano del año 1908, se cuentan cinco lotes al lado derecho de la vía, y sólo dos lotes al lado izquierdo, considerando que a pesar de ser paralela a la avenida Larco, durante muchos años no tuvo acceso a la calle Shell.


Para llegar a la calle Shell, era necesario dar un giro hacia la derecha, y luego a la izquierda. En ese mismo plano se observa que existe una vía perpendicular que corresponde a la actual calle San Martín, pero sólo por el lado derecho.

Esta primera cuadra de la calle Porta es perpendicular a al pasaje Los Pinos. 


En esta segunda cuadra sólo se lotizaron dos espacios al lado derecho y cuatro al lado izquierdo. Según algunos antiguos mapas de principios del siglo XX, a una cuadra de la actual calle Bolívar o quizá era la actual avenida 28 de Julio.

La lotización aparenta otras manzanas alrededor de este vía, pero sin identificación.


Su estructura es lineal, y casi en todo el trayecto, va paralela al Malecón 28 de Julio, para culminar en el Malecón de la Reserva, urbanizada para que sea el hogar de las familias miraflorinas, de niveles medio y bajo, por la presencia de muchas quintas y algunos solares, que ya han desaparecido.


Entre sus predios, aún se conservan algunas antiguas residencias, de dos y tres niveles, construidas a finales del siglo XIX o principios del siglo XX, con gran valor arquitectónico.


Pintorescas quintas también fueron construidas teniendo similares diseños en las zonas sobre la vereda.


De un antiguo plano de la década de 1930, se observa que toda la calle ya se encuentra habitada, con transversales con las calles Manco Capac, José González, Juan Fanning por ambos lados.

Mientras que la intersección con la calle Diego Ferré no es totalmente recta. 


Es importante anotar que por ese tiempo, la calle Ferré no tenía salida a la avenida Larco, y en la intersección con la calle Porta tenía un giro distinto, para redirigirla hacia la calle Buenos Aires. 


La última cuadra de la calle Porta, culmina en el malecón de la Reserva.


Con relación a cada una de sus calles, se puede apreciar que la de mayor tráfico es la primera, quizá por encontrarse cerca al parque Central de Miraflores.

Hasta hace poco tiempo en dicha vía se permitía el estacionamiento a ambos lados, quizá al haber eliminado esa posibilidad, se convirtió en un sendero amigable para el peatón.


Aunque las irregularidades de la vereda se mantienen, distinto ancho, inclinaciones y gradas, y distintos tipos de piso.


En esta cuadra existe una pequeña y singular quinta, de una estrecha puerta de ingreso, entre los cimientos de dos antiguas casas, y cuyos departamentos son similares en dimensiones, al aparecer útiles para una sola persona.

Conocida como la Quinta Porta, próximamente realizaré un artículo sobre el tema.


Las residencias contiguas, fueron edificadas a principios del siglo XX, todas de un nivel, y con características singulares en las puertas y ventanas. 


Lamentablemente el tiempo y el giro de los negocios, ha motivado muchas modificaciones.


En la segunda cuadra aún se pueden observar antiguas residencias, con detalles singulares como el de la numeración 219, cuya ventana tiene delicados adornos.


Antiguos ranchos de uno y dos niveles aún forman parte del patrimonio de esta calle.

En especial uno ubicado en esquina con la calle San Martín, que a pesar del tiempo transcurrido, sus propietarios logran que se mantenga la belleza de su edificación original.


En la tercera cuadra, sólo quedan dos residencias con esos bellos estilos en su construcción, aunque en una de ellas no es muy visible desde la vía pública.


En la cuarta cuadra de la calle Porta, existen varias viviendas, que aparentan haber sido construidas a mediados del siglo XX, 


con singulares detalles en los muros, puertas, ventanas, paredes y techos, las hace valiosas para los admiradores de la arquitectura.


A finales de dicha cuadra, aún existen algunas casas valiosas, como la ubicada en la 451 ó 461, no identifico bien el número, con pequeños ladrillos rojos en la fachada, una reja que permite observar los detalles del interior y una antigua ventana al borde de la vereda, confeccionada en madera con una pequeña reja decorada.


En la quinta cuadra existe otra singular casita, que aparentemente ha sido remodelada, pero han mantenido el cerco construida a base de piedritas, lo que la hace única.


Al final de las cuadras aun se mantienen las clásicas bodegas, y curiosamente en construcciones de casi cien años de antigüedad.


Como estos negocios que se encuentran muy cerca uno del otro.


Forman parte de esta cuadra predios de uno y dos niveles, que por su apariencia parecen ser de la década de 1960, con ladrillos rojos, áreas verdes, y puertas de madera.


Aunque también se observan residencias más modernas, a las cuales se les ha habilitado un tercer y hasta un cuarto nivel.


Destacando una quinta a mediados de cuadra, la cual conversa un excelente aspecto, lo que me hace pensar en la cordialidad entre los vecinos.


Aunque lamentablemente, como casi todos los predios, se encuentra enrejada, según uno de sus residentes, aproximadamente desde la década de 1980.


Hacia el final de la cuadra se observa un conjunto de casitas de un nivel (aunque algunas han sido transformadoras en dos y tres niveles), con rasgos arquitectónicos de la década de 1930 ó 1940.


En la sexta cuadra hay otra quinta, pero más pequeña, donde resalta un curioso arco en la zona de la entrada, 


donde todas las viviendas debieron ser de un nivel, pero la transformación miraflorina los ha convertido en dos y tres niveles.


Nuevamente se observa otra quinta en el final de la sexta cuadra, con curiosos detalles en las paredes, techos, así como en la zona central de la entrada.


Mención especial merecen las fachadas de los predios 665 y 671, 


porque los adornos de la puerta principal destacan de la mayoría de las fachadas de la vía,


los ornamentos colocados en la parte posterior, justo en la parte inferior del balcón, aparentan ser dos columnas que la sostienen.


Hacia el final de esta calle y al principio de al siguiente, aún se mantienen residencias de dos niveles que por sus características deberían forman parte del patrimonio miraflorino.


Detalles en la construcción de estos antiguos precios, que son visibles en las cornisas, ventanas y cercos.


Una fotografía singular es la de este árbol talado cual tronco hace algunos años, ubicado en la séptima cuadra de la calle Porta.


Con el propósito de continuar viviendo, luego de varios años, volví a captarlo, pero esta vez, con varias nuevas ramas florecientes de sus lados, con el deseo de continuar viviendo. 


Continua el paseo con la séptima cuadra, donde existían un par de hermosas residencias de dos niveles, chimenea, techo a dos aguas, y detallados adornos en sus ventanas, puertas y muros, que ya fueron demolidas.


Una de ellas en la década del 2000, y la segunda a principios de la década del 2010.



Cercos de ladrillos rojos y madera, áreas de ingreso revestidos en piedra con arcos en el techo inclinado, ventanas adornadas con similares ladrillos rojos de la fachada, todo eso ya no existe.


Iniciado la séptima cuadra se encuentra el Pasaje Buenos Aires, el cual detallaré junto a la calle del mismo nombre.


El ultimo predio interesante de esta calle, lo encontré en la cuadra séptima, por el muro de más de dos metros no pude observar el diseño interior, pero aún se aprecian los hermosos detalles al borde del techo, que a pesar de haber sido repintados varias veces, mantiene su valor patrimonial.

Antiguas Fotografías

En la intersección de la calle Porta y el Malecón de la Reserva, existía una antigua residencia, la cual fue fotografiada varias veces, y para mantener la línea del tiempo, y considerando las áreas verdes, lo incluyo en el artículo sobre esta antiguo sendero miraflorino.

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