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jueves, 30 de noviembre de 2017

Festivales de Poesía



Eventos para promocionar la poesía
  • Desde hace algunos años, se desarrollan en distintas ciudades del país, diferentes Festivales de Poesía.
  • Uno de los más promocionados, en el día de la inauguración se acostumbra invitar a cantantes populares y/o a famosos grupos de rock, con ingreso gratuito.
  • Días después los organizadores aseguraron que tres mil personas asistieron en el día de la inauguración para escuchar poesía, cuando en realidad fueron a bailar, esa fue la razón que colmaran las graderías del local.
  • Parece que lo más importante fue decir que fue un éxito de concurrencia, así sea mentira, puesto que los que en verdad deseaban escuchar poesía, no pudieron ingresar, porque eran largas las filas de los que estaban esperando escuchar música y ver a sus artistas de rock favoritos . . . gratis.
  • Muchos de los poetas invitados, a este tipo de actividades, pareciera que asisten porque existiera un canje entre las embajadas y centros culturales donde laboran, porque casi siempre son los mismos anfitriones que luego invitan a los anfitriones nacionales, para eventos similares.
  • Lo lamentable fue que se dejó de lado a importantes poetas peruanos, que son aplaudidos desde hace muchas décadas en todos los escenarios, prefiriendo convocar (y afrontar los gastos) de decenas de poetas extranjeros, viendo que la mayoría se esconde entre sus hojas, para leer.
  • Sería bueno que en la inauguración del próximo evento se invite a vates que reciten sus propios versos, programando 15 minutos de poesía para cada poeta, para que reciba el aplauso cariñoso del público ávido de escuchar poesía.


Concursos Poéticos
  • Hace un tiempo escribí el artículo “Amañados concursos de Arte”, debido a que descubrí que la mayoría de ellos, ya tiene ganadores.
  • Llegué a esa conclusión por una actitud constante, que se aprecia en cada una de las premiaciones de los concursos de Arte.
  • En varias oportunidades, durante la premiación de varios concursos de poesía, organizado por diversas entidades educativas, uno u otro de los jurados (siempre supuestos consagrados escritores y poetas), hacen el ademán de quedar sorprendidos, cuando “descubren” que el ganador, confesando al público, que aquel ha sido su alumno de sus clases de poesía.
  • En medio de la celebración, cada jurado, y con distintas palabras, realizan un comentario similar a “la inmensa satisfacción que sienten al conocer que el ganador, había obtenido el premio gracias a sus enseñanzas”.
  • No creo que esos jurados hayan obtenido una parte del premio, la mayoría de veces una importante cantidad de dinero en efectivo y la publicación del poemario, creo que su satisfacción personal es creer que es un excelente profesor y que será más cotizado como docente y nuevamente jurado.
  • Casi siempre el segundo premio tuvo como profesor a otro jurado.
  • Los ganadores de esos concursos, en el momento de la presentación se limitan a leer sus escritos de manera aburrida, sin vocalizar, ni saber transmitir lo que escribió
  • Una pregunta que invadió mi mente, es que probablemente al momento de revisar los poemarios, encontró parte de sus enseñanzas entre las líneas, quizá porque al leerlos, le resultó parecido a lo que él mismo escribe, o que alguien le informó que el ganador debería ser aquel cuyo seudónimo era el que había sido su alumno.
  • Otra idea, es que jurado comercializa, de forma no monetaria, su opinión o decisión, porque el ganador del concurso, relatará quien fue su maestro, quien también tendrá cobertura en prensa.
  • Y aún así, entre ellos se apañan, se alaban y se premian.

Como era constante, comprobar que justo el ganador del premio en los concursos literarios y el jurado/profesor, se hubieran conocido, decidí inventar distintos métodos para comprobar si mis escritos eran leídos por los miembros del jurado.

Aquellos métodos podrían ser verificados, sólo si el material físico era devuelto, lo curioso es que la mayoría de organizadores no lo devuelve.

Mediante algunas estrategias, llegué a la conclusión que pocos jurados leen el material del concursante, a pesar que las instituciones de prestigio les pagan para que lo hagan.


Trataré de explicar una de ellas:

• Coloca un pequeño papel autoadhesivo, de cualquier color y sin ninguna marca en algún lugar de tus escritos
• Ese papel autoadhesivo, debe cubrir al menos dos líneas de uno de sus escritos.
• Tomas una fotografía para que se vea perfectamente el número de la página y la posición del papel autoadhesivo. Si deseas imprimes la fotografía.
• Quien desee leer esas líneas, necesariamente deberá retirar el papel autoadhesivo, y es imposible que pueda colocarlo en el mismo lugar
• Puedes colocar otro papel autoadhesivo en otra hoja y posición, pero siempre en blanco sin ninguna escritura, como si te hubieras olvidado de sacarlo.
• Identifica cada una de tus ejemplares para encontrar fácilmente en cual página colocaste el post it, por ejemplo ejemplar número 1 tiene un papel autoadhesivo en la página 6.
• Cuando recibes de vuelta tus trabajos, revisas si el post it se encuentra donde lo colocaste, si está en el mismo lugar significa que nunca leyeron al menos esa hoja.


Como escribí, esa es una de varias, cuando me retornaron las cinco copias de diversos concursos, descubrí que no habían leído ninguna.

A muchas personas les he enseñado uno de esos métodos, por ello creo que el artículo publicado tiene mucho de verdad.


miércoles, 22 de noviembre de 2017

Calle Ermita en Barranco XXI



La calle Ermita, durante varios siglos, era un sendero que conducía al Puente de los Suspiros así como a un sector de la Bajada de los Baños.



Sendero que se iniciaba a unos metros del antiguo Camino Real (actual avenida Grau), y que continuaba hacia el horizonte, panorama que se encuentra incluido en el Escudo de Barranco.



Al haber sido una antigua ruta del río, se bifurcaba en varios senderos, uno hacia la calle Sucre, la misma calle Ermita, y la Bajada de los Baños (estoy colocando los nombres actuales).



Hacia finales del siglo XVIII, sus primeros metros, fueron un sendero de obligado paso de algunos ciudadanos, que habían instalado sus viviendas en la zona, principalmente, por estar cerca al mercado.



Hacia mediados del siglo XIX, la calle Ermita ya estaba construida, con elegantes mansiones de uno y dos pisos, en las que empezaron a residir familiar de alto nivel económico.

La pendiente por la calle Sucre, ya había sido clausurada, y ese era el camino obligatorio, para aquellos que requerían ir hacia la playa,  aunque aún habían ciudadanos que optaban recorrer el antiguo sendero, y debía girar a la izquierda, para llegar hacia el sendero llamado Bajada de los Baños.


Para finales del siglo XIX, toda esa zona ya estaba urbanizada, desde el mercado, ubicado en lo que ahora está el puente de cemento, edificando viviendas que llegaban hasta la altura de la actual calle Sucre.

Fue recién el 1 de enero de 1901 que fue bautizada con el nombre Ermita, en honor a la capilla ubicada al final del sendero.


La calle Ermita, no era una cuadra recta, tenía una marcada curva a unos metros del mercado, y siempre fue un camino empedrado, con diversos grados de inclinación, tanto en el sendero hacia la av. Grau.

Como para llegar a la zona del acantilado donde se encontraba la recién inaugurada nueva capilla, bautizada con el nombre de Ermita.


Los grados de inclinación para llegar a la Ermita siempre fueron mayores, los cuales se mantiene hasta la fecha.

Hacia principios del siglo XX, al modificar la puerta de ingreso de la capilla, hacia la explanada, la zona que daba al acantilado de la calle Ermita quedó despoblada.


Es de anotar, que en el sendero de la Bajada de los Baños, existían varias viviendas, de construcción precaria, que se habían instalado en el acantilado de dicha quebrada.

Ha principios de la década de 1920, y debido a la instalación de los Baños de Barranco, algunos ciudadanos fueron tomando posesión de los terrenos del acantilado, ubicados a continuación de la iglesia Ermita.


La mayoría, pescadores y artesanos, que construyeron de manera muy precaria sus viviendas, las cuales no tenían servicios de agua ni desagüe, ni energía eléctrica.



Es después de mediados del siglo XX, en que a esas viviendas se les acondicionó con un sistema básico de agua y desagüe, y energía eléctrica, pero todo el sendero e inclusive las viviendas, tenían un piso afirmado y/o empedrado.



Con el transcurrir de los años, el pasaje se convirtió en un lugar turístico con vista hacia la calle Ayacucho y el malecón Castilla mediante el Puente de los Suspiros.



Las pequeñas casitas que en algún tiempo eran de los pescadores, se convirtieron en lugares donde se expenden alimentos preparados.



Cada una con un detalle distinto, que las hace atractivas al caminante.


Lo delicado, es que algunos predios se les ha habilitado un segundo piso, y sus estructuras no están preparadas para tal.


Aunque igual puede disfrutar del hermoso paisaje y culminar visitando el parque del Mirador Catalina Recavarren, ubicado al final de aquel antiguo sendero de piedra.


Dicho espacio turístico fue acondicionado a fines del año 1988 pero bautizado como el mirador  Catalina Recavarren recién a mediados de la década de 1990.




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sábado, 4 de noviembre de 2017

Malecón 28 de Julio de Miraflores - Siglo XX



Malecón 28 de Julio del distrito de Miraflores.


A principios del siglo XX, casi todo el malecón Balta estaba urbanizado, mientras que el Malecón 28 de Julio,


sólo se había lotizado, hasta la actual avenida Benavides, con proyección a la actual calle San Martín.



Alrededor de la década de 1870, algunos ciudadanos miraflorinos, habían construido una cancha de tenis, en la calle La Esperanza,



 la cual fue trasladada, aparentemente a principios del siglo XX, a la ladera del acantilado del malecón 28 de Julio.


Hasta principios del siglo XX, casi toda esa zona, eran áreas con mucha vegetación y árboles, debido a que fue una zona de residencia de los antiguos nativos miraflorinos.


Las cuales usaban distintos senderos para acceder al mar.


En el extremo del acantilado del dicho malecón, se construyó un hermoso parque llamado Terrazas.



En el año 1918, se decide llamar a la cancha de tenis, Club Tenis Las Terrazas Miraflores, alquilando para tal fin,  2550 m2, de propiedad de la Municipalidad de Miraflores.



La zona del acantilado miraflorino del Malecón 28 de Julio era una  hermosa área de árboles y plantas, 


así como románticos senderos.



Pero cuando las instalaciones del Club Terrazas empezaron a ampliarse, a varios metros por debajo de los límites del malecón, se empezaron a perder las áreas verdes de acceso público.



 Permaneciendo las áreas verdes en las laderas.



Tanto para construir las canchas de tenis, como para el parque, fue necesario mucho trabajo para aplanar esa zona, habilitando terrazas, en medio del canto rodado, por ser una pendiente muy inclinada.



La zona del malecón, también fue ruta del ómnibus urbano,



que transitaba de sur a norte desde la calle José Gálvez, girando a la derecha, hacia la primera cuadra del malecón Balta, continuar por el malecón 28 de Julio, para girar a la izquierda hacia la avenida 28 de Julio.


Fue hacia la década de 1920 en que se empezaron a construir residencias de uno y dos niveles a partir de la tercera cuadra.


Zona que ya contaba con los servicios de agua y desagüe así como servicio eléctrico, así como una amplia berma entre la vereda de las casas y la amplia pista.


Hacia finales de la década de 1930 la zona del final del malecón 28 de Julio aún no estaba urbanizada, la fotografía corresponde a las últimas cuadras.


A principios de la década de 1940, todo el malecón ya estaba urbanizado, con viviendas de una y dos pisos, siempre con jardines exteriores e interiores, cada cuadra tenía sólo entre tres y cinco predios.



Al observar las fotografías de aquella época, es notoria la presencia de hermosos y frondosos árboles, que por su tamaño pareciera tener más de 50 años de antigüedad, los cuales desaparecieron hacia la década de 1970.


Al igual que todas las hermosas residencias.

Fotografía Diario El Comercio.


De las mayoría de las cuales no existen fotografías.


Tiempo después de la década de 1950, se mantuvo el parque Terrazas, el ubicado al final del acantilado del malecón 28 de Julio.

Panorámica del Parque Las Terrazas

A principios de la década de 1960, aún eran visibles la mayoría de residencias edificadas en dicho malecón.



Sendero del malecón 28 de Julio de Miraflores, a la altura de la calle Juan Fanning. Década de 1950.



Instalaciones del club Terrazas sobre el antiguo Parque Las Terrazas (que ya no existe) , en las laderas del malecón 28 de Julio de Miraflores, a la altura de la calle Juan Fanning. Década de 1970.



Casa del malecón 28 de Julio ubicada en la esquina con la calle Manco Capac, el predio a la fecha no existe.


Postal del Malecón 28 de Julio en esquina con el Malecón de la Reserva.


Postal del Malecón 28 de Julio en esquina con el Malecón de la Reserva.



Esta fotografía de finales de la década de 1960, demuestra, que ya no existen árboles ni muchas áreas verdes a lo largo de los malecones 28 de Julio ni Balta.


  
A la fecha, el inicio del Malecón 28 de Julio, aún se observan algunos árboles, pero la mayoría son de propiedad privada.

Todas las hermosas residencias ahora son edificios, que forman una pared de cemento, con pocas áreas verdes. Existiendo zonas, a lo largo de dicho malecón, donde no hay ni un sólo árbol.Sólo muchos postes y una fría vereda.

Las fotografías son importantes recuerdos de la belleza de las ciudades, ellas no permiten viajar en el tiempo y a su vez relatan la historia de los lugares que son inmortalizados, como el Malecón 28 de Julio.



Fotografías Derechos Reservados
Algunas fotografías han sido retocadas
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