
La familia y los amigos pueden ser personal de confianza y/o de favor
Siempre escuchamos que las empresas públicas o privadas contratan “a dedo” a personal de confianza y/o de favor, por ello, con un poco de imaginación decidí realizar un análisis sobre el tema.
Yo considero que una persona es de confianza, cuando aquel que la elige tiene plena seguridad sobre su actuar.
Uno de mis mejores ejemplos es el de la madre de familia que debe laborar fuera de su hogar, por ello contrata a una persona (usualmente otra mujer) para que le cuide a su niño recién nacido. Se dan cuenta que no estoy hablando de dinero, no hay monto sobre la Tierra que valga un hijo, sin embargo, la madre que requiere ir hacia otro lugar para poder mantener adecuadamente a su crío, debe tener el suficiente nivel de confianza como para dejarlo al menos 10 horas al cuidado de una persona extraña, a veces una desconocida.
Por el otro lado se encuentran las personas contratadas de favor, aquí hay dos modalidades, aquellas que lo merecen y aquellas en las que el contratante está obligado a aceptar.
Normalmente aquellas que lo merecen pueden ser principiantes (como el caso de una empleada del hogar) o personas expertas en alguna actividad profesional, arte u oficio, que requiere un puesto de trabajo, al cual pondrán todo su empeño para demostrar que merecen ser calificados como personal de confianza, por ello en el desempeño de su labor demuestran ser eficientes y eficaces.
Por el contrario, en el opuesto se encuentran aquellas personas a las que se les asigna una responsabilidad laborar de favor “sin merecerlo”, ellos podrán tener todos los títulos nobiliarios que justifiquen su contratación, pero en el momento de desarrollar su labor demuestran su ineptitud, petulancia, ignorancia y torpeza, pero por razones ajenas a su voluntad los contratantes los tienen que aceptar.

Si esa experiencia la trasladamos a las empresas públicas, lugar donde normalmente se eligen a personas de confianza para los puestos de jerarquía, se encontrarán a algunos pocos responsables e identificados con su labor, pero la mayoría son seres que despilfarran tiempo y espacio, porque están seguros que nadie les llamará la atención y menos despedir, originando una mala imagen para la empresa, y por lo tanto al público usuario.
En muchos casos, de nada vale obtener muy buenos rendimientos económicos si la imagen institucional se ve afectada, y el perjudicado será también el consumidor final, quien nada podrá hacer ante la incapacidad del colocado “de favor”, que no se cansa de propagar por calles y plazas que labora en dicha institución con mucho amor, con todo su corazón, que se entrega integro, etc., cosa que es cierto, porque no tiene inteligencia.
domingo, 12 de diciembre de 2010. Personal de confianza en el sector público
http://fatimarodriguez.blogspot.pe/2009/12/personal-de-confianza-en-el-sector.html
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