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jueves, 22 de agosto de 2024

Historia de Barranco siglo XIX


El inicio del siglo XIX provocó algunos cambios entre los habitantes del pequeño pueblo de Barranco ubicado junto al mar.

La afluencia de los devotos hacia la capilla instalada en el acantilado de la Bajada de los Baños motivó que en el año 1805 se adecuara un par de torres laterales sobre ese local, nivelando los suelos, habilitando habitaciones adicionales para los sacerdotes y otras actividades de servicios.

Entre los años 1823 y 1826 la administración de nuestra patria decidió agrupar los sectores de los distritos de Barranco, Chorrillos, Miraflores y otros territorios a la ciudad de Santiago de Surco, donde muchos ciudadanos habían construido extensas haciendas.

A mediados del siglo XIX, los residentes barranquinos decidieron ampliar la zona de la Bajada de los Baños como una alternativa al sendero original hacia el mar, ubicado en la ladera de las calles Sucre y Abregú.

El sendero original tenía una pendiente con pocos grados de inclinación, por lo cual era más sencillo para el ascenso de los pescadores con la carga de la pesca y del acopio del agua de los acantilados.


El 2 de enero de 1857 se establecieron de manera oficial los distritos de Miraflores y Chorrillos, ambos con similares cantidades de habitantes que Barranco, pero con muchas más casas construidas por ciudadanos pudientes, así como vecinos de clases media, a diferencia de Barranco, cuyos predios, en su mayoría, eran rústicos y frágiles, de caña y barro, siendo habitados por personas de clases económica y social media y baja.

Miraflores fue considerado como un lugar de sosiego para las familias adineradas de la ciudad de Lima, debido a que varias familias construyeron sus residencias de verano.

También por la importante cantidad de áreas verdes en los alrededores de la Alameda (hoy Ricardo Palma) y por la belleza del horizonte al ocupar primordialmente los malecones 28 de Julio y Balta.

Y en el distrito de Chorrillos, por la habilitación de un club de playa, así como la instalación de un funicular que permitía el rápido acceso, y por la importante cantidad de las hermosas residencias construidas al borde de un pintoresco y romántico malecón.


La ampliación de la ruta del ferrocarril limeño hasta el distrito de Chorrillos en el año 1858, logró que la Av. Bolognesi tuviera un auge en la construcción de viviendas y comercios, lo cual contribuyó al desarrollo económico de la ciudad.

Una estación provisional fue establecida inicialmente a la altura del Óvalo Balta, siendo modificada en la década de 1880 a la intersección de las calles Cajamarca, Unión y Salaverry, sobre la Av. Bolognesi, junto a la futura Plaza Espinoza.

La considerable cantidad de personas que transitaban hacia el distrito de Chorrillos mediante el Ferrocarril, decidió que algunos ciudadanos construyeran sus residencias de verano en la actual av. Pedro de Osma, pero sólo en el lateral izquierdo, para poder observar las bellísimas puestas de sol.

Construyendo ranchos con áreas verdes tanto en las avenidas como en las calles perpendiculares como Sánchez Carrión, 2 de Mayo, 28 de Julio, entre otras.

El aumento de la población pudiente contribuyó a que se acondicionaran rústicas viviendas y solares en los alrededores, tanto en las avenidas como en las calles laterales.


En el año 1863, debido al aumento de la población barranquina, las autoridades religiosas decidieron ampliar las habitaciones de la Ermita, así como habilitar un espacio para utilizarlo como cementerio en la parte trasera del templo.

También se colocó un techo abovedado y rejas perimétricas.

La comunidad barranquina, formada también por algunos ciudadanos de nacionalidad chilena que radicaron en nuestra patria después de la gesta libertadora de 1865, se propusieron en desarrollar nuevas zonas residenciales, en especial en los alrededores de la Plaza Municipal, y en las calles laterales a la avenida Bolognesi.

Teniendo prioridad la construcción de predios muy cerca a los acantilados, por la necesidad de obtener agua de los chorrillos, gracias a las poleas instaladas en distintos sectores de los malecones.

Otro grupo poblacional se instaló en los alrededores de la plaza Raimondi y la av. Lima, por ser el centro entre los productos agrícolas y los que provenían del mar.


El 26 de octubre de 1874 se crea el Distrito del Barranco, agrupando distintas haciendas, fundos y chacras, siendo nominado San José de Surco.

Siendo los límites por el norte la actual Quebrada de Armendáriz, y por el sur la chacra del Cuadrado, supuestamente el área que ocupa la actual calle Independencia, límite con el distrito de Chorrillos, y los sectores agrícolas del pueblo de Surco.

Sin embargo casi todo el distrito continuaba vacío.


Paralelamente a la creación del distrito, y debido a la necesidad de agua para el uso diario, se originó la instalación de los Molinos de Viento junto con tanques elevados, así como la construcción de profundos pozos.

Esas inversiones fueron realizadas sólo por los residentes de mayor poder económico.
en la investigación he identificado alrededor de veinte molinos, quizá fue la razón de bautizar al distrito como la Ciudad de los Molinos.

Uno de los primeros molinos, fue instalado junto a un pozo de 29 metros de profundidad, a la altura de la cuarta cuadra de la av. Grau

Seguido por un segundo Molino en la segunda cuadra de la calle Bregante.

De manera masiva se continuaron instalando los molinos, en la calle Domeyer, en la Alameda Sáenz Peña, cerca de la avenida Bolognesi, entre otros espacios.


Con el deseo de atraer un mayor número de fieles hacia la pequeña capilla, a principios del año 1876 se decidió construir el romántico Puente de los Suspiros, con la finalidad que los fieles eviten caminar por los senderos de lodo y piedras de la plaza del mercado.

El puente se adecuó entre la calle Ayacucho hasta la calle Sucre, con un par de senderos inclinados laterales, una hacia la Bajada de los Baños y la otra hacia la zona de la Ermita.

El nuevo puente fue culminado a finales de la década de 1870.


El 14 de enero de 1881 el pueblo de Barranco fue saqueado e incendiado como efecto de la Guerra del Pacífico el puente de los Suspiros, la Ermita y varias residencias cercanas a la av. Grau sufrieron importantes ataques.

Pero existe una controversia debido a quienes provocaron los incendios de los dos espacios emblemáticos, debido a que uno de los cuarteles del ejercito chileno era un predio ubicado a pocos metros de ambos lugares, resultaría ilógico quemar esos recintos cuando en el proceso podría haberse quemado la residencia donde se alojaban los altos mandos chilenos.


Por la masiva concurrencia de los ciudadanos barranquinos a la zona costera, una empresa privada decidió instalar un funicular en el año 1883, colocando la Estación de Funicular al final de la calle Domeyer, lugar donde estuvo ubicado uno de los arietes con los cuales se transportaba agua hacia la ciudad.

Siendo muy interesante la historia de su evolución, uso, paralización y reusó de este importante medio de transporte para llegar a las playas barranquinas.

El funicular tuvo varias modificaciones en cuanto al número de pasajeros, los sistemas de tracción, los precios, los horarios de funcionamiento, las administraciones, siendo declarado inoperativo a principios de la década de 1970.


A mediados de la década de 1880 se construyó el templo San Francisco de Solano, monumental edifico de cuatro torres en la calle Colón a metros de la futura plaza San Marcos, edificada sobre los restos de una antigua Huaca barranquina.

Lo imponente de sus estructuras no soportó la inestabilidad del suelo, y debió ser demolido en el año 1933.

Fue reemplazado por la iglesia San Francisco de Asís en el año 1935.


En el año 1890 se realizó un censo de habitantes pero considerando sólo a los residentes, debido a que las mansiones ubicadas en las avenidas Grau, Osma y Bolognesi eran consideradas casas de verano, estando desahitadas la mayor parte del año.

El censo contó 1,300 personas, cuyas casas fueron consideradas precarias y rusticas, propias de un caserío.

En 1892 a solicitud de los propietarios de las residencias barranquinas cercanas a la plaza municipal, se instaló un sistema de agua potable, agua proveniente de los pozos del subsuelo, ello motivó que se paralizaran la construcción de los molinos de Viento.

La Municipalidad acondicionó un grifo de agua para el servicio público entre la avenida Pedro de Osma y la calle 28 de Julio, cerca al paradero del ferrocarril.


Por órdenes gubernamentales en el año 1893 el territorio de Barranco pasó a formar parte del distrito de Santiago de Surco, sin embargo gestiones de los habitantes del balneario, lograron restituir el nombre y los linderos a Barranco el 16 de diciembre de 1929.

A finales del siglo XIX, el distrito de Barranco gracias a sus pobladores se convirtió en una ciudad autogestionaria, con una serie de servicios y productos ofrecidos por sus mismos habitantes

Fueron tiempos en que se empezaron a instalar una serie de negocios y centros educativos, porque a pesar de existir el ferrocarril como sistema de transporte público, en el distrito se podía tener acceso a todos los productos y servicios necesarios para una agradable residencia.

Pero a pesar de la fertilidad de las playas, el ingenio para abastecerse de agua dulce, y los recursos provenientes de las tierras ubicadas en el límite con el sector del distrito de Surco, aún no establecido, fue rara la presencia de extraños durante mucho tiempo.






Historia de Barranco siglo XX

Historia de Barranco siglo XXI

domingo, 4 de agosto de 2024

av La Mar en Miraflores


La urbanización Santa Cruz fue durante mucho tiempo un área de cultivo que limitan con otros fundos y chacras, muy cerca de un ramal del río Huatica, antiguo canal utilizado para el regadío de las áreas verdes.


Con los años la zona se fue urbanizando, un área cerca de los restos de la Huaca conocida como Santa Cruz fue adquirida por un particular y donada al Ejército Peruano, institución que lo usó como cuartel. 


En el área colindante al mar se habilitó una zona de equitación, por la necesidad de tener un espacio donde cuidar a los caballos, que por esa época era el sistema de patrullaje de la ciudad.


En el año 1913 se habilita El Camino de la Magdalena, conocida como avenida del Ejército, con destino al distrito de Magdalena creado el mismo día que el distrito de Miraflores, el sendero conducía a la nueva ciudad conocida como Marbella.


El 10 de mayo de 1920, por Ley No. 4101 se crea oficialmente el distrito de Magdalena del Mar con distintos límites, pero manteniendo sus fronteras con Miraflores.


Durante varias décadas esa zona del distrito de Miraflores estuvo vacía, manteniéndose algunas áreas de cultivo, hasta principios de la década de 1930 en que se delineo las cuadras de las calles Córdova, La Mar y Mendiburu, perpendiculares a la avenida Del Ejército.


Por esos años aún no había agua potable en la zona, por ello fue necesario habilitar desde los pozos de los ranchos cercanos, diversas conexiones hacia las casas u solares.


Hasta hace unos años era visible el cauce de agua por una de las esquinas de la calle Córdova, era un antiguo canal de regadío también utilizado por los pobladores, dicho canal bordeaba el cuartel y desembocaba en una catarata en la ladera del acantilado que conduce al mar.


Años después, parte del desmonte y tierra retirada de la Quebrada de Armendáriz y de las laderas barranquinas y miraflorinas, fue colocado en la quebrada Del Ejército, construyendo una especie de pendiente artificial, para acceder por esa ruta a las playas miraflorinas

 
Con el tiempo se habilitó una vía asfaltada a la playa hacia los distritos de San Isidro y Magdalena.


La avenida La Mar se inicia a la altura de la cuadra 11 de la avenida Pardo, justo en el Ovalo Moraes Duares, de manera diagonal cruz la calle 2 de Mayo, esquina con la calle 27 de Noviembre, para continuar hasta la cuadra 14 de la avenida Santa Cruz.


Desde la avenida Santa Cruz mantiene un sendero recto hasta la pared del ex cuartel San Martín.


Hacia el lado izquierdo se encuentra la calle José Bernardo Alcedo.


Atraviesa las calles José de la Torre Ugarte, Manuel Tovar, Joaquín Capello, Toribio Pacheco e Ignacio Merino por ambos lados, donde también se cruza con la diagonal de la calle 8 de Octubre.


Sigue hacia el norte cruzando la intersección de la calle Toribio Polo.


Continuando se intercepta con la calle Federico Villareal, Mateo Pumacahua (Espejo).


Siguiendo con la calle Mariano Melgar, además de la calle diagonal Hipólito Unanue.


Prosigue teniendo a ambos lados a las calles José Choquehuanca y Jorge Polar.


Toda esta avenida es bastante ancha, con bermas municipales y/o zonas para el estacionamiento a ambos lados de la vía, así como tres senderos vehiculares.


La longitud de cada una de sus cuadras es similar, pareciera que se formaron cuadrados perfectos tanto hacia los laterales como hacia las calles Córdoba y Mendiburu.


La urbanización de esta avenida fue lenta, siendo la mayoría de viviendas de un nivel, y en aquellas con mayores áreas de terreno, se acondicionaron pintorescas quintas, a uno o a ambos lados.


Hacia mediados de la década de 1940 prácticamente todos los lotes tenían propietarios, sin embargo la mayoría no estaba construidos.


Quizá la razón de ser lotes vacíos era por encontrarse limitando con los terrenos de la Hacienda Santa Cruz, que comprendía desde una de las veredas de la futura calle Córdoba hasta llegar al actual Ovalo Gutiérrez.


Lo que nunca fue muy visible fue el sembrado de árboles, el cual se inició recién a principios del siglo XXI.


La primera cuadra de esta avenida tenía un gran sector hacia el lado derecho donde se ubicada un importante local de hospedaje, con amplios jardines y áreas verdes, lo preocupante es que a principios del siglo XXI toda la zona de la berma municipal desapareció para habilitar áreas de estacionamiento.


La situación no se repitió felizmente hacia el otro extremo de la misma cuadra, hasta la fecha son visibles los jardines, así como los frondosos árboles.


La mayoría de predios de la primera cuadra son,  desde hace muchos años empresas, posiblemente sin autorización municipal, dado que ninguna tiene un letrero que la identifique, pero las características y el flujo de personas que ingresan a estos, me lo hace pensar.

 
Uno de los principales edificios con entrada a esta avenida es el colegio Scipion Llona, ubicado en la segunda cuadra.


Según diversas fuentes, inició actividades en la cuadra 6 de la calle Colina del distrito de Surquillo, mudándose al distrito de Miraflores tanto hacia las calles Juan Fanning como José Gonzales.


En la misma esquina de las calles Enrique Palacios y Veintisiete de Noviembre hacia finales de la década de 1940, funcionó la Escuela de Mujeres para primaria Nº 378 y Nº 379.


En abril de 1964 se creó el Colegio Nacional "Mixto Miraflores", y en agosto de 1967 se asigna el nombre del científico miraflorino Scipion Llona, con los alumnos del otrora colegio que quedaba en la calle Colina en Surquillo, y el cual se había mudado transitoriamente a otras calles del distrito de Miraflores.


En la calle del frente se ubica otro colegio, aunque de menor tamaño, en esquina con la avenida Santa Cruz.


Cruzando la avenida, en todo el lote que comprende las avenidas La Mar y Santa Cruz, así como las calles Mendiburu y José Bernardo Alcedo se ubica la Iglesia Nuestra Señora de la Asunción.


En la tercera cuadra se construyeron varios edificios multifamiliares, existiendo hasta el año 2020 un conjunto de residencias de dos niveles, ambos con pocas áreas verdes.


En la cuarta cuadra son visibles un par de pintorescas quintas con viviendas sólo a uno de los lados, con hermosas plantas decorativas que le dan alegría a los predios.


La visibilidad en la construcción de las casas es posible debido a que al parecer la mayoría son negocios, por ello se pueden admirar las variadas fachadas, algunas con arcos en las ventanas, revestimientos en los muros, o curiosos cercos vivos en las paredes.


Aunque en la zona aún quedan predios construidos hacia principios de la década de 1940, de un nivel, cuyos techos superan los tres metros de altura, regularmente ubicados en las esquinas.


Una de las más hermosas casas de esta avenida se ubica en el número 725, predio que mantiene su cerco de madera, los ladrillos rojos y el techo inclinado de tejas, junto con un precioso jardín.


Cruzando la calle 8 de Octubre, existe una pared de más de 8 metros de alto, donde acostumbran dibujar singulares imágenes del mundo de la ciencia ficción.


Ignoro que funciona en dicho local, pero siempre tiene vehículos estacionados tanto en sus linderos como en la vía publica.


La avenida La Mar es uno de los senderos más comerciales del distrito de Miraflores, siendo la mayoría de negocios familiares o de un sólo propietario, además de centros de mecánica automotriz, muchos de los cuales han ido desapareciendo para volverse locales de comida o edificios de ocho niveles.


Aunque siempre encontrará alguna típica casita de mediados del siglo XX, con vistosos colores y techos a dos niveles.


Lo clásico de esta avenida así como de la calle Mendiburu es encontrar perros sobre las veredas. 


Quizá por haber sido durante varias décadas zonas donde se establecieron los centros de reparación de vehículos automotores, pero casi siempre los caminantes debemos esquivar algún perro durmiendo.




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