Fátima Rodríguez Serra: Historia de Barranco siglo XV

lunes, 22 de julio de 2024

Historia de Barranco siglo XV

El mes de octubre el distrito de Barranco celebra su 150 aniversario de creación, por ello decidí investigar sobre sus inicios como pueblo.

Según reportes de los historiadores, la comunidad barranquina se formó muchos antes del siglo XV, estableciéndose la mayoría de sus pobladores en precarias viviendas al ser trabajadores del campo y del mar.

Las ciudades se forman gracias al abastecimiento del agua, que riegan los campos y alimentan a los seres, el inicio del pueblo de Barranco está asociado a la presencia de los cauces de agua que recorrían la ciudad, así como los chorrillos visibles en las laderas, que llegaban al mar.

La presencia de esa importante cantidad de agua ayudó que los ciudadanos decidieron buscarla en los sub suelos, cavando profundos pozos.

El distrito de Barranco empieza a forjarse gracias a la importante cantidad de agua de las acequias provenientes del rio Surco, habilitadas desde tiempos pre hispánicos que procuraron hermosos valles en la costa peruana.

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Modelo para Armar a la Venta

Alrededor de 40 ctms. de diámetro cuando está armado.

Es un modelo muy detallado, con más de 75 piezas.

Viene con una base para el montaje del modelo terminado.

Fabricado por AMT/ERTL.

Con sus ramales Comuco y Talana, cuyos recorridos los vimos en las calles barranquinas hasta mediados de la década de 1980, y que luego se convirtieron en los famosos chorrillos de los acantilados y actuales manantiales.

Considerando los asentamientos humanos en toda la región Lima, se estima que los antiguos pobladores barranquinos marcaron con sus pasos tres senderos, el camino a Armatambo que conduce al distrito de Chorrillos, otro sendero hacia el pueblo de Surco donde encontraban los frutos de la tierra, y la ruta hacia el mar.

El asentamiento humano prevalecía hacia los territorios próximos al actual distrito de Surco, debido a las actividades agrícolas, producción y manualidades, teniendo como otra labor la pesca para los que residían cerca a los acantilados.

Además de obtener los frutos encontradas en las laderas, como en la Quebrada de Armendariz, donde era posible obtener peces y mariscos de los cauces del río; así como distintas frutas, que han sido visibles en el balneario hasta finales del siglo XX.

Todo el sector de Barranco y el distrito de Surco eran conocidos como el Señorío de Sulco, con la presencia de dos importantes monumentos representativos de sus habitantes, la existencia de construcciones prehispánicas como la Huaca La Viñita y la Huaca Tejadita (cerca al estadio Unión), ambas desaparecidas a principios del siglo XXI.

La fertilidad de los campos y los mares es una de las razones de las migraciones en el planeta Tierra.

Además, también son necesarios los caminos, por ello los antiguos pobladores supieron establecer senderos sencillos para el tránsito, considerando inclusive el viento y las sombras.

Como un extenso territorio cercano a las costas estaba sembrado con múltiples productos agrícolas, cada sembrío lucía una hermosa combinación de colores productos de la naturaleza, considerado un lugar muy vistoso y alegre para los inmigrantes extranjeros, quienes decidieron afincarse en tan bellos espacios.

Por ello, a partir del siglo XVII los nuevos habitantes se establecieron en los alrededores de las rutas de los canales de agua, en especial el sector de la Plaza Raimondi, las calles De la Unión y Domeyer, y los sectores cercanos a las laderas del malecón.

Hacia finales del siglo XVIII, en la zona entre la actual avenida Grau y la primera cuadra de la calle Domeyer, se instalaron diversos comerciantes para ofrecer sus productos de primera necesidad, la mayoría perecibles, debido a que era la principal ruta hacia el mar, que proveía de agua y especies marinas, así como de los agricultores de la zona de Surco, quienes ofertaban sus productos.

Espacio conocido como la Plaza del Mercado.

En la segunda mitad del siglo XVII las condiciones de vida de este sector limeño lograron la presencia de más ciudadanos de diversos recursos económicos a establecerse en los balnearios del sur, lo cual interesó a una orden religiosa acondicionar un local para las ceremonias litúrgicas, pero sólo en los días domingos, con la presencia de un representante que viajaba desde el centro de Lima para ese fin.

Instalando una pequeña capilla de una sola habitación con el nombre de Ermita sobre el acantilado de la calle Ermita, sobre la la Bajada de los Baños.