Calle Cajamarca en Barranco

La calle Cajamarca en el distrito de Barranco, es uno de los pocos lugares donde pareciera que se hubiera detenido el tiempo a principios del siglo XX.



La habilitación urbana de esta calle empieza a mediados del siglo XIX.



Las primeras viviendas se edificaron muy cerca de la calle de la Unión, y alrededor de la nueva iglesia San Francisco Solano..



El Templo "San Francisco Solano de Barranco", fue construido a finales de la década de 1880, sobre los restos de una antigua y abandonada huaca barranquina, la cual estaba ubicada entre las calles Cajamarca y Miraflores



La puerta principal de la iglesia se ubicó en la calle Morelli Colon 320, en el distrito de Barranco, zona cercada a la ruta de la acequia Talama.



A este sendero se le asignó el nombre de Cajamarca el 4 de agosto de 1907, quizá porque en la zona existen nombres de otras provincias de nuestra patria, siendo el sendero que continua de la calle Salaverry y la Plaza Raimondi.



Hacia mediados de la década de 1900, se instaló una congregación religiosa sobre la calle San Antonio, entre las calles Cajamarca y San Marcos, la cual funcionó como un pequeño pensionado.



Convirtiéndose en el colegio San José de Cluny en el año 1918, con un alumnado mixto, hasta mediados del siglo XX. Siendo el 28 de Octubre del año 1932 un día importante.

En el año 2003 volvió a ser un centro educativo mixto.



La calle Cajamarca se inicia a la altura de la octava cuadra de la avenida Grau y culmina en la quinta cuadra de la avenida Bolognesi.

Es cruzada por ambos lados de la vía por la calle San Antonio en la segunda cuadra, y por la calle Colón en la tercera.

Hacia el lado izquierdo de la cuarta cuadra se encuentra la calle San Francisco, para continuar por ambos lados por la calle De la Unión.

En la década de 1920, toda la segunda y tercera cuadra de la calle Cajamarca estaba ocupada por hermosas mansiones, ubicándose en la primera cuadra precarias quintas habitadas por los nativos de la zona.

Casi todas las residencias de la segunda cuadra del lado derecho tienen un pequeño retiro, donde se han colocado plantas, macetas y bancas, manteniendo las características de los típicos ranchos de principios del siglo XX.



La conservación de casi todos los predios de la calle Cajamarca es uniforme, siendo una de las pocas calles cuya apariencia pareciera detenida en el tiempo, por mantener la estructura, por ello muchos de los predios están consignados dentro del listado del Patrimonio inmueble del distrito.



Sin embargo, existe una excepción, el antiguo colegio San José de Cluny debió ser demolido. Por efecto del terremoto de 1966 perdió parte de su construcción de la calle San Marcos, y por el terremoto del año 1970 toda la zona que daba a la calle Cajamarca, edificándose con estructuras ajenas a la zona.



Hacia principios del siglo XXI, por problemas en sus estructuras las instalaciones del segundo piso que daban a la calle San Antonio esquina con la calle Cajamarca también fueron demolidos, y unos años después las zonas que servía de habitaciones de las religiosas.



Una de las residencias emblemáticas de la segunda cuadra de esta calle, que funciona como colegio desde finales del siglo XX,  también fue modificada en su parte interior, manteniendo la fachada.



Al igual que una rustico predio que quedaba en la primera cuadra, en esquina con la avenida Grau, la cual ha desaparecido, para ser construido una edificio sin alguna belleza arquitectónica.



Las esquinas de la primera cuadra de la calle Cajamarca con la calle San Antonio mantiene todos los predios originarios, con muy pocas variaciones en las zonas externas.



Estos predios son indistintamente de uno y/o dos niveles, aunque en algunos casos se han acondicionado habitaciones sobre los techos.



Lo importante e histórico de este sendero, es que en muchas veredas se observan las losetas y baldosas originales, algunas de más de un siglo de antigüedad.



Baldosas y losetas fabricados en su mayoría en tonos blancos, rojos y cremas, con pintorescos dibujos, pero que por diversos motivos no mantienen la continuidad.



Distintos diseños y tamaños adornan las fachadas de algunas viviendas edificadas a principios del siglo XX, ubicadas al borde de la vereda.




Detectando curiosidades como observar que los colores de las losetas y baldosas de la vereda coinciden con los de las fachadas.



Y gracias a los deseos de sus propietarios e inquilinos de no colocar cercos que lo impidan, también es posible apreciar las zonas de ingreso y los jardines dentro de los predios, protegidos por decoradas rejas.



Balcones y columnas en perfecto estado de conservación y paredes con grabados originales forman parte del patrimonio monumental de esta calle.



Según relatos de los antiguos vecinos a  partir de mediados del siglo XX se empezó a notar que algunas casas fueron adornadas con cercos vivos



Y detalles singulares en la ornamenta de las rejas en las ventanas y puertas, ampliados a partir de la década de 1980 por motivos de seguridad.



Con el propósito de mantener la armonía arquitectónica de la ciudad se solicitó a los vecinos que pintaran sus predios con colores pasteles, propios de principios del siglo XX.



Colocando, en algunos casos, farolas similares a las empleadas en aquella época.

Es una de las pocas calles donde se aprecian muchos árboles en ambos lados de las bermas, algunos tan antiguos como los predios.



Sin embargo, algunas casas fueron remodeladas tanto en las fachadas principalmente por haber sido convertida casi toda la vía en áreas comerciales, modificando también las estructuras internas.



Como en casi todo el distrito, también se observan algunas paredes "pintarrajeadas" sin ningún valor artístico, que perjudican la historia y el ornato de esta centenaria calle.



Pero felizmente la mayoría de predios aún conservan su belleza arquitectónica entre sus puertas, muros, cercos, ventanas, escaleras y pisos.



Así sean edificaciones pequeñas, con poca ornamenta en sus fachadas, gracias a la actitud de sus residentes en preservar el estilo arquitectónico de la calle.



Al aceptar que era prioritario mantener el valor patrimonial, al pintarla con los colores propios de la zona.



Aunque en algunas sea imposible admirar su belleza interior, por haber tapiado prácticamente toda la zona de ingreso.



Pero igual algunos detalles de las fachadas se mantienen visibles para el visitante.



Inclusive los diseños originales con los que fueron construidos, como esta hermosa casa con la puerta de ingreso con aspecto semicircular.



Hacia el final de la calle, muy cerca a la avenida Bolognesi, a mediados del siglo XX se construyeron casas familiares.



Cuyos arquitectos supieron mantener la belleza de la calle, al incorporar lajas, maderas o fierros de forma armónica a los demás predios.



Preservando la belleza del patrimonio monumental barranquino.



Inclusive preservando los adornos externos de esta pequeña y rústica vivienda de principios del siglo XX.



Están invitados a realizar un paseo peatonal por esta hermosa vía.


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