Una historia, quizá jamás relatada, tuvo inspiración en la pileta que se encuentra en la intersección de las calles Rivera Navarrete y Juan de Arona en San Isidro.
En ese espacio existía un pequeño parque con juegos infantiles hasta la instalación de esta curiosa pileta.
Importante distrito por su hermoso Bosque del Olivar, por dos de sus más representativas Huacas como la Santa Cruz y la Huallamarca, y el singular residencial con miles de plantas, árboles y flores la Santa Cruz.
Alrededor del año 1974, yo adquirí un curioso juego de embocar unas pequeñas pelotitas, mediante un par de lanzadores de distintos colores ubicados en los extremos, hacia cinco bases ondeadas, todos de colores vivos.
Parecía sencillo, pero no lo era, cada una de las bases, al ser ondeadas provocaban que la bolita se saliera y cayera.
Además según el tamaño, otorgaban un puntaje distinto, siendo la más alta, la que más cantidad de puntos le daba al concursante.
Una tarde, estaba en casa un primo de mi papá, don Guillermo Rodriguez Gaitan, un experimentado arquitecto, a quien le agradó mi juguete, y con el cual empezamos a jugar.
Años después, quizá sería a principios de la década de 1980, vi a aquel juego convertido en pileta, sin los lanzadores, y de un solo color.
735
Calle Manuel Fuentes
Calle El Bosque
Calle Cervantes
De esa plaza y pileta no queda nada, gracias al alcalde que odiaba el juego de los niños.
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