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jueves, 4 de diciembre de 2025

Parque Carossio en Miraflores


El parque Carossio se encuentra a la altura de la décima cuadra del malecón Balta en Miraflores.

Su nombre es en homenaje al ingeniero Juan Carossio (1886-1959), quien junto con los ingenieros Carlos Mariotti y Pablo Bonner, fueron los impulsores del proyecto de energía eléctrica para la ciudad de Lima.


Desde 1922, don Juan Carosio fue el encargado de la dirección para el establecimiento de ese suministro desde las aguas de los ríos Rimac y Santa Eulalia, y a partir de 1926 con la Compañía Sudamericana de Electricidad, y luego laboró durante 37 años en las empresas eléctricas.


Desde inicios del siglo XX, por toda la zona habitable del malecón Balta transitaba un tranvía sobre un sendero empedrado, útil para acercar a las personas interesadas en bajar a las playas miraflorinas, el cual terminaba a la altura de la actual calle Grau.


Cercado por un romántico muro de madera desde el cual era posible admirar la antigua Quebrada Balta, el cual lucía inmensos árboles, de pino y sauces, entre otros.


El sendero inicial del malecón Balta era bastante amplio, porque inclusive se habían instalado bancas, con vista a ambos lados del sendero, el cual estaba alumbrado con farolas de gas.

Culminando el malecón con una pintoresca glorieta.


El muro del malecón también concluía a pocos metros de la calle Grau, desde donde se habilitó un sendero de tierra para llegar a la Quebrada Balta, y por lo tanto al mar.

Según información preliminar, toda esa zona pertenecía al Palacio y a la Huerta de Catalina Huanca.


Hasta mediados de la década de 1930, toda esa zona del malecón Balta de Miraflores eran terrenos baldíos.


Hacia finales de la década de 1950, en una de las laderas del malecón Balta se habilitó un terraplén con la finalidad de adecuar una zona de jardines.


A diferencia del acantilado del malecón 28 de Julio en el cual ya existía desde tiempo atrás, el parque Las Terrazas, área de acceso libre con juegos para niños, hermosas esculturas, así como una singular pileta entre otras atracciones.


Hacia principios de la década de 1960, al haber retirado el servicio de tranvía, la zona empezó a utilizarse para el paso vehicular, estableciendo amplias áreas verdes en esa zona del acantilado, los cuales inclusive llegaban hasta el actual parque del Amor, debido a que a este tiempo aún no existía el Puente Villena.


Debido a la construcción de dicho puente, se recortó la extensión del parque Carossio, manteniendo el sendero que conducia al mar.


Hacia finales de la década de 1960, la zona baja de ese acantilado empezó a poblarse de hermosos árboles, algunos de los cuales permanecen en la actualidad.


Hasta finales del siglo XX, este parque no tenía cerco de protección, ni bancas sólo algunos arbustos y algunas flores.

En el año 2015, debido a la ampliación del Puente Villena, la extensión de este parque volvió a reducirse, para acondicionar los dos nuevos carriles para el tránsito vehicular, así mismo, una zona del acantilado fue habilitada para un paso peatonal por debajo del puente, eliminándose una importante zona de áreas verdes.


En la actualidad el parque Carossio se encuentra al extremo sur del Malecón Balta, a la altura de la décima cuadra, limitando con la primera cuadra del malecón Cisneros, el acantilado de la Quebrada Balta y el puente Villena.





Parque Chino


Plaza Aviación


Parque Porras


Parque Meliton Porras


Parque Armendariz


Parque Champagnat


Parque Domodossola


Parque Villarreal


Parque Carossio


Parque Letonia


Parque Intihuatana


Parque Ferrero


sábado, 22 de noviembre de 2025

Calle 28 de Julio en Barranco


El distrito de Barranco fue urbanizándose a partir del siglo XIX.


La primera zona de viviendas estuvo alrededor de un antiguo cauce del río Surco, proveniente de la Acequia de Talama, que irrigaba la actual plaza Raimondi, cruzaba la antigua carretera y ruta del ferrocarril Lima Chorrillos, y continuaba por la calle Unión, atravesando la avenida Grau para seguir por las calles Domeyer, Sucre y diversas zonas de la actual Bajada de los Baños.


Hacia mediados del siglo XIX sólo la zona de los alrededores de la ruta del agua estaba poblada, aunque existían algunas precarias casas en las zonas apartadas, por haber sido áreas de cultivo donde residía el personal que laboraba ahí.


La popularidad del transporte público motiva el desarrollo en cualquier comunidad,  esa es una de las condicionantes económicas para el progreso de los pueblos, por esa razón el ferrocarril que transitaba por la actual avenida Bolognesi logró un rápido crecimiento poblacional alrededor de su recorrido.


Fue así que para principios del siglo XX la calle 28 de Julio ya había sido totalmente planificada y algunos de sus lotes edificados con elegantes residencias.


Sin embargo los terrenos cercanos a los acantilados permanecieron casi desiertos.


A excepción de una singular construcción de propiedad de la Oficina del Cable Submarino con vista a la pequeña plazuela, y de otro predio ubicado justo al frente.


Hacia la década de 1920 la construcción de viviendas continuó sobre la calle 28 de Julio, la mayoría para ser ocupadas por familias, las cuales, por esos años tenían numerosos niños, por lo cual se necesitaban importantes extensiones de terreno.


Lo curioso es que la primera cuadra de esta calle nunca fue ocupada, ambos lados fueron las paredes laterales de los predios construidos tanto sobre la av. Bolognesi como la av. Grau.


Sin embargo en la segunda y tercera cuadra si se construyeron diferentes modelos de vivienda, y en algunos casos algunos funcionaron como locales comerciales, en especial los instalados en las esquinas.


Mientras tanto la cuarta cuadra, la que daba al acantilado continuaba casi desierta.


Fue en la década de 1930 cuando prácticamente todos los lotes de las primeras tres cuadras de esta calle estaban construidos, y algunos correspondientes a la cuarta cuadra, con espacio para las áreas verdes y árboles.


Por alguna razón en las primeras tres cuadras nunca se dejó espacio para la clásica berma ni se destinó espacios para plantar árboles.


En esta cuarta cuadra se habilitaron hermosas residencias, algunas de las cuales tenían pintorescas quintas en la parte posterior, habitada, por ciudadanos de diversas nacionalidades.


El terremoto de 1940 deterioró varios de los predios de toda esta antigua calle, lo cual motivó la demolición y reconstrucción de nuevas residencias.


Al final de esta calle se encuentra la Plazuela 28 de Julio, y una hermosa zona llena de plantas, árboles, arbustos y flores cerca al acantilado.


Esta plazuela ha sido modificada múltiples veces, cambiando los senderos, para llegar al malecón desde el cual es posible admirar el mar.


Es uno de los malecones de esta zona del distrito de Barranco que continúa con la siguiente calle, en este caso es posible salir por la calle Bresciani.


Hasta finales del siglo XX era posible caminar por todo el acantilado de esta zona de Barranco, porque ninguno de los propietarios de los predios habían invadido los acantilados.


Desde la calle 28 de Julio se podía acceder a los malecones de las calles Bresciani, Solari, del Pasaje Lavalle, y la calle Tisson, no siendo posible caminar solamente por el sector de la calle Alfredo Silva, para ello era necesario dar la vuelta por la avenida Pedro de Osma para llegar al Malecón.


Admirar la inmensidad del mar desde los acantilados barranquinos es un beneficio que se está perdiendo, al igual que el oxígeno, porque con la invasión privada también desaparecieron muchos árboles y arbustos que adornaban el malecón.


En esta vía de sólo cuatro cuadras, pocas veces se observan flujo turístico por alguna de ellas, eventualmente para ingresar a alguno de los locales comerciales, pero no como parte de la belleza arquitectónica de nuestra ciudad.


Tambien es el sendero donde se instaló un importante colegio barranquino, y que mantiene residencias hermosas, algunas no consideradas en el listado del patrimonio monumental inmueble de Barranco.


La belleza arquitectónica de varios de ellos, en los elementos de su construcción denota que han sido cuidados y mantenidos a través del tiempo, muchos con 100 años de antigüedad.


Puertas, ventanas, balcones, barandas, pisos, escaleras, vitrales, hasta los detalles de las paredes y cornisas son obras de arte que son apreciadas por los pocos visitantes que reparan en que cada una de ellas relata una parte de la historia de nuestro balneario.


Lamentablemente así como hay predios en perfecto estado de conservación, también hay los que se están deteriorando con el paso del tiempo, posiblemente por efectos de la nefasta Ley del Inquilinato que destruyó de alguna manera nuestro patrimonio arquitectónico.


Mi intención de promocionar estas bellas calles y casas de mi ciudad natal, tiene como finalidad desear que se mantengan por siempre bellos.



sábado, 15 de noviembre de 2025

Calles con nombre de Ciudades en Jesus Maria

 

Las calles del distrito de Jesus María mantiene su belleza y prestancia desde casi un siglo, por alguna razón el catastro urbano de esa comuna, fue diseñado con amplias veredas, bermas y pistas. 

Quizá por ello se ha mantenido la belleza arquitectónica.

He captado fotografías de las calles Huamachuco, Junín y Talara que corresponde a provincias de nuestra patria, así como diversas ciudades como Milán, Rio de Janeiro y Republica de Chile, observándose el deseo de recordar aquellas ciudades importantes para la comunidad de Jesús María. 


Las características de los predios de las mencionadas vías son similares, amplias zonas de berma municipal, siempre con árboles, plantas y arbustos, aunque pocas flores. 


Retiros dentro de las mismas casas, casi siempre con áreas verdes, árboles pequeños, y si variadas flores. 


La mayoría de predios son de dos niveles, y por sus características pertenecen a grupos familiares de nivel económico medio. 


Entre ellos se aprecian varias mansiones con hermosos balcones de madera tallada, así como varias viviendas multifamiliares en edificios de tres niveles.


Algunas casas son de tres niveles, estando el tercero  acondicionado con alguna torre o con techos a dos inclinaciones.


Muchos de los predios construidos hacia la mitad del siglo XX han sido modificados, ya sea en la fachada, o agregándole un tercer y cuarto nivel.


El distrito de Jesús María  es uno de los cuarenta y tres distritos de la ciudad de Lima.


Limita al Norte y el Este con el cercado de Lima, una zona del Norte con el distrito de Breña, al Este nuevamente con el distrito de Lince; al Sur con los distritos de San Isidro y Magdalena del Mar; y al Oeste con el distrito de Pueblo Libre.

Fue fundado el 17 de diciembre de 1963, funcionando como desde finales de la década de 1950.

Tiene una superficie de 4.57 km², con una población, según el censo del 2017 de 71,589 habitantes.


Sus pobladores iniciales residían en la zona hace más de 500 años, habiendo sido territorio de los Señoríos de Maranga y Cuismancu.

Desde el siglo XVIII se empezaron a modificar los linderos, con la adecuación de haciendas, chacras y parcelas, todas destinadas a la agricultura.


A principios del siglo XX, el área no definida eran terrenos agrícolas que formaban parte de los distritos Magdalena del Mar, Pueblo Libre y Cercado de Lima.


El distrito era considerado como un lugar donde residías personas con alto nivel socio económico y cultural. Motivado también por la instalación de la urbanización Jockey Club en el año 1910, en los alrededores del entonces hipódromo de Santa Beatriz (1904), lo que hoy es el Campo de Marte.


En las principales avenidas y calles se construían elegantes residencias con estilos arquitectónicos foráneos, propios de sus habitantes, en especial moriscos y neocoloniales; con muchos balcones, jardines y ventanales.


Por ello fue el centro de operaciones de numerosas embajadas, consulados y misiones diplomáticas, además de las residencias de los extranjeros.


Hacia la década de 1920 se crea la urbanización Jesús María, con la construcción de viviendas de uno y dos niveles para sectores económicos pudientes, pero por alguna razón siempre había un callejón o corralón en la parte trasera.


Desde la década de 1940, debido a la construcción de la avenida Salaverry, el lugar empezó a poblarse con ciudadanos de diversos niveles económicos, así como se inició la construcción de pintorescas quintas en especial en las calles.


Las zonas populares con la construcción de edificios multifamiliares de tres y cuatro niveles, la mayoría sin espacios para estacionamientos se inició en la década de 1960.


Por la belleza arquitectonica de la mayoría de sus predios, es muy entretenido y cultural caminar por estas antiguas calles.





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