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domingo, 22 de marzo de 2020

Mirador Catalina Recavarren de Barranco


El Mirador Catalina Recavarren, conocido como el Mirador de Barranco, es un romántico espacio habilitado en uno de los acantilados del Distrito de Barranco.


Se encuentra al inicio de la calle Domeyer, sobre el sendero de la Bajada de los Baños, a la altura de los antiguos Baños de Barranco.


Para llega a ella existen varios senderos, desde la avenida Grau (a 68 metros sobre el nivel del mar) en esquina con la calle Domeyer, se camina por la pendiente, inclusive por debajo del puente Cemento


para continuar por la calle Ermita, el cual tiene una pequeña pendiente en descenso para continuar con otra pendiente hasta llegar a la pista a 45 msnm, y continuar recto hasta el final de la calle empedrada.


También se puede caminar desde el Parque Municipal de Barranco, cruzando la avenida Pedro de Osma, y la calle Ayacucho, descender hacia el Puente de los Suspiros y girar a la izquierda.


Hasta la década de 1940 la zona estaba deshabitada, sólo existían algunas rústicas casas habitadas por pescadores.


El terreno tenía diversos montículos de canto rodado, que fueron aplanados con algunos grados de inclinación, o colocando maderas para mantener un nivel horizontal.


Justo delante de la parte posterior de la capilla La Ermita, existía una profunda zanja de casi 10 metros de profundidad.


El acantilado continuaba con pendientes de canto rodado, en los cuales existían distintos senderos realizados por los nativos que necesitaban llegar a la orilla del mar, similar al sendero ubicado al final de la calle Sucre.


Debido a que en una época la capilla La Ermita tenía ubicada su puerta de ingreso sobre la calle del mismo nombre,


el sendero lateral de aproximadamente tres metros de ancho, empezó a ser utilizado para llegar al acantilado.


En la reconstrucción de la Capilla, se decidió modificar la arquitectura, colocando la puerta de ingreso hacia la nueva Plazuela, con acceso directo al futuro Parque de la Cruz.


Mientras tanto gracias al sendero, hacia mediados del siglo XX algunos vecinos de la zona decidieron edificar precarias viviendas de barro y caña.


Por ese tiempo la zona carecía de los servicios de agua y desagüe, así como de instalaciones eléctricas.


El sendero continuó siendo afirmado, a excepción de la zona que pertenecía a la capilla, que era adoquinado.


Hacia la década de 1960, ya existían varias casas de un nivel con  las puertas hacia el pasaje, y un par de predios con una zona de acceso hacia el mar.


Tuve la oportunidad de ingresar a dos de dichos predios en la década de 1970 y constatar que tenían los pisos asentados, inclusive en las habitaciones, las cuales estaban separadas por material prefabricado y/o cortinas.


En uno de los predios habían habilitado un criadero de pollos y en otro había un local de servicios de comida, el cual atendía solamente durante el día.


A mediados de la década de 1980, el lugar empezó a ser frecuentado por los turistas, al haberse habilitado otro local de comida y también porque el sendero permitía una hermosa vista al mar.

Fueron tiempos en que se empezó a escuchar sobre sucesos inexplicables, relacionados al centenario de la Guerra del Pacífico, debido a su cercanía con al Puente de los Suspiros.


Desde finales de la década de 1980, en el pequeño sendero de la calle Ermita se empezaron a establecer más negocios pero con atención preferente en el horario nocturno.

 Hasta esos años, en el lugar aún residían varias familias barranquinas.


A fines del año 1988 se acondicionó un par de bancas cerca del borde del primer acantilado, inspirado en el local comercial ubicado sobre el sendero denominado "La Posada del Mirador".

Toda esa zona fue nominada Mirador Catalina Recavarren recién el 29 de setiembre de 1992, pero aún no estaba colocada ni la glorieta ni el pozo, sólo el par de bancas.


Instalando, entre los años 2006/2007 una pequeña glorieta, un pozo de metal así como farolas de alumbrado público, tanto para la seguridad de los residentes como para los turistas que llegan al lugar para divertirse o para admirar el mar.

 

Hacia  mediados de la primera década del siglo XXI, esa visibilidad fue interrumpida por una construcción realizada en la calle Abregú que imposibilita admirar el total de las playas barranquinas.


Y también por la cantidad de árboles y arbustos que han crecido en total desorden.



En la actualidad es difícil encontrar esa zona totalmente vacía, casi siempre se instalan dos o tres puestos de ambulantes que ofrecen distinta mercadería y algunas artesanía, pero a pesar que la vista del atardecer es hermosa, no es de las mejores, por la cantidad de árboles desordenados que han cubierto parte de la perspectiva, obstaculizando el horizonte.



A mediados del año 2019 la zona fue remodelada, habilitando nuevos senderos.



Hacia el lado derecho mediante varios escalones se puede llegar a un sector afirmado y a otro cubierto de césped, que colinda con un sector de la calle Abregú.


En la zona intermedia se colocaron bancas y un sendero de ladrillos, así como distintos faroles que iluminan al mirador.



Por el lado izquierdo se instalaron gradas de piedra, para rodear el sendero de ladrillos, con vista al acantilado de la calle Ayacucho.



Por lo mismo que en la zona se encuentran muchos árboles, en el ambiente se respira un aire con olor a mar, dando una sensación de tranquilidad.



A pesar de la belleza del lugar algunos comentarios de los visitantes no es gratificante para los barranquinos, la mayoría objeta que la zona por momentos es muy solitaria, además de algunos desagradables olores por no existir servicios higiénicos, y que por momentos es frecuentado por gente de mal vivir.



En la zona tampoco existen rampas de acceso para las sillas de ruedas o los coches de niños, y se debe maniobrar entre varios si se desea descender las gradas cuando se tiene algún impedimento para caminar.


Pero a pesar de esos inconvenientes, el lugar inspira magia.


El Mirador Catalina Recavarren forma parte de la zona monumental del distrito de Barranco, aprobado por RN Nº 405-2007-INC del 28 de marzo del 2007.



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