La idea de habilitar el sector conocido como Malecón Junín pero cuyo real nombre es calle Batallón de Junín se inició en forma paralela a la instalación del funicular.
Durante un tiempo se le cambio de nombre por Aníbal Maúrtua, sin embargo permaneció en la memoria y costumbre de sus residentes el nombre Junín.
Formaba parte de los Terrenos de Domeyer, una importante extensión de terreno que se iniciaba a la altura de la actual calle Sucre y limitaba con el Pacayar de Larión.
Los primeros trazos de esta calle empiezan justo a la altura de la segunda cuadra de la calle Sucre, en el mes de julio del año 1893.
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El sendero continuaba cruzando por ambos lados la calle Domeyer, para continuar hacia el norte teniendo a la calle Alfonso Ugarte sólo por el lado derecho.
Hacia finales del siglo XIX ya se había establecido que se adecuaba el Malecón de los Ingleses, por ello esta vía no podía llamarse Malecón Junín, aunque muchas voces lo mantengan, habiéndose instalado un grifo de agua.
El malecón de los Ingleses fue establecido por ser uno de los más importantes lugares desde donde poder admirar la bahía de Lima.
Culminando la primera etapa de la calle Batallón de Junín a la altura de la calle Colina, siendo durante muchos años un sendero trunco.
Hacia finales del siglo XIX sólo existían cinco predios en la zona, uno de ellos existe a la fecha de escribir este artículo, ubicado en la esquina con la calle Colina.
En febrero de 1921 se instala la red de energía eléctrica y servicios de agua y desagüe para casi toda la zona.
Un par de predios, rodeados de áreas verdes permanecieron en el acantilado barranquino hasta principios de la década de 1980 en que fueron demolidos para la construcción de edificios sobre la ladera.
Otro par de predios se ubican justo en la esquina con la calle Sucre, ambos permanecen a la fecha.
El desarrollo de la ciudad motivó que se habilitara un sendero hacia el malecón Sousa así como el futuro Malecón Pazos.
Fue sólo una cuadra la añadida a esta calle, construyéndose sólo tres predios hacia la década de 1910.
Uno de ellos fue la famosa residencia alguna vez ocupada por el Instituto Peruano de Relaciones Interplanetarios, IPRI, ubicada en la esquina con la calle Colina, el cual funcionó como tal por más de 40 años, teniendo como fecha de inicio el 26 de enero de 1955.
Dicho predio se mantuvo hasta principios del siglo XXI.
Otros dos predios se construyeron hacia el final de esta cuadra, uno frente al otro, y por circunstancias extrañas, los ocupantes eran familiares entre sí.
Uno de ellos se mantiene a la fecha, con la numeración par, mientras que el construido en la acera del frente fue demolido hacia principios de del siglo XXI.
Gran parte de este malecón fue durante muchas décadas un sector muy solitario, debido a la existencia de importantes residencias con amplios jardines que lo rodeaban, así como respetar los linderos del Malecón de los Ingleses.
Hacia la década de 1930 ya se habían construido casi todos los lotes del sector par, y muchos de los predios se mantienen a la fecha.
Sin embargo el sector impar estaba prácticamente vacío, la zona entre la calle Domeyer y el malecón de los Ingleses, aunque era importante y notoria una hermosa casa edificada de costado, con una inmensa reja, en la cual se había habilitado diversas casas pequeñas, que parecían de veraneo y en medio un amplio jardín.
Por esos mismos años se habían construido un par de predios sobre la calle Domeyer, a extremos entre sí, el ubicado sobre la calle Junín al parecer fue abandonado hacia finales de la década de 1980, y poco a poco deteriorándose, hasta derrumbarse totalmente.
La particularidad de esta calle es que la fisonomía artística era única hasta finales del siglo XX; todos los predios tenían un arte en su concepción, inclusive aquellos construidos en la década de 1970 y la quinta multifamiliar que había sabido respetar el significado urbanístico de residir en Barranco.
Los predios de uno y dos niveles que aún forman parte de la arquitectura de este sendero fueron construidos hacia principios del siglo XX.
Antigua residencia ubicada en el acantilado de la calle Batallón de Junín |
Siempre es encantador caminar por esta antigua calle
Maravilloso Fátima. Muchas gracias.
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