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sábado, 4 de julio de 2009

Vivir cerca al malecón de Miraflores



Habiendo residido durante la mitad de mi vida cerca al mar del distrito de Barranco, decidí que si me mudaba a otro distrito debía ser en un lugar también a pocos metros del mar.



Y así fue que a principios de la década de 1980  llegué a la cuadra diez de la calle Berlín, a pocos metros de los acantilados, cuando era posible admirar al mar desde la ventana de la casa, porque la mayoría de edificaciones eran de uno y dos niveles.



Y es que vivir sintiendo la brisa del mar, es una experiencia única. 

Sensación que se está perdiendo conforme se autoriza la edificación de torres de 21 pisos, que son una especie de muros de contención de la neblina costera.



Admirar el mar a cualquier hora del día, nos refresca, nos dá energía, y fortaleza para continuar.


Lo que descubrí del distrito de Miraflores, a principios de la década de 1980, fueron las curiosas y preciosas residencias, edificadas justo para vivir cerca del mar. 

Sus cercos de madera pintados de blanco de un metro de altura (igual tuvo la mía pero le debí colocar reja cuando empezaron los robos).



Muchas casas ubicadas cerca al mar, fueron construidas con techos a dos aguas, a pesar que en Lima sólo garúa, manteniendo los retiros en los jardines exteriores, siempre plenos de plantas y flores, cuidadas por sus propietarios.


Lo admirable de muchos de los propietarios de estas residencias, que por razones de seguridad debieron retirar los pequeños muros de madera o cemento para colocar rejas, fue pero tuvieron la gentileza que estás permitieran apreciar la belleza de la edificación.


Muchas de las casas con cercos altos de madera, tiene habilitados espacios que hacen posible admirar esos detalles de las residencias a través de ellos.


Aún quedan hermosas residencias de dos niveles, con curiosos balcones, redondeados y cuadrados, sujetos por macizas columnas, ¡y fijense en el detalle!, aún no tiene reja ni muro que cubran la hermosa fachada.


Una bella residencia que se mantiene a pesar del supuesto boom inmobiliario, es la ubicada en el malecón Balta, una de las pocas que quedan construidas en el siglo pasado, y que felizmente mantiene su misma fisonomía.


Otra bella residencia, acondicionada con adicionales pisos superiores, es la que alberga el Colegio Médico del malecón Armendáriz, su belleza arquitectónica relata una historia, admirar sus balcones, la chimenea, los arcos de las ventas, y su hermoso jardín, es un deleite.


Para concluir este relato de las bellas residencia cerca al mar, con esta hermosa casa de dos aguas y techos altos, ubicada en la primera cuadra del Malecón de la Reserva, vivienda de un alcalde miraflorino, mantiene sus marcos y detalles de madera en las ventanas, que adornan la fachada, y al igual que muchas de aquellas casas, su bello y antiguo cerco de madera de color blanco.



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1 comentario:

  1. Vivir sintiendo la brisa del mar, es una experiencia única.
    Admirar el mar a cualquier hora del día, nos refresca, nos dá energía, y fortaleza para continuar. Pero también descubrí que en el distrito de Miraflores, existen curiosas y preciosas residencias, edificadas justo para vivir cerca del mar. Sus cercos de madera pintados de blanco de un metro de altura, sus techos de dos agua, y sus áreas verdes muy bien cuidadas es lo que resalta de estas bellas casas que deberían formar parte del Patrimonio del distrito.

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