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domingo, 22 de enero de 2017

Malecón de los Ingleses en Barranco


Hacia finales de la década de 1880, casi toda la zona del malecón de Barranco estaba deshabitada, a excepción de algunos ranchos construidos en las calles Domeyer Sucre.


El crecimiento demográfico y la construcción de viviendas en el distrito de Barranco, se desarrollaba alrededor de la estación central del ferrocarril en la avenida Bolognesi, así como la Avenida Grau, y las calles Merino y Bregante.

En esa zona, comprendía desde la calle Domeyer hasta la actual calle Centenario, conocida como el Pacayar de Larrion, sólo existían un par de residencias veraniegas.


Quizá, esa fue la razón, por la que el ciudadano Mattinson, decidió donar una parte de su terreno, para la construcción de un parque con vista al mar, y así tener la oportunidad de urbanizar la zona, ofertando a un mayor precio sus terrenos.

Fue así, que en el año 1891, mediante escritura pública, Juan Mattinson cedió ese terreno a la Municipalidad de Barranco.

En aquella época, también fue necesario, solicitar la colaboración económica de los vecinos, para la implementación de dicho malecón, con la justificación del posterior acceso libre a la hermosa vista de la bahía de Lima.


El Malecón de los Ingleses fue construido en la cuadra 3 de la calle Batallón de Junín, paralela a la primera cuadra de la actual Prolongación Av. San Martín.

Aquella calle era perpendicular a la calle Domeyer, y desembocaba en la plazuela Alfonso Ugarte, ubicada sobre la calle de Sucre.


Las viviendas que no tenían pozos, debían abastecerse de agua mediante el servicio de los Arietes Hidráulicos, que funcionaban con la energía cinética (los molinos de viento), transportándose desde los chorrillos de las laderas, por ello que esa zona también era atractiva, porque tendrían acceso al agua de los acantilados.



Los principales beneficiarios serían los nuevos vecinos de esa zona, ciudadanos ingleses y alemanes, que empezaron a edificar sus viviendas alrededor del nuevo malecón.



Para los residentes y visitantes del nuevo distrito, el Malecón de los Ingleses, era el mejor lugar en toda la bahía para admirar el panorama y las playas de piedras, que lucían la vida marina en todo su esplendor.



En esa pequeña área, pero muy bien distribuida, se construyeron unas terrazas, se colocaron bancas y una hermosa baranda tallada en madera, rodeada de muchos árboles Ficus, que adornaban el paisaje.

Evoco que en ese lugar pude apreciar los más hermosos atardeceres, cuando el firmamento se pintaba de colores, lienzo que unía el Morro Solar con la Isla San Lorenzo, llegando algunos de sus tonos hasta la Punta en el Callao.

Fotografía Derechos Reservados

Además era muy refrescante sentir la brisa marina, así como escuchar algo similar a las caídas de agua, debido a que a pocos metros de distancia, en el acantilado, se encontraban varias filtraciones de agua dulce, lo cual provocaba que toda la zona luzca con una espesa vegetación, propia de las laderas del mar.



Ese crecimiento inmobiliario, provocó que Barranco se convirtiera en un balneario de clase media y de familias extranjeras pudientes, con una población permanente que residiría durante todo el año.

Años después, en la calle Batallón de Junín se instaló la Comisaría de Barranco (antes de mudarse a la calle Domeyer), así como un colegio de mujeres.



En el año 1988, por Resolución Jefatural Nº 509-88-INC/J del 1/9/1988 se amplió la Zona Monumental del distrito, incluyendo al Malecón de los Ingleses, ampliando la Resolución Suprema Nº 2900-72-ED del 28/12/1972 que lo declaraba Urbano Monumental, por la concentración de residencias de ingleses en el lugar, y por ser sus predios de las primeras décadas del siglo XX.



Durante varios años, entre las décadas de 1960 y 1990, la vereda de la calle Batallón Junín separaba al Malecón de los Ingleses por un pequeño muro protector, para poder admirar el atardecer era preciso saltar dicho muro y caminar unos metros hasta el acantilado.

En este siglo eliminaron el muro y sólo queda un cerco vivo que nos separa del acantilado.


A principios de la década del 2000, por diversas razones, se perdió la balaustrada que se encontraba sobre el murete del Malecón, aparentemente ello había contribuido a que se ampliara dicho malecón, hasta el borde del acantilado, y a pesar de ser considerado un lugar emblemático, la Resolución Directoral del Instituto Nacional de Cultural Nº 1750/INC, del 19/12/2005 lo delimitó.

Con esa Resolución, delimitan el Ambiente Urbano Monumental del Malecón de los Ingleses, con un área de influencia de 5.00 metros circundante a su perímetro, con lo cual se perdió aquella maravillosa vista a la bahía de Lima, porque todas las edificaciones laterales, invadieron sus espacios, lo que lo encajonó.




Imposible que lleguen de los bomberos

El día viernes 5 de mayo del 2015, al medio día, se escucharon sirenas de los bomberos en el pequeño distrito de Barranco, mientras las bocinas de cientos de vehículos no dejan de hacer ruido en la Av. San Martín, el sol se encuentra en medio del cielo y en el horizonte mucho humo, del fuego que proviene de las laderas del parque de los Ingleses,  desde donde antes se podía apreciar toda la bahía de Lima, y actualmente por el deseo de algunos ciudadanos engreídos ha quedado entre dos inmensos muros.











La poca conciencia cívica de esos vecinos también ha provocado que casi toda el área ahora se encuentre totalmente seco, en la zona antes había muchas plantas, por eso el nombre de Costa Verde,

Luego de casi 30 minutos llegaron los bomberos, y transcurrieron casi tres horas para poder apagar ese leve llama de la ladera.




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