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Hace unos años visité la antigua y misteriosa ciudad de San Francisco, en California, USA.
Realicé un viaje en un antiguo tren desde la ciudad de Ventura, cerca de Los Angeles, con paradas, en Santa Barbara, Morto Bay, Monterrey, Palo Alto hasta llegar a San Francisco.
El viaje fue singular, porque cada vez que se detenia el tren, habían casi 20 minutos para pasear por los alrededores.
En ruta muchas veces pasamos cerca del mar, y las vistas eran maravillosas, considerando que era un dia de noviembre.
Debido a tantas paradas, llegué a la majestuosa bahía en horas de la noche. En esos tiempos, el tren culminaba su recorrido al otro lado del mar, por ello era preciso tomar un bus que nos transportara a la ciudad.
Pero al estar en el terminal de autobuses durante la noche, fue difícil saber dónde se encontraban los paraderos que me llevarían al hotel.
Después de un momento de suerte, al día siguiente decidí conocer la importante urbe, por su historia, arquitectura y lugares especiales.
Era principios de la década de 1980, tenía un mapa básico con información sobre los principales espacios turisticos de la ciudad, pero al llegar a mi hotel, y descubrir la belleza alrededor, sentí que los seis días que había planeado en quedarme serían muy pocos.
Visitar la ciudad de Sausalito fue mi prioridad, pero después de cruzar el imponente puente Golden Gate, decidí que el lugar era para estar durante todo el día.

Pero también era preciso conocer sus principales museos, residencias, mercados, parques, iglesias, monumentos, complejos urbanisticos y además pasear en el histórico tranvía, todo ello formaría parte de este hermoso paseo.
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En uno de los días que decidí caminar por la ruta paralela al tranvía, me encontré con la famosa calle Lombard Street.

Era el sendero que más me intrigaba, famosa por su arquitectura, al ser una cuadra muy empinada, con ocho curvas muy cerradas, para el paso vehicular.
Traté de descender caminando por el sector vehicular, considerando que existen momentos en que no transitan vehiculos, sin embargo, la pendiente es tan inclinada que parecía que me caería, así que opté descender por las escaleras.
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La calle Lombard tiene varias cuadras, algunas con varios grados de inclinación, pero ninguna como la ubicada entre las calles Hyde y Leavenworth.
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Lombard street se inicia en la novena cuadra de la av. Embarcadero, con frente al inmenso mar, sin embargo la ruta turistica suele empezar en la última cuadra, la número 13, que en realidad vendría a ser la catorce, porque existe una primera cuadra con numeración iniciada con el 001.
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La cuadra 13 de la calle Lombard culmina en la intersección con avenida Van Ness, siendo ascendente, manteniendo la fisonomía plana sólo en las intersecciones de las avenidas.
La mayoría de los predios ubicados a ambos lados de la calle parecieran estar inclinados, o de lo contrario estarían construidos sobre lomas, con diferentes pasos de escaleras para acceder a ellas.
Algo similar a mi predio, ubicado en la cuadra 10 de la calle Berlín en el balneario de Miraflores. Mi casa se encuentra sobre una zona en declive, pero no en loma, al colocar una bolita de vidrio en un extremo, ésta rueda sola hasta el otro. Sucede en todos los pisos de mi hogar.
Luego de transitar por la icónica calle ubicada en la cuadra 11, el sendero continua siendo en declive pero de manera descendente, pero con muy pocos grados de inclinacion.
En la quinta cuadra vuelve a tener una pendiente ascendente, siempre con hermosas, pintorescas y muy bien conservadas casas de dos y/o tres niveles a ambos lados, además de una variada cantidad de frondosos árboles y arbustos en las bermas y veredas.
En la tercera cuadra, la calle continua con una pendiente de varios metros de altura, algo similar a un cerro o una enorme roca, entre una amplia zona verde sin paso vehicular ni peatonal, dando un giro como de 180 grados a la derecha para ingresar a otra calle.
Pero, la via Lombard continua después de este especie de bosque, conocido como el Pioner Park.
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La ciudad de San Francisco me recordó a las hermosas y antes bien conservadas calles de los distritos de Barranco, San Miguel, Pueblo Libre y Magdalena. Algunos de sus predios tenían algunas similitudes, en especial los construídos a finales del siglo XIX y principios del XX, y quizá por su cercanía a las zonas del mar.
El centro de la ciudad, es más parecido a nuestra capital, es obvio que la influencia de personas de las mismas regiones motivaron esa arquitectura.
Me encantaría volver a visitar esta singular y enigmática ciudad.
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Fotografías Derechos Reservados