Malecón 28 de Julio de Barranco

En el distrito de Barranco existen mágicos lugares pocas veces transitados.

Pareciera que estuvieran escondidos entre las antiguas calles barranquinas, muchas de las cuales tiene más de 150 años de zonificadas.

Me refiero al malecón entre la calle 28 de Julio y el pasaje Bresciani.

Al parecer siempre fue un sendero de libre paso para los ciudadanos.

La única casa edificada a finales del siglo XIX, que aún se mantiene, era la otrora Oficina del Cable  Submarino.

Hacia principios del siglo XX, sólo existían dos predios en la cuarta cuadra de calle 28 de Julio, ubicados uno al frente del otro.

A principios de la década de 1920, se habilitó el pasaje Bresciani, que empezó hacia el final de la calle Melgar en esquina con la avenida Pedro de Osma, la cual tiene una sola cuadra.

En la década de 1930, ya existía al menos media docena de viviendas en el nuevo pasaje Bresciani, casi todos ubicados muy cerca de la avenida Pedro de Osma.

 

Algunas de esas casas, como la Alzamora Porras, que estuvo ubicada en el pasaje Bresciani,  fue declarada monumento en 1986, pero en el 2003, el Instituto Nacional de Cultura (INC) le retiró tal condición y fue demolida.

 

Igual situación tuvieron la mayoría de hermosas casas de la calle 28 de Julio.

Pero felizmente, el pasaje que conduce al malecón 28 de Julio, aún es de libre acceso para la comunidad.

La casa que era Oficina del Cable  Submarino, es desde hace muchos años un predio privado, el cual ha mantenido su belleza arquitectónica, a pesar de las variaciones que sus propietarios realizaron fuera y dentro del predio.

 

Al lado derecho de la calle 28 de Julio, se ha edificado un edificio sin algún valor arquitectónico, el cual, como todos los edificios que se construyen sobre el acantilado, ha construido parte de sus instalaciones sobre el peligroso canto rodado.

Similar a la calidad del canto rodado que se deslizó hacia el mar durante el terremoto del año 1940.

El sendero está rodeado de plantas y árboles.

 

Desde hace muchos años existe un muro de alrededor 80 centímetros de altura, y sobre él una típica baranda de madera.

Que conduce al sendero para poder admirar el mar.

Teniendo a un lado un edificio de departamentos, construido con algunos detalles acordes con el lugar.

La zona del malecón, tendrá alrededor de 20 metros, el cual tiene acceso libre al panorama.

Sin ningún tipo de baranda, pero cuya altura es de aproximadamente un metro.

La belleza de la zona es complementada con una antigua puerta de listones de madera a la altura del pasaje Bresciani, el cual posiblemente es cerrado durante las noches.

Junto a esa puerta, al final de la calle Bresciani, existe un muro de protección, pero con barandas de madera, diferente al apreciado en el malecón 28 de Julio.

Siempre es un placer caminar por estos antiguos senderos.

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