Un análisis fotográfico

  

Desde los 8 años empecé a admirar cómo el arte de la fotografía permite advertir lo que NO se desea dar a conocer, es decir su yo interior. Es así que a lo largo de mi vida y gracias la guía fotográfica de mi padre, Danilo Rodríguez Newbaker  (un artista en la fotografía) aprendí a analizar a las personas sólo mirando sus fotos.

Los Rostros en la Fotografía

La fotografía es el arte de capturar emociones, rasgos, expresiones, mirada, tiempos y a su vez poder expresar el momento sin necesidad de palabras. Muchas veces nosotros no vemos en una fotografía lo que otros si ven, la interpretación siempre será distinta.

La justificación de retratar a las personas es variada, la principal es por los documentos de identidad, pero la mayoría es por el deseo de compartir el instante con los seres queridos.

Una fotografía está compuesto por muchos detalles, si se logra encontrar la perfecta armonía entre todos ellos la toma será bella, pero cualquier aspecto que confunda al fotógrafo, malogrará la imagen: la indumentaria, las miradas, las poses, todo influye en el resultado final.

En el momento de la toma, es preciso asegurarse que las personas estén erguidas, para que tenga la apariencia de ser más alto. La posición de los hombros es vital, deben estar levemente hacia arriba y hacia atrás, y sobre todo siempre sonreír, porque ello alegra el rostro.

Las fotografías ayudan a conocer a las personas

Cuando se retrata a alguien, lo que debemos destacar es su rostro, por ejemplo una persona posando con la mirada y el cuerpo esquinado, esconde algo al ocultar parte del rostro y del hombro, delata que es desconfiada y por lo tanto también se debería desconfiar de ella, debido a que en el momento menos esperado se dará la vuelta y huirá de sus responsabilidades.

Si está posando con los brazos cruzados denota complejo de superioridad, en una actitud cuyo cuerpo dice sin hablar: “que no desea tocar a nadie”.

Cuando mantiene los brazos en la espalda o los puños cerrados, refleja que está escondiendo algo, no porque se encuentra en sus manos, es su sub conciente que le dice: “que nadie vea tus manos, en ellas se verán tu verdad”, por ello cuide la posición de las manos, es mejor ubicarlas de costado, de manera que la cámara capte un ángulo y no toda la superficie en forma plana.

Al fotografiar parejas, cuando se toman de una mano y la otra mano mantiene el puño apretado, significa que no desea tocar a la persona pero que está obligado a hacerlo.

En las fotografías en grupos, es normal que se abracen entre los participantes, pero se nota cuando alguno mantiene los dedos al aire, por la repulsión que le ofrece a quien debe tocar.

Yo estoy segura que por más que de información básica para que las personas “intenten” ser naturales, el yo interior siempre es más fuerte y se vuelve evidente en el momento de la toma.

Mirando las fotografías, he descubierto a seres que desean simular su bajo autoestima y complejo de superioridad, a matrimonios muy felices que no lo son, a padres que les incomoda sus hijos, encantadores de serpientes que en realidad son fatuos, etc.

También es posible conocer sus preferencias emocionales, observando la posición de sus manos y brazos, la cercanía de la cabeza o cuerpo, hasta de la mirada, además de la ubicación.

Otros detalles como los botones abiertos y escotes, son temas aparte, los psicólogos afirman que muchas mujeres que posan mostrando hombros o espalda descubiertos, se debe a que tienen baja autoestima, porque al mirarse al espejo no les gusta lo que ven, y creen disimularlo con la ropa escotada, no importa si están muy delgadas o con sobre peso, prefieren que la primera atención de los demás sea hacia sus zonas descubiertas y redondeadas, algunos les mienten y dicen que se les ve sensuales, pero en realidad dan la impresión de voluntariosas.

Sin embargo, al escribir que a las personas les molesta lo que ven, no se refieren sólo a las facciones o al cuerpo, sino a su realidad, a la hipocresía que reparte con su actitud, de lo que si están conscientes.

Por eso amigos, el asunto no es colgar una foto en la web y ¡ya!, antes deben analizarla y evaluarla.

Si las fotografías hablaran

Durante toda mi vida he vivido entre fotografías, captadas por mi familia o amigos, y en ellas puedo leer el pasado y hasta quizá el futuro.

Y a propósito de las redes sociales, en ellas las personas acostumbran colocar lo que más desean, pero quiero enfocarme en aquellas que relatan su aparente infinito amor o cariño hacia determinados seres, pero al revisar sus fotografías una no encuentra la coherencia.

Hace poco falleció la hermana de una amiga, y entre sus vistas no encontré alguna donde se observara aquel cariño que una de ellas decía tener hacia la otra.

Debo aceptar que en muchas tomas, las personas exageran ante el momento del clic, pero ello es visible, porque casi al mismo momento existe otro clic, en el cual se está produciendo y perpetuando el momento real.

Colocar fotografías de los seres queridos en situaciones lamentables tampoco es reflejo que exista cariño hacia ellas, nosotros deseamos ver en excelente estado a quien amamos y no mostrar sus miserias.


Aunque a veces existen instantáneas que reflejan el momento, como un niño jugando, la abuela tejiendo, o el padre pintando la pared de una habitación, esos son momentos inolvidables, en los cuales los protagonistas no tienen por qué estar posando.

Demás está nombrar las fotografías captadas a las parejas, sean o no casadas, la posición de los dedos, manos y brazos, la postura del rostro, y muchos otros condicionantes nos dirán cuál estable es la pareja.

Aunque la razón de este artículo es recomendar a cada persona que capta fotografías y que en la glosa explica sus sentimientos, previamente revise la vista, y otras antiguas, para establecer esa coherencia.

Los fotógrafos, al tomar una imagen, también están opinando.

El arte de la fotografía

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