La quebrada Balta es una bifurcación del Malecón 28 de Julio, la cual se inicia a pocos metros de la calle San Martín,
ubicándose en la parte inferior del Malecón Balta, muy cerca de las escaleras construidas hacia el lado derecho, a pocos metros de la calle Revett.
ubicándose en la parte inferior del Malecón Balta, muy cerca de las escaleras construidas hacia el lado derecho, a pocos metros de la calle Revett.
Justo en el centro de la zona de ingreso a la Quebrada Balta existe un estrecho sendero donde se instala el sistema de alumbrado eléctrico, así como la escultura del artista César Campos titulada es "El Ángel.
La Quebrada Balta es considerada una de las más profundas grietas miraflorinas.
Por su extensión y superficie, es indiscutible que la quebrada Balta, fuera la ruta final de un río, ubicado entre dos laderas, las cuales son de distintas alturas.
Esa geografía fue aprovechada por los habitantes del antiguo pueblo de Miraflores, para cultivar los productos nativos de la zona algunos delos cuales son visibles en el Museo de la Huaca Pucllana, tanto en los desiguales terrenos, como en la parte superior de la quebrada.
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Ayudó a realizar ese cultivo, la presencia de las acequias provenientes del afluente del río Surco,
siendo visible en la superficie como por el subsuelo, quizá esa también sea la razón que en el distrito de Miraflores existan tantos parques, porque de manera natural irrigaban la zona.
Desde el siglo XVI las comunidades nativas miraflorinas residían en ambos lados de la ladera, así como en los alrededores de la Huaca Pucllana, y en toda la zona que corresponde a la av. Del Ejercito, puesto que en ese lugar también existen otras importantes quebradas.
Las viviendas de los nativos eran chozas ubicadas en los acantilados y en la zona superior, relatos obtenidos de antiguos residentes miraflorinos, quienes aseguran que hacia la década de 1930 y 1940 aún existían muchas de esas rústicas casas en distintas partes del balneario, en especial en las zonas cercanas a los acantilados.
Al parecer, y debido a la importante cantidad de agua, desde esa época fueron trazadas las zonas que serían áreas de cultivo y cuales para vivienda, así como asegurar un sendero para llegar al mar.
De las excavaciones de manera rudimentaria en los alrededores de la Quebrada Balta, y considerando que hacia el final de lo que actualmente es el Malecón Balta, se encontraba el Palacio y la Huerta de Catalina Huanca,
los investigadores descubrieron restos de textiles y cerámica decorada de colores.
siendo visible en la superficie como por el subsuelo, quizá esa también sea la razón que en el distrito de Miraflores existan tantos parques, porque de manera natural irrigaban la zona.
Desde el siglo XVI las comunidades nativas miraflorinas residían en ambos lados de la ladera, así como en los alrededores de la Huaca Pucllana, y en toda la zona que corresponde a la av. Del Ejercito, puesto que en ese lugar también existen otras importantes quebradas.
Las viviendas de los nativos eran chozas ubicadas en los acantilados y en la zona superior, relatos obtenidos de antiguos residentes miraflorinos, quienes aseguran que hacia la década de 1930 y 1940 aún existían muchas de esas rústicas casas en distintas partes del balneario, en especial en las zonas cercanas a los acantilados.
Al parecer, y debido a la importante cantidad de agua, desde esa época fueron trazadas las zonas que serían áreas de cultivo y cuales para vivienda, así como asegurar un sendero para llegar al mar.
De las excavaciones de manera rudimentaria en los alrededores de la Quebrada Balta, y considerando que hacia el final de lo que actualmente es el Malecón Balta, se encontraba el Palacio y la Huerta de Catalina Huanca,
los investigadores descubrieron restos de textiles y cerámica decorada de colores.
Así como restos de cultivos de maíz, fréjol, pallar, chirimoya, pacae, y de algunos animales como llamas, alpacas, perros, cuyes, patos, peces y moluscos oriundos del mar limeño.
Para todos los seres, es importante llegar hasta la orilla del mar, tanto para extraer los recursos marítimos, peces y mariscos; así como para acceder al agua limpia, que emanaba en los acantilados, desde los chorrillos subterráneos y los que destilaban desde los cerros.
Esos chorrillos eran producto de las filtraciones en el sub suelo, producto de los ríos que irrigaban los diferentes valles de Lima, en especial los ubicados en el distrito de Surco.
es un hecho que todos esos valles fueron acondicionados durante épocas prehispánicas para la fertilidad de los campos de cultivo.
A finales del siglo XVI, ante la llegada e invasión de los extranjeros, muchos nativos abandonaron sus residencias, fugando hacia el este, a las montañas.
A principios del siglo XVII, los terrenos de la superficie, fueron divididos en potreros y entregados a distintos ciudadanos extranjeros y mestizos, para que pudieran criar su ganado y sembrar productos propios de su alimentación, distintas a la de los nativos miraflorinos.
Sin embargo, algunos nativos permanecieron en la zona, y se dedicaron a laborar en dichas tierras, para aprovechar la cercanía al mar.
Todos los nuevos propietarios, extranjeros o nativos, debían abonar a la entidad religiosa, que se hizo dueña de esos terrenos.
Sin embargo, la belleza del paisaje motivo que toda la zona denominada Malecón Balta, sea urbanizada desde finales del siglo XIX, predominantemente por ciudadanos descendientes de europeos,
habilitando un camino hacia la ladera, mediante la adecuación de unas líneas para el transporte que era arrastrado mediante una mula.
La habilitación de esta quebrada tuvo varias etapas.
En una de las laderas de la quebrada Balta, justo en la pendiente de lo que es actualmente el Malecón 28 de Julio, a la altura de la calle Juan Fanning, se habilitó un hermoso parque, llamado “Las Terrazas”, mejorando el sendero por la zona central, con caminos de adoquines y áreas verdes.
También se construyeron senderos de piedras y adoquines para el tránsito vehicular, debido al interés por los vecinos y visitantes de llegar de manera más rápida a las playas miraflorinas.
Hasta los primeros años del siglo XX, en la zona cerca al mar de la quebrada de Miraflores, se podía apreciar numerosos chorrillos de agua, esas filtraciones de agua hacían que el sendero sea pantanoso, lo cual provocó el crecimiento de plantas y helechos.
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Para llegar a la playa, era preciso descender de la pendiente, con un ligero grado de inclinación, para ello se habilitaron distintas escaleras hacia ambos lados del malecón, siendo una de las más antiguas, la del Malecón 28 de Julio, muy cerca a las instalaciones del club Terrazas.
Hacia mediados del siglo XX, otras bajadas fueron habilitadas en el lado de la ladera del Malecón Balta, instalando un pequeño puente de madera sobre la Quebrada para la seguridad de los bañistas.
El descenso para llegar al mar es de alrededor de 400 metros, pero para acondicionar el tránsito vehicular, modificaron la pendiente, debiendo girar primero durante un corto recorrido hacia el lado derecho, y continuar descendiendo hacia el lado izquierdo.
Felizmente, se ha mantenido gran parte de la belleza de este hermoso pareja miraflorino.
Una fotografía actual de la quebrada Balta
Panorámica de la Bajada Balta, en el costado izquierdo el Parque Las Terrazas, cuando aún no existía el Puente Villena.
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Fotografías Derechos Reservados
Plazuela Balta XX en Miraflores
Plazuela Balta XXI en Miraflores
Escaleras de la Bajada Balta
Plazuela Balta XXI en Miraflores
Escaleras de la Bajada Balta
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Interesante y hermosas fotografías
ResponderEliminarmUy bonitas fotos y relatos de miraflores antiguo. Un gran trabajo hecho señora Fatima
ResponderEliminarBuena recopilación Fatima mi reconocimiento.
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