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viernes, 22 de enero de 2021

Plaza Berckemeyer en Barranco


Desde su fundación como distrito, la mayoría de autoridades del distrito de Barranco han priorizado las áreas verdes.


Quizá motivados por la cantidad de acequias y canales de agua dulce proveniente del río Surco, que formaba parte de la acequia Talana.


Y es que durante siglos, todas las zonas del balneario fueron irrigadas lo que motivó la importante cantidad de parques.

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Inclusive en áreas pequeñas, donde por las dimensiones no es posible adecuar un parque, se sembraron árboles, plantas y flores como parte del paisaje.


Fue así que el 10 de septiembre del año 1990 se colocó una placa en homenaje a don Luis Berckemeyer Pazos en una pequeña zona ubicada a unos metros de la Alameda Saenz Peña.


La actual plaza Berckemeyer hasta finales del siglo XIX formaban parte del Pacayar de Cesáreo Agustín La Torre.


Toda la zona alrededor de la actual Alameda Sáenz Peña empezó a ser urbanizada por ese tiempo, construyendo elegantes residencias de uno y dos niveles tanto en la alameda como en los alrededores.


A principios de la década de 1920 se habían delimitado las manzanas hasta lo que actualmente es la calle Pedro Martinto, sin embargo, como hasta hace pocos años, toda la zona del acantilado se mantenía abandonada.


Sólo el área colindante con el Malecón de los Ingleses y el Malecón Pazos tenía prioridad urbanística, al existir pequeñas áreas verdes, relacionadas con las residencias edificadas por ese tiempo.


Sin embargo, a principios de la década de 1930 la afluencia de nuevos vecinos a la zona de la Alameda Saenz Peña motivó que se habilitara un pequeño sendero de escaleras tanto hacia el final de la Alameda, como a la altura de la la calle Pérez Roca, en especial por la edificación de una importante residencia donde viviría don Luis Berckemeyer Pazos.


La residencia era muy similar a las clásicas mansiones inglesas de principios del siglo XX, siendo posible admirar la decoración interna, así como la calidad del mobiliario.


En la década de 1940, la zona correspondiente a dicha plaza prácticamente cerraba la calle Pérez Roca, debido a que hasta ese año no se había habilitado el Malecón Harris ni el parque Diez Canseco.


Hacia la década de 1960, se acondicionó con ladrillos, piedras y diversos muros un sector entre las pistas para el futuro parque Diez Canseco, recortando la extensión de la zona del que sería en el corto plazo la plaza Berckemeyer.


También se eliminó la parte que obstaculizaba el paso vehicular desde la calle Pérez Roca hacia el malecón Sousa.


Ese sendero, de aproximadamente cien metros era conocido como el Malecón Sáenz Peña, aunque también se le llamaba Malecón Sousa.


A mediados del siglo XX la presencia de la mansión del señor Berckemeyer adornaba esa zona del malecón barranquino.

La actual plaza comenzó a tener hermosas y singulares flores en cada una de las terrazas, acondicionado de forma similar a los antiguos andenes peruanos, además de las distintas especies de árboles, seres vivos que al parecer eran cuidados por los dueños de la elegante mansión.


La belleza natural de la zona era complementada con la hermosa enredadera que cubría totalmente la pared frontal y las laterales de la mansión, siendo usual ver caminar a su propietario justo por el pequeño sector que luego llevaría su nombre.


Es curioso pero por esos años y más o menos hasta finales de la década de 1990 el acantilado frente a este singular espacio (llamado Plaza en muchos documentos), se mantenía siempre con áreas verdes.


La plaza Berckemeyer se encuentra ubicado entre la Glorieta de la Alameda Saenz Peña, el malecón Sousa, y culmina en la intersección del Malecón Harris con la calle Pérez Roca.


Hasta hace unos años existía un grupo de escaleras justo en la intersección con la calle Pérez Roca, vía que conducía a los jardines.


Quizá por esa razón fue eliminada, quedando la zona con un muro de piedras, revestido con cemento.


Ese singular paso de escaleras formaba parte del conjunto de escaleras ubicados sobre el malecón Sousa.


El cual es utilizado como medio para transitar de un lado a otro del malecón.




Antiguas fotografía de la Plaza Berckemeyer.





domingo, 10 de enero de 2021

Navidad en Miraflores 2020


Debido a las circunstancias, el año 2020 la mayoría de festividades relacionadas con su culminación se celebraron de manera diferente.


Mis recuerdos sobre estas fechas me remontan a la década de 1960, las cuales fueron similares hasta mediados de la década de 1970, evocando que cada familia permanecía en su hogar la noche de navidad.


Las fiestas de año nuevo eran distintas para cada grupo poblacional, si tenías menos de 16 años, pocas veces podías pasarla en algún club, regularmente las reuniones se efectuaban en casas particulares, generalmente entre los amigos del barrio.


En el caso particular de la Navidad, recuerdo que cuando éramos niños, nuestros padres nos recomendaban acostarnos a la hora de siempre, para que quien nos “traiga los regalos” pueda dejarlos con tranquilidad, porque aparentemente no acostumbraba hacerlo cuando los niños estaban despiertos.


Esa historia permaneció durante muchos años entre nosotros, considerando tiempos felices porque estábamos juntos.


El tiempo y las nuevas costumbres invadieron a las familias, y por alguna razón esa fecha familiar debía ser compartida con los otros parientes, inclusive parientes políticos, lo cual nunca me agradó, ni acepté.

Yo continúe pasando en mi hogar aquella noche que evoca el nacimiento de un niño.


También eran momentos de compartir con nuestro papá, desde colocar el nacimiento, los adornos correspondientes, hasta armar el pequeño o gran árbol, insertando los adornos y adecuar las luces intermitentes, que a veces causaban un corto circuito.

No recuerdo a mi mamá interviniendo en alguno de esos detalles, pero igual al final del día se sentaba a admirar nuestra gestión.


Por esos años, las casas de los familiares y vecinos del distrito de Barranco también se adornaban de una manera discreta, en los alrededores siempre eran visibles algunos adornos relacionados con esas fiestas, lo que se acentuaba en los comercios, que lucían muy iluminados.


Quizá no era necesario algo adicional en las fachadas y ventanas para que las casas lucieran adornadas e iluminadas, todas las casas del distrito de Barranco eran hermosas como estaban. 


Hasta que llegué al distrito de Miraflores, y descubrí que el estilo era similar, al menos para la mayoría de casas de familia que existían hasta finales de la década de 1980, en que el floreado balneario empezó a despoblarse.


Fueron tiempos en que la energía eléctrica se suspendía en cualquier momento, quizá por ello pocas casas tenían las ventanas iluminadas y adornos en las puertas; a diferencia de una singular calle del distrito de Surco, cuya cantidad de focos encendidos superaba a los de cualquier distrito.


Las luces regresaron a Miraflores a principios del siglo XXI, las avenidas principales, empezaron a ser adornadas con focos de colores superpuestas en diversos motivos relacionados con la fecha.


Observándose a su vez miles de ventanas iluminadas en la mayoría de los nuevos departamentos miraflorinos.


Los arreglos de luces y un impresionante árbol se instalaban en los alrededores del Ovalo Central, y unos adornos de menor proporción en el ovalo de la avenida del Ejército y en el parque Tradiciones, entre otros espacios públicos.


Sin embargo este diciembre del 2020 ha sido singular y único.


La Municipalidad de Miraflores decidió presentar algo diferente, con la finalidad de “transmitir un mensaje de esperanza a la comunidad miraflorina”, organizando la actividad “Navidad en el Mundo Miraflores”.


En distintos espacios miraflorinos se instalaron arreglos de luces y figuras representativas de varios países, como Brasil, El Salvador, Costa Rica, Canadá, Bélgica, México, Corea, Países Bajos, República Checa, Reino Unido, China, Israel, Hungría y Japón.


Los cuales se encuentran instalados en diferentes sectores miraflorinos, en los óvalos de las cuadras 10 y 15 de la Alameda Pardo, en el malecón de la Marina, reuniendo la mayor cantidad de adornos en el parque Miguel Grau.


Todas son especiales, aunque los que más me agradan son la hermosa puerta instalada por los ciudadanos Coreanos.


Así como la representación de los Molinos en honor a los Países Bajos.


Y para aprender que en estas fechas existen otras celebraciones importantes para los ciudadanos del planeta Tierra, las muestras presentadas por Israel y China nos enseñan que la diversidad en las creencias fortalecen nuestra vida.


En mis caminatas por la ciudad he captado fotografías de casi todos esos adornos, espero completarlos en los próximos días, ¡ojalá que los mantenga!, mientras comparto los bellos mensajes de amistad.


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