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lunes, 30 de enero de 2017

Poesía en los Viernes Literarios de Juan Benavente



El creador de los Viernes Literarios, don Juan Fernando Benavente Díaz, estudió Sociología, Cine y Televisión, en Universidad Nacional Mayor de San Marcos y en la Universidad Nacional de Educación Enrique Guzmán y Valle.

Es Docente; pero también es el Editor y Director de los Viernes Literarios desde el año 1991.

Sus obras en poesía, dramaturgia, narrativa y ensayos,  se han publicado en diversas revistas y medios literarios.

Desde que era escolar le agradaba escribir, motivado por la cantidad de libros de importantes autores que tenía en su hogar. Durante la secundaria empezó a escribir cuentos y cartas en forma de poemas, para las enamoradas de sus amigos.



Los Viernes Literarios

Desde joven acostumbraba asistir a las presentaciones de libros y para conocer a los escritores en la A.N.E.A. (Asociación Nacional de Escritores y Artistas ubicada en jirón  Puno 421, Lima). Ahí tuvo la oportunidad de participar en un concurso literario CIED/SEMAP y obtuvo el Primer Premio de Novela corta (1983), con la obra: “Dilema de Pancho”. Luego del cual se volvió asiduo.

A finales de 1980, junto con un amigo publicó la revista Estruendo Mudo, hasta el número 3. Tiempo después imprimió una revista de narrativa, publicación que realizó un concurso de cuento breve, con mucha acogida.

En el año 1979, publicó un poemario de corte contestatario editado mediante linotipo, con un seudónimo, ya que  en esa época estaba de moda la palabra Revolución.


Desde el 18 de Enero de 1991, empezó con las actividades de los Viernes Literarios.

Se inauguró en el desaparecido local de la ANEA, trasladándose a distintos locales como la casa del Maestro, la Cooperativa Santa Elisa, el Centro Cultural El Averno del Boulevard de Quilca, en la Casa Museo Mariátegui, el club Ancash, centro Cultural Roal Wasi,  el Centro Cultural Savarín; entre otros;  y en ocasiones especiales, en importantes  locales del centro de Lima, como el Teatro Municipal, la Universidad de San Marcos y la Biblioteca Nacional.

¿Por qué los viernes Literarios?

Juan Benavente comenta que en un país como el nuestro es difícil difundir literatura, pero los Viernes Literarios ha logrado incorporar a muchas personas en el campo de las letras, a pesar de haber algunos algo reacios en participar.  A la fecha han participado más de 300 escritores y creadores.

Muchas de las presentaciones se tuvieron que realizar entre velas, bombazos, sirenas y patrullas, y aún así los escritores lograron dar a conocer sus escritos.


El principal objetivo de los Viernes Literarios, es difundir la poesía y la narrativa peruana, así como tener un importante espacio cultural, en el cual se reúnan diversas generaciones de escritores,  de toda edad, experiencia, y origen, todos con el deseo de dar a conocer sus obras, siendo también una oportunidad para aprender, porque al final de cada evento, cada literato que participa, comparte de sus experiencias con el público.

Su ideal era que los Viernes Literarios se multiplique en todo el país, mediante Ferias de Libro, Encuentros, Recitales, en los cuales también se incluya la música y la dramaturgia, lo cual lo ha logrado, porque desde hace algunos años, se realizan actividades literarias en muchas ciudades de nuestra patria.

Juan comenta que nunca ha tenido necesidad de “colgarse” de la prensa, piensa que la mayoría de ella no es objetiva, y omiten sus cartas sobre sus eventos, quizá porque el encargado del área cultural tiene otras obligaciones; pero también conoce a otros periodistas que hasta lo llaman para preguntar ¿quiénes serán los participantes en el siguiente Viernes Literario?.

Aún ahora, después de tanto tiempo, considera que es difícil la difusión de la cultura, por la inestabilidad política, por la corrupción, por los intereses personales, y por los pocos deseos por apostar en la cultura de la clase dirigente.

Para Juan, la principal visión del ser humano es la poesía, la considera el primer arte, y es el principal protagonista de los Viernes Literarios; por eso su lema “Sólo la Cultura salvará al Hombre”, son las palabras introductorias en cada Viernes Literarios, el cual ha cumplido 26 años de eventos ininterrumpidos este  18 de enero del 2017.


Dicha fecha será celebrada el 27 de Enero 2017, desde las 9 am, en la Gran Biblioteca Pública de Lima.

¡Muchas Felicidades Juan Benavente y los Viernes Literarios!

Están cordialmente invitados.


Programa 1129
Jornada Literaria 26 años de Viernes Literarios
Gran Biblioteca pública  de lima
Programa General

 El evento por los 26 años de Viernes Literarios se inaugurará a las 9 a.m. del 27 de enero 2017. 





Fotografías obtenidas de la web.

domingo, 22 de enero de 2017

Malecón de los Ingleses en Barranco


Hacia finales de la década de 1880, casi toda la zona del malecón de Barranco estaba deshabitada, a excepción de algunos ranchos construidos en las calles Domeyer Sucre.


El crecimiento demográfico y la construcción de viviendas en el distrito de Barranco, se desarrollaba alrededor de la estación central del ferrocarril en la avenida Bolognesi, así como la Avenida Grau, y las calles Merino y Bregante.

En esa zona, comprendía desde la calle Domeyer hasta la actual calle Centenario, conocida como el Pacayar de Larrion, sólo existían un par de residencias veraniegas.


Quizá, esa fue la razón, por la que el ciudadano Mattinson, decidió donar una parte de su terreno, para la construcción de un parque con vista al mar, y así tener la oportunidad de urbanizar la zona, ofertando a un mayor precio sus terrenos.

Fue así, que en el año 1891, mediante escritura pública, Juan Mattinson cedió ese terreno a la Municipalidad de Barranco.

En aquella época, también fue necesario, solicitar la colaboración económica de los vecinos, para la implementación de dicho malecón, con la justificación del posterior acceso libre a la hermosa vista de la bahía de Lima.


El Malecón de los Ingleses fue construido en la cuadra 3 de la calle Batallón de Junín, paralela a la primera cuadra de la actual Prolongación Av. San Martín.

Aquella calle era perpendicular a la calle Domeyer, y desembocaba en la plazuela Alfonso Ugarte, ubicada sobre la calle de Sucre.


Las viviendas que no tenían pozos, debían abastecerse de agua mediante el servicio de los Arietes Hidráulicos, que funcionaban con la energía cinética (los molinos de viento), transportándose desde los chorrillos de las laderas, por ello que esa zona también era atractiva, porque tendrían acceso al agua de los acantilados.



Los principales beneficiarios serían los nuevos vecinos de esa zona, ciudadanos ingleses y alemanes, que empezaron a edificar sus viviendas alrededor del nuevo malecón.



Para los residentes y visitantes del nuevo distrito, el Malecón de los Ingleses, era el mejor lugar en toda la bahía para admirar el panorama y las playas de piedras, que lucían la vida marina en todo su esplendor.



En esa pequeña área, pero muy bien distribuida, se construyeron unas terrazas, se colocaron bancas y una hermosa baranda tallada en madera, rodeada de muchos árboles Ficus, que adornaban el paisaje.

Evoco que en ese lugar pude apreciar los más hermosos atardeceres, cuando el firmamento se pintaba de colores, lienzo que unía el Morro Solar con la Isla San Lorenzo, llegando algunos de sus tonos hasta la Punta en el Callao.

Fotografía Derechos Reservados

Además era muy refrescante sentir la brisa marina, así como escuchar algo similar a las caídas de agua, debido a que a pocos metros de distancia, en el acantilado, se encontraban varias filtraciones de agua dulce, lo cual provocaba que toda la zona luzca con una espesa vegetación, propia de las laderas del mar.



Ese crecimiento inmobiliario, provocó que Barranco se convirtiera en un balneario de clase media y de familias extranjeras pudientes, con una población permanente que residiría durante todo el año.

Años después, en la calle Batallón de Junín se instaló la Comisaría de Barranco (antes de mudarse a la calle Domeyer), así como un colegio de mujeres.



En el año 1988, por Resolución Jefatural Nº 509-88-INC/J del 1/9/1988 se amplió la Zona Monumental del distrito, incluyendo al Malecón de los Ingleses, ampliando la Resolución Suprema Nº 2900-72-ED del 28/12/1972 que lo declaraba Urbano Monumental, por la concentración de residencias de ingleses en el lugar, y por ser sus predios de las primeras décadas del siglo XX.



Durante varios años, entre las décadas de 1960 y 1990, la vereda de la calle Batallón Junín separaba al Malecón de los Ingleses por un pequeño muro protector, para poder admirar el atardecer era preciso saltar dicho muro y caminar unos metros hasta el acantilado.

En este siglo eliminaron el muro y sólo queda un cerco vivo que nos separa del acantilado.


A principios de la década del 2000, por diversas razones, se perdió la balaustrada que se encontraba sobre el murete del Malecón, aparentemente ello había contribuido a que se ampliara dicho malecón, hasta el borde del acantilado, y a pesar de ser considerado un lugar emblemático, la Resolución Directoral del Instituto Nacional de Cultural Nº 1750/INC, del 19/12/2005 lo delimitó.

Con esa Resolución, delimitan el Ambiente Urbano Monumental del Malecón de los Ingleses, con un área de influencia de 5.00 metros circundante a su perímetro, con lo cual se perdió aquella maravillosa vista a la bahía de Lima, porque todas las edificaciones laterales, invadieron sus espacios, lo que lo encajonó.




Imposible que lleguen de los bomberos

El día viernes 5 de mayo del 2015, al medio día, se escucharon sirenas de los bomberos en el pequeño distrito de Barranco, mientras las bocinas de cientos de vehículos no dejan de hacer ruido en la Av. San Martín, el sol se encuentra en medio del cielo y en el horizonte mucho humo, del fuego que proviene de las laderas del parque de los Ingleses,  desde donde antes se podía apreciar toda la bahía de Lima, y actualmente por el deseo de algunos ciudadanos engreídos ha quedado entre dos inmensos muros.











La poca conciencia cívica de esos vecinos también ha provocado que casi toda el área ahora se encuentre totalmente seco, en la zona antes había muchas plantas, por eso el nombre de Costa Verde,

Luego de casi 30 minutos llegaron los bomberos, y transcurrieron casi tres horas para poder apagar ese leve llama de la ladera.




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domingo, 15 de enero de 2017

Una mujer trastornada



Durante mi vida he conocido personas con distintas actitudes, algunas me saludan eventualmente, otras que luego de haber sido amigos por décadas eluden mi mirada, seres que hacen como que nunca me conocieron, o entes que me encuentran en la calle y creen que somos amigos de toda la vida.

Fue así que hace 8 años, estando sentada en el salón del club Social Miraflores, asistiendo a un Recital de Poesía, empecé a escuchar a mi lado izquierdo, la voz de una dama, quien no me dijo que se apellidaba Palma, quien no cesaba en decir que era poeta, que había publicado varios poemarios, y prácticamente me los colocó sobre mis piernas, insistiendo que los lea y que se los compre, yo varias veces hice el gesto de silencio, empleando mi dedo sobre mis labios, pero la tipa no se callaba,

En un instante inesperado, una mujer sentada delante de la señora Palma, se volteó y me dio un fuerte golpe en la rodilla, diciendo, con un alto tono de voz: “cállate”, cuando yo nunca había hablado.





Esa actitud agresiva me mortificó, la primitiva acción de esa mujer, denotaba su carácter, ya que nunca se solicita el silencio con un golpe.

Además, su actuar, demostraba ser una mujer agresiva y violenta, y lo peor, que lo hacia la persona equivocada, porque la que hablaba estaba sentada justo detrás de ella.

El mayor problema es que yo tengo una herida en esa rodilla, por un antiguo problema de un derrame del liquido sinovial, por efectos de mis antiguas practicas de básquet, por lo cual no puedo arrodillarme, sin sentir malestar; y aquel golpe inesperado, me causó un gran dolor.

Al culminar el evento, me acerqué a la violenta, para inquirir el por qué de ese comportamiento, cuando yo no estaba hablando, además que el silencio no se consigue con golpes, pero la neurótica, insistió en asegurar que era yo la que hablaba, con una voz intimidatoria, por lo cual me alejé.

Transcurrieron los meses, y volví a ver a aquella mujer, en una actividad sobre el Distrito de Barranco, cuando la expositora, invitó a participar con preguntas o inquietudes al público, yo empecé a hablar sobre los cambios en la fisonomía del distrito, refiriéndome a la destruida Laguna y el Centro Cívico, sugiriéndoles que quizá podríamos hacer algo para recuperarlos; justo en ese instante, la neurótica me interrumpió, insistiendo que ya me calle, que parecía un monólogo, y que yo no tenía la exclusividad de la palabra, ignorando que antes de mi participación habían hablando al menos otra media docena de personas.

Los asistentes de la sala, se mantuvieron en silencio, pero la anfitriona supo responder, argumentando que siendo yo una ciudadana barranquina, era normal que me preocupara de un tema que estaba mortificando a los vecinos desde hacía muchos años, por ello me invitó para que culmine con mi comentario.




Ese día descubrí que la neurótica dice ser nacida en la argentina, se llama Ana María, y se presenta como médico y poeta. 

Por los antecedentes, es difícil creer que sea médico o poeta, porque ellos son seres con una actitud muy serena y pasiva, diferentes a ese actuar, por lo que decidí mantenerme lejos de ella.

Sin embargo, las actividades poéticas me hicieron coincidir con la neurótica, en distintos escenarios, y hasta inclusive captarnos fotografías juntas, aunque yo hacía a lo imposible para evitarlo, los anfitriones tendían a colocarnos juntas, aunque en todas las oportunidades, yo no la miraba y menos saludaba, primero por su actitud agresiva, y luego porque nadie nunca nos había presentado.

Pensé, mientras esté lejos, mejor para mí, pero hace unos sábados sucedió algo totalmente incomprensible.

La Universidad de Piura, en su sede en Miraflores,  desarrolló un evento cultural, donde se realizarían diversas actividades sobre historia, idiomas, gastronomía, vintages, poesía, micro relatos, entre otros temas.

Me inscribí en las actividades de micro relatos y poesía, asignándome el horario de las 6 y 7 de la tarde respectivamente.

Ya en el salón de los micro relatos, me acerqué al moderador, para informarle que me habían asignado ese horario, y que para contar mis micro relatos, previamente debía informar a la audiencia sobre mis antecedentes.

Inicié mi presentación diciendo que desde hace 24 años administro el club de fans de Star Trek, con mi hermana Jacky, realizando actividades sobre Viaje a las Estrellas, Ciencia Ficción, Fantasía y Horror, y que en ese momento relataría tres historias sobre los Eventos Paranormales como efecto de la Batalla de Miraflores.

A los 30 segundos de iniciarlo, me percaté que la neurótica estaba entre la audiencia, la cual interrumpió mi presentación diciendo más o menos estas palabras: “que haces ahí parada”, “yo te conozco como poeta”, “tú no tienes nada que hacer ahí”, “yo sé que eres poeta no narradora”.

Yo traté de continuar con mi relato, pero la neurótica seguía hablando, “nadie entiende lo que dices”, y otras frases poco comprensibles, ante esa actitud, me dirigí al moderador, para preguntarle si esa señora iba continuar interrumpiéndome todo el tiempo, por ello le dije: "¡por favor modere!", ya que así no podía continuar.


Pero el moderador se quedó callado, parecía asustando, actitud que demostraba que no era la persona idónea para dirigir ese evento, mientras la mujer trastornada continuaba hablando en voz alta palabras que insistían en que me debía retirar, porque yo no tenía nada que hacer ahí, y frases por el estilo.

Ante la indiferencia del moderador, y la continua falta de respeto de esa mujer ignorante, decidí seguir relatando la historia,  que se inició en la década de 1950, en la zona cercana al Ovalo de la Av. Pardo, cuando un niño veía a un soldado con ropa del siglo XIX, parado cerca al jardín, y que 50 años después, el ahora adulto, continuaba viéndolo.

Empecé con el segundo relato, identificando que se trataba de un extraño suceso que ocurría en la esquina de la Av. Benavides y la calle Ramón Ribeyro en Miraflores, pero la neurótica, interrumpió con estas palabras: “¿Cuál es el título?”,  respondiéndole “Un haz de luz”.


Al culminar ese micro relato, continúe con el tercero, titulado “Una niña vestida de blanco”.

Al culminar mi participación, la intensidad de los aplausos fue muy distinta a la de los demás participantes, lo cual me alegró, pues fui la única de todos los participantes, que transmitió los micro relatos sin necesidad de leer, mirando a los rostros de cada uno de los asistentes.

Ello se debe a que antes de cualquier presentación, yo me aprendo de memoria aquello que voy a relatar, porque me parece una falta de respeto "esconder su rostro leyendo" en un cuento tan breve.

Al regresa a mi asiento, escuché con atención a los siguientes participantes, pero debí retirarme, pues pronto debía participar en la actividad de poesía.


¿Por qué de este artículo?

Escribo este artículo, como medida de seguridad ante la constante agresión de aquella mujer neurótica, considero que su actitud agresiva, grosera, déspota e ignorante, es un peligro para mi integridad.

No comprendo, por qué la neurótica insistía, que una persona que escribe y recita poemas, no puede ser también relatora de historias de ciencia ficción, cuando en el medio local, he ofrecido decenas de entrevistas a los medios de prensa nacionales e internacionales desde el año 1993, hablando sobre la ciencia ficción.

Obviamente esa mujer ignora que debido a nuestra persistencia (que incluye a mi hermana Jacky), se abrió el camino para la difusión de la literatura nacional de ciencia ficción. Gracias a la constancia y continuidad de nuestras actividades culturales y recreativas sobre este género de la literatura.

Espero que este articulo, aleje de mi vida a esa neurótica, ya una vez me golpeó, y otras dos veces me faltó el respeto, ojalá que pronto sea internada en un centro de rehabilitación para orates.





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